Bendita Filmoteca Imprescindible: "Fresa y Chocolate" (1993)

por © Cris F. Fimia-NOTICINE.com
"Fresa y Chocolate"
"Fresa y Chocolate"
La pasada semana, comenzamos esta nueva sección hablando de "Regreso al futuro/ Volver al futuro / Back to the future", de Robert Zemeckis (1985). Pues bien, en esta ocasión viajamos de la ciencia ficción a la cruda realidad. Demos su merecido homenaje a la enorme película cubana de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, "Fresa y Chocolate / Strawberry and Chocolate".

Hay cintas que marcan un punto y aparte por la cantidad de audiencia que logran. Otras, por las técnicas utilizadas según la época en que nos encontremos. La de hoy, es una historia que marcó un antes y un después en toda una época.

Estamos ante una película que logró hacer grandes cosas por la sociedad. Un film que dio visibilidad a un tema tabú por aquellos tiempos, que aún hoy continúa levantando reticencias entre los más conservadores y que logró remover algo en la conservadora sociedad cubana. Supuso por tanto, un antes y un después, supuso una vuelta al mundo en lo que a cine cubano respecta. Supuso un acontecimiento en cuanto a su temática. Y supuso, sobre todo y ante todo, supuso que se visibilizara a un colectivo que hasta ese momento, en la isla socialista no era bien visto.

No vamos a ser idealistas y pensar que un film puede cambiar el mundo, pero sí ser realistas y comprobar como unas escenas pueden ser capaces de transformar la conciencia colectiva de todo un pueblo, es más, hacerlo dando la vuelta al mundo. Pero sobre todo, hoy hablamos de un film que ante todo y por encima de todo, habla de libertad, pero LIBERTAD con mayúsculas.

Por orientar un poco al espectador y ofrecerles algún dato técnico, "Fresa y chocolate" es un largometraje cubano de 1993 codirigido por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío de Coproducción cubano / española / mexicana; representa un icono del colectivo LGTB en el cine, y se trata de una de la primeras cintas sobre este tema en el Caribe.

Grandes actores como Jorge Perugorría, Vladimir Cruz y Mirtha Ibarra, protagonizaron una historia que hoy más que nunca, debe ser reivindicada por lo que supone. Dicho lo cual, empecemos con los datos más curiosos que la rodean.

No vamos a desvelar mucho sobre la trama, pero como se puede comprobar por el título, la película habla de variedad, de gustos, de elección: una magnífica forma de jugar con el sentido real y el figurado. Se contrapone así a un David revolucionario y comunista, frente a la figura de Diego, un tipo gay y de ideología totalmente opuesta.

Como siempre, comenzaremos con la idea. ¿Cómo surgió? En este caso, la inspiración llegó de la mano de un cuento de Senel Paz "El lobo, el bosque y el hombre nuevo". Si hacemos un poco de memoria, debemos retroceder hasta 1990, año en que Senel Paz gana el Premio Juan Rulfo, otorgado por Radio Francia Internacional, por este cuento; así que poco después, sería el propio escritor quien adaptaría el guión.

Un estreno revolucionario

En diciembre de 1993, llega el estreno de la cinta en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. Significa una auténtica revolución. A lo largo de casi diez minutos el público del Teatro Carlos Marx, que tiene 3000 butacas, aplaudió enloquecido en pie, recibiendo después ni más ni menos que ocho premios, incluidos los más importantes como mejor película, director, actor principal, actriz secundaria e incluso el de la crítica.

Pero los premios no acabaron ahí. En febrero de 1994, llegó el turno del Festival de Berlín, donde consiguió el Premio Especial del Jurado. Así, fue dando la vuelta al mundo, acumulando estatuillas internacionales hasta lograr algo hasta ese momento impensable: su nominación al Oscar como Mejor Película Extranjera a principios de 1995. Esto ya suponía un hito de por sí, pues por primera y única vez hasta hoy la Academia de Hollywood consideraba el poder conceder un Oscar a un film cubano.

Entonces llegó a España y se hizo con el Goya al mejor largometraje extranjero de habla hispana en la edición celebrada el 21 de enero de 1995.

La historia se convirtió así en un emblema no solo del cine gay o de la libertad sexual, sino en icono de la libertad, del respeto y de la amistad entre personas diferentes.

Jorge Perugorría, que encarnó un enorme papel, se lanzó desde aquel momento a la fama internacional al igual que ocurriría con Vladimir Cruz, que a día de hoy continúan siendo grandes amigos.

Dos décadas después, llegaría la obra teatral. Por lo que una historia que comenzó como cuento, se transformó en película y a su vez esta en teatro, maravillando allá a donde llegaba.

La crítica se rindió ante la ella, con enormes adulaciones desde medios como El País, Fotogramas e incluso en el Financial Times. En la web Rotten Tomatoes obtiene una calificación de "fresco" para el 80% de los críticos y el 84% de los usuarios de la página.

Pero, como se imaginarán, no todo fue un camino de rosas, a pesar de lograr que se exhibiera en los cines (el propio equipo contó en numerosas ocasiones, que dudaba si conseguiría llegar a éstos) la censura cubana tardó catorce años en permitir su emisión en televisión.

En cuanto a los múltiples símbolos que encontramos en el film, referentes tanto a la política del país, como a la libertad / censura del mismo, el gran protagonista fue como no, el helado, pues por aquellos años, el helado de fresa era uno de los símbolos que identificaban a los homosexuales. El abrazo final de Diego y David representa muchas cosas; especialmente, la pena que acompaña a toda despedida, pero también y por encima de todo que la amistad y el compadreo es posible entre todo tipo de personas, por muy diversos que sean sus intereses.

Se aprovechó la ocasión del rodaje para mencionar a grandes figuras que habían batallado en defensa de la homosexualidad, sobre todo José Lezama Lima y el "almuerzo lezamiano" que Diego muestra a David en una maravillosa secuencia de la película.

El presupuesto con que se contó fue bajo; se decía que el equipo bromeaba con la idea de que debería haberse llamado "O fresa o chocolate", porque no estaba Cuba para comer de los dos. Con ese humor, una inteligencia mordaz y unos actores brillantes, se logró de la mano de la adaptación de Paz un regaló para la filmografía mundial.

Desde su llegada y hasta nuestros días, la película ha tenido éxito por donde ha pasado, recibiendo homenajes y conmemorando sus diferentes aniversarios. En 2013, el Festival CIBRA de Toledo, acogió de hecho, el homenaje por su 20 aniversario.

No podía faltar nuestro peculiar camino a los lugares míticos del rodaje para los lectores más viajeros y en este caso, gana por goleada la Heladería Coppelia, en la que se filmó la primera escena del film, que se ha convertido en un lugar muy visitado entre los fanáticos del cine. Así que ya saben, si tienen el gusto de pasear por La Habana, puede probar uno de sus famosos helados, o dos… Fresa y chocolate.

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