Bendita Filmoteca Imprescindible: "Un perro andaluz" (1929)

por © Cris F. Fimia-NOTICINE.com
"Un perro andaluz"
Hemos entrado esta semana en la década de los veinte. Parece mentira echar la vista atrás y darse cuenta de que ha pasado ya un siglo de esos años locos. Por todo ello, he querido recordar un clásico entre los clásicos: "Un perro andaluz / Un chien andalou" (1929), una cinta de Luis Buñuel y Salvador Dalí, considerada como una de las grandes obras de los inicios del cine, sino la mejor. Una obra englobada en el género surrealista, atrevida, que en los primeros años de las imágenes en movimiento, logró apagar ese botón del cerebro para dejarse llevar por el subconsciente y soñar.

No me atrevo a dar porcentajes porque no soy estadista, pero apostaría bastante a que la mayoría de la población actual no ha dedicado los 16 minutos que dura (-originalmente-) esta película / cortometraje a contemplar algo que cautivó París a finales de los años 20.

La idea surge basada en sueños de Luis Buñuel y Salvador Dalí, y para que se hagan una idea, fue realizada con las 25 000 pesetas que la madre del primero les prestó para expresarse y que se ha convertido en una de las obras por antonomasia del cine mundial.

Nace así este corto franco-español que en sus orígenes era mudo y tenía una duración como ya se ha comentado de 16 minutos. Posteriormente, con el paso de los años, fue sufriendo modificaciones; por ejemplo, en la versión de 1960, se incorporaron los motivos de Tristán e Isolda de Richard Wagner y un tango.

Mientras Buñuel tenía miedo a la reacción del público y acudió a su primera exposición con los bolsillos cargados de piedras por si la cosa se ponía fea, su película onírica cargada de hormigas, burros putrefactos, y la gran imagen por excelencia de ese ojo cortado a la mitad, lejos de ello, se convirtió en influencia para películas de grandísimos directores como Alfred Hitchcock, Jonathan Demme o David Lynch; que fascinó a enormes artistas como Man Ray o Philippe Halsman. Una película que se desarrolló gracias a la locura mientras dos cuerdos con mentes privilegiadas juntaron planos increíblemente modernos para la época. Algo que incluso hoy con un ordenador, un buen editor y programas de efectos especiales podría haber sido la cumbre de la vanguardia, este par de artistas lo logró con pocos medios y mucha ilusión.

Para aquellos que no la hayan visto, no sale ni perro, ni andaluz, si bien es sabida la polémica en torno a dicho título, toda vez que Lorca se sintió aludido y muchas son las teorías al respecto.

Mientras el líder del surrealismo, André Breton, había rechazado el tinte supuestamente surrealista de otras obras como ¨La coquille et le clergyman¨, de Germaine Dulac, no dudó en calificar ¨Un perro andaluz¨ como el surrealismo cinematográfico en estado puro, lo que supuso la llave para que Buñuel y Dalí se convirtieran en miembros de pleno derecho del grupo de los surrealistas.

Son los años veinte, periodo de entreguerras y un París plagado de artistas revolucionarios que huyen de la situación rusa y de los inicios de una Alemania más radicalizada por momentos, entre los que poco a poco encontraremos a muchos de nuestros grandes genios.

En este ambiente, y con un rodaje que duró quince días, la cinta logró ser exhibida durante nueve meses en el Studio 28 de París.
Caracterizada por un tiempo no lineal, y un guión considerablemente inconexo dado el terreno onírico en que se basó (-sin olvidar en todo este asunto la influencia de Freud en ambos artistas-), logró convertirse en una película que hacía preguntarse al espectador si era necesario comprender o simplemente dejarse llevar.

No puedo hablarles demasiado sobre las escenas más famosas que se rodaron, ni de los múltiples símbolos que aparecen en ella; porque hoy, en pleno siglo XXI, odiamos los spoiler y 16 minutos de duración de esta obra de arte, dan para hacer muchos con muy pocas explicaciones.

En cuanto al reparto, además de Dalí y el propio Buñuel, encontramos a Pierre Batcheff, Xaume Miratvilles, Fano Messan, Robert Hommet y Simone Mareuil. Desgraciadamente, los actores protagonistas de la historia Pierre Batcheff y Simone Mareuil tuvieron el mismo final: ambos se suicidaron.

Pero a lo largo de los años, muchas y muy variadas han sido las anécdotas que han ido surgiendo alrededor del film. Por ejemplo, en el año 2006, para las noches de terror de los estudios Universal se proyectaron algunas imágenes de ¨Un perro andaluz¨. Stan Laurel y Oliver Hardy incluyeron en ¨Wrong Again", un caballo y un piano, rememorando así a ¨Un perro andaluz¨. Pero no solamente en el cine: en su gira de 1976 David Bowie proyectaba este corto para abrir los conciertos y ¨The Pixies¨ hizo referencia a la obra de Buñuel y Dalí en su canción ¨Debaser¨. Asimismo, el plano final de los dos amantes enterrados en la arena está conectado con el ¨Duelo a garrotazos¨ de Goya y con el ¨Ángelus¨ de Millet, y podemos verlo tanto en cuadros de Dalí como en ¨Viridiana¨ y ¨Belle de jour¨ de Buñuel.

Para nuestros viajeros, en esta ocasión, y dado el carácter surrealista de la cinta, resulta más complejo trasladarse físicamente a los escenarios de la misma. Pero destacan París, donde se rodó y España, origen de Luis Buñuel. Hoy existe el Liceo Luis Buñuel, instituto de cine parisino inundado del espíritu del gran maestro que le da nombre y es en gran parte a esta enorme obra cinematográfica. En España, Andalucía acoge diversos bares y cafeterías con el nombre de Un perro andaluz, rindiendo homenaje a la misma.

En una ocasión, Buñuel dijo: "Dadme dos horas de actividad al día y me pasaré las veintidós restantes soñando". Pues soñemos aprendiendo de sus sueños y la realidad será un poco menos real y un poco más emocionante.

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