Samu Fuentes, director de "Bajo la piel del lobo": "Hubo una predisposición plena de Mario Casas"

por © Ana Moreno-NOTICINE.com
Samu Fuentes, con Mario Casas
El guionista y director Samu Fuentes ya tiene en los cines españoles su primer largometraje de ficción, "Bajo la piel de lobo", protagonizada por Mario Casas. En palabras del propio asturiano tras esta película se encuentra ahora mismo "trabajando con dos guiones, uno que tenía de antes y otro que estoy ahora inmerso en él, incluso un tercero que me apetece mucho, pero que está de 0 ahora el empezar". Antes de entrar en el mundo de la ficción, el cineasta tenía experiencia con los documentales, "ya había hecho un documental hace tiempo sobre un centro de menores, 'Miraflores', y había muchas cosas que no podías contar por la ley del menor. Entonces el documental lo afrontamos desde como el espejo que son los educadores. Pero hay historias que yo creo que merecen ser contadas muy interesantes y sí me planteaba hacer algo de ficción relacionado con eso", comenta también al hablar sobre futuros proyectos.

- "Bajo la piel de lobo" es algo diferente a lo que se suele ver en el cine español, ¿cómo resumiría usted su película?
Bueno es una película un poco distinta por el tema de la importancia que tiene el sonido, la ausencia de muchos diálogos, la fotografía también es un personaje más, la naturaleza. Habla un poco de la confrontación entre lo que entendemos por civilizado y el mundo salvaje. Y tiene algo la película en esa segunda parte, también lo tenemos planteado desde guion, con "La bella y la bestia", pero no tiene un desenlace tampoco igual.

- Como usted ha dicho, el film prioriza el sonido y la fotografía frente al diálogo de los personajes, ¿cómo es trabajar desde esta perspectiva?
Supone una puesta distinta, hay que hablar mucho tanto con Eva Valiño de sonido como con Aitor Mantxola de fotografía de qué es lo que quieres contar y transmitir con la película. Esa puesta que no queremos que sean diálogos explicativos sino que el espectador pueda conectar sensorialmente con los personajes, en el guion eso estaba también y es muy importante, no queremos que sea una película de buenos ni de malos, sino que el espectador saque sus propias conclusiones, incluso en algunos momentos unos personajes te puedan parecer buenos y luego a lo mejor no lo son tanto o al revés. Un poco como el título de la película.

- El rodaje se ha desplazado a localizaciones en el norte de España, ¿ha habido dificultad a la hora de grabar?
Tenía dificultad de que son muchos exteriores en la película y lo que dicen siempre, que hacer una primera película intenta que sean interiores, que no sea una película de época, que no haya animales, que no sean actores muy conocidos, y tuvimos todos los ingredientes. La naturaleza sí que es un elemento más, pero queríamos que fuera una naturaleza dura, salvaje, seca, en estado natural, valga la redundancia, y huír de la postal paisajística. Fue fácil porque tuvimos mucha suerte, teníamos 6 semanas de rodaje sí o sí, estaba todo muy milimetrado y estábamos un poco en manos de la climatología.

- ¿Cómo ha sido trabajar con actores de la talla de Mario Casas, Irene Escolar y Ruth Díaz?
Un placer la verdad porque los tres entraron en la película por el guion, más allá de por la parte contractual, sino porque les interesaba el guion y los personajes, y eso siempre se nota luego también. Hubo una predisposición plena con Mario Casas y los demás, fue muy fácil, no hicimos ensayos al uso, de sentarnos en una sala y hacer las secuencias, sino que nos sentamos con el guion y hablamos mucho de qué piensan los personajes aquí, qué información tiene uno, cuáles son los subtextos del personaje en determinada secuencia y entonces llegó todo muy fresco al rodaje.

- ¿Cómo surgió en usted la idea de convertir esta historia en un largometraje de ficción?
La idea salió por azar yendo un día con unos amigos de monte en Ponga, Asturias, llegamos a un pueblo que estaba abandonado, comido por la maleza y un amigo de los que venía sabía la historia de un personaje que había vivido allí que se llamaba Martinón a finales del siglo XIX, que había comprado una mujer en aquella época en otro pueblo lejano y la había llevado con él a vivir ahí. La mujer enfermó y murió, y coincidió un invierno muy duro, por lo que no pudo bajarla a enterrar al pueblo, entonces la enterró donde vivía, pero por la noche venían los lobos a desenterrar la carne y tenía que retirarla y guardarla en casa por las noches. Yo quedé un poco impactado con la historia y entonces pensé en hacer un documental porque había gente que lo conocía, estaba el espacio, el pueblo abandonado que tenía mucho romanticismo. Pero luego empecé a dar vueltas y saqué el potencial dramático fuerte y empezó a hacerse realización.

- ¿Cómo ha sido la experiencia de su primer largometraje?
Fue una experiencia muy buena, estuve muy tranquilo en el rodaje porque estaba rodeado de un equipo técnico y artístico muy implicado, el ambiente del rodaje fue fenomenal y eso siempre repercute en la película. Tener a profesionales de la calidad de Aitor Mantxola, de Eva Valiño, de Karmele Soler con el maquillaje, Antxon Zabala ayudante de dirección, que tiene una experiencia increíble, entonces eso ayuda a que estés tranquilo y te puedas centrar en la película. Sabes que puedes delegar y confiar en esa gente. A parte para mí era muy importante implicarlos en la parte creativa tanto a Eva como a Aitor sobre todo, decirles lo que yo quería, transmitírselo, que ellos me aportaran ideas y luego yo tener la decisión de si lo veo o no, que es muy buena la comunicación, pero sí que no sean meros técnicos, sino que también tengan esa parte creativa que hay que sacarla.

- ¿Cómo cree que será la reacción del público?
Me gustaría que el público entienda la puesta de intentar transmitir con imágenes, con emociones, con la música, con el sonido y la fotografía, cosas que no siempre, es un medio audiovisual, pero no tiene por qué los diálogos explicarte todo. Entonces un poco la puesta distinta al gran público en general. Pero yo estoy muy sorprendido por la acogida que tuvo por ejemplo en Sevilla y en Gijón, la gente que son público normal de cine, que no son ni críticos ni tal y que entendieron muy bien la película, les gustó. Días después también me mandan mensajes para comentarme cosas de la película, o sea que había dejado poso la película en ellos, y muchos me decían que querían volver a verla.

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