Bendita Filmoteca Imprescindible: "El gran dictador / The Great Dictator" (1940)

por © Cris F. Fimia-NOTICINE.com
"El gran dictador / The Great Dictator"
"El gran dictador / The Great Dictator"
En un periodo histórico extremadamente complicado, un británico afincado en Estados Unidos, se enteró de que un tal Adolf Hitler, que comenzaba a imponer el antisemitismo y la tiranía por Europa y que llegaría hasta límites insospechados y él compartían estatura, complexión y hasta bigote.

Decidió enfundarse un uniforme, y convertirse en el líder de "El gran dictador / The Great Dictator", en ese que por más años que cumple, más de actualidad se encuentra. He ahí la paradoja. He ahí la magia de una cinta que se puede ver mil veces y otras mil veces más y seguirá siendo igual de necesaria.

Cuando la película comenzó a producirse en 1937, no estaba aún extendido el miedo al nazismo. A día de hoy, pleno año 2020, está de actualidad el tema, en esta convulsa época que vivimos en que florece el germen de la ultraderecha nuevamente. Resurgen temas tan dolorosos como el Holocausto o la barbarie llevada a cabo en nombre del nazismo.

Encontramos en las salas de cine películas como "Jojo Rabbit" o "Mientras dure la guerra", que nos recuerdan que nada es lejano y menos algo que vivieron nuestros abuelos. El fantasma continúa y nunca está de más rememorar a aquellos que se atrevieron a desafiar al poder y al miedo.

En definitiva, el señor Chaplin logró rodar la que para mí, es la mejor escena de la historia del cine, con un tirano que goza como un niño mientras sostiene en sus manos un globo terráqueo. Como curiosidad, era una copia de una película doméstica que había filmado años atrás. Bárbaro Chaplin. Poco necesitaba para maravillar al mundo entero.

Discursos alocados, a base de un lenguaje inventado (salvo la propaganda para la que se empleó el esperanto), imitando los tonos sobrios del alemán (y que lo único real de éste eran palabras sueltas y sin sentido alguno), y el resultado una película que estuvo prohibida en España hasta que Franco había ya muerto, concretamente en 1976, o en Italia hasta 1946 (no olvidemos que había un "guiño" a Mussolini). Ocurrió lo mismo en varios países latinoamericanos en los que había movimientos activos de simpatizantes nazis. Sin embargo, cuando fue estrenada en Francia en 1945, se convirtió en la película más vista del año, con 8 1280 553 entradas vendidas.

Y lo hizo con el tremendo convencimiento de la lucha por la civilización y el respeto. El gran genio del cine mudo, ese que había prometido con la llegada del cine sonoro que su Charlot nunca diría nada porque no tenía nada que decir, tomó las riendas de la historia y viendo desde la distancia acontecimientos que se venían sucediendo en el Viejo Continente ante la pasividad de países como Estados Unidos, cambió de idea; o al menos sintió que era el momento de hacer un cambio: merecía la pena un discurso oral. No es Charlot el que protagoniza esta cinta, aunque en parte por las similitudes con el barbero judío, no deja de serlo.

Así que ya a finales de los años 30 empezó a desarrollar una idea basada en la denuncia social a través de la parodia. Sería tachado por ello de comunista aunque siempre se ha rumoreado que Hitler pidió una copia para verla a solas y Chaplin al enterarse, declaró que habría dado cualquier cosa por ver su cara mientras la veía.

Chaplin acudió junto a René Clair al MOMA de Nueva York, donde exhibían un pase de "El triunfo de la voluntad". Claire salió con malas sensaciones sobre el documental, pero a Charlie le hizo gracia el perfil cómico de Hitler. Tomó nota de lo que estaba ocurriendo realmente en Europa. Tocaba un largo camino que recorrer hasta llegar a su destino: nueva película de crítica social. Si bien era un genio en este ámbito, solo hay que recordar "Tiempos modernos", este reto era evidentemente mayor y se enfrentaba a un rechazo y al ostracismo profesional.

Y una de las primeras complicaciones llegó de la mano de sus compatriotas. El gobierno británico se encargó de darle un toque y le dijeron que no se estrenaría en su tierra. Ya ven que no fue impedimento alguno.

Siguió adelante y para la preparación del papel, Chaplin tuvo que ver discursos y discursos de Hitler. Y después de estudiar el personaje ampliamente, diría de Hitler que era "uno de los más grandes actores que había visto nunca".

De hecho, y curiosamente, Hitler era un ferviente admirador del artista, llegándole incluso a considerar "el mejor actor del mundo". Claro que eso fue hasta que nació "El gran dictador" y lo identificó con esos judíos que tanto odiaba.  Se rompió el idilio.

Desde aquel momento, todas las cintas de Charlie Chaplin ya fueron prohibidas en la Alemania nazi debido a la creencia errónea de que era judío.

Años más tarde, en una autobiografía que publicó en 1964, Chaplin comentó que nunca habría llevado a cabo la filmación si hubiera sabido el calibre real del sufrimiento recluido en los campos de concentración.

En un comienzo, decidió que se llamaría "The Dictator" ("El dictador"), pero Paramount le amenazó un poquito con una multa de veinticinco mil dólares porque ellos ya habían registrado ese título para la adaptación de un libro homónimo de Richard Harding Davis y cuya historia no guardaba ninguna similitud con la del cómico británico.

Como consecuencia, la palabra "gran" vino de perlas para evadir a la Paramount, y de paso para ironizar más si cabía con el protagonista del film; aun así, en algunos países sí se conservaría idea de origen: "Le Dictateur" en Francia, o "Diktaattori" en Finlandia.

El 15 de octubre de 1940 se estrenaba en Nueva York una película que sin augurarlo haría historia. Hasta aquel momento, hubo un corto anterior en Hollywood que parodiaba a Hitler: el cortometraje "You Nazty Spy!", de Los Tres Chiflados, que se estrenó en enero de 1940.

Hasta aquí hemos llegado. Mucho más podríamos decir sobre la película, pero nada más diremos. Es más, hoy no hablemos de viajes.
Dediquémonos a ver, a mirar y a disfrutar la cinta en su plenitud y a comprobar lo que existe a nuestro alrededor, porque un mensaje tan profundo siempre será eterno, jamás caduco y porque no hay que ir muy lejos para observar si hay respeto, libertad y ánimo de convivencia.

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