Patina Coixet en la última y prescindible jornada competitiva de Cannes

por © E.E. (Cannes)-NOTICINE.com
Tsai Ming-Liang, entre Fanny Ardant y Jean-Pierre Leaud (Reuters)
Tsai Ming-Liang, entre Fanny Ardant y Jean-Pierre Leaud (Reuters)

La ambiciosa "Mapa de los sonidos de Tokio", de Isabel Coixet, segunda cinta española en la carrera por la Palma de Oro en Cannes 2009, no logró interesar a la audiencia, casi exhausta después del atracón de 10 intensas jornadas de proyecciones competitivas, y ha sido descartada por todos para el palmarés de este domingo. Aún más irritante resultó la segunda cinta sabatina, la franco-taiwanesa "Visage", de Tsai Ming-Liang, un esteticista, pretencioso y vacuo presunto homenaje a Truffaut y la "Nouvelle Vague". En las quinielas para la Palma tres nombres sobresalen, los de Michael Haneke ("Das weisse band"), Pedro Almodóvar ("Los abrazos rotos") y Jacques Audiard ("Un prophète").

La catalana Isabel Coixet no ha debutado con buen pie en la Croisette. Hasta ahora sus películas habían sido presentadas en Berlín o Venecia, con buena acogida en general, pero no así en el considerado festival más importante del mundo. Este tardío y fallido "descubrimiento" hace bastante difícil un idilio Coixet-Cannes. "Mapa de los sonidos de Tokio", filmada en la capital nipona, con Sergi López y Rinko Kikuchi (la candidata al Oscar por "Babel", de González Iñárritu), convertidos en un vendedor de vinos español y una asesina a sueldo con doble vida como pescadera en un mercado, no logró emocionar y menos cautivar a crítica y público. Sus personajes rozan a ratos lo increíble, con unas relaciones un tanto rocambolescas fruto de un guión menos trabajado que previas interesantes cintas de la autora de "Mi vida sin mí".

Embarrancada en su admiración por la cultura y la vida en Japón, Coixet parece haber dejado en un segundo plano la íntima y realista emotividad de sus cintas precedentes. Por supuesto sus obsesiones personales siguen estando presentes en "Mapa de los sonidos de Tokio": la muerte, el destino, las dificultades de relación... pero en aras de la sofisticación la cineasta catalana se ha complicado la vida hasta perder el control de su historia y el concepto de lo dramaticamente creíble. Se agradece, eso sí, que haya sido más atrevida en un erotismo tan necesario como el que no mostró en "Elegy" (posiblemente por las presiones propias de un trabajo de encargo en Hollywood).

Si la Coixet decepcionó, Tsai Ming-Liang indignó y causó una nutrida huída por los pasillos camino de la alfombra roja. Como hemos visto este año en Cannes, las productoras francesas han sucumbido a los encantos orientales, hasta el punto de que el mismísimo Museo del Louvre se convierte en escenario y cofinanciador de "Visage" (rostro), en la que Ming-Liang, dice querer homenajear a una "Nouvelle Vague" y a un François Truffaut (en el reparto están algunos de sus actores fetiches) que debió revolverse de incomodidad e indignación en su tumba.

En un fenómeno varias veces repetido este año, las imágenes se imponen sobre la historia (aquí casi inexistente, sin apenas diálogos), y su ocasional belleza -que la hay en "Visage"- no justifica más de dos horas de permanencia en la butaca. No ha brillado la cosecha de los cineastas orientales este año en Cannes, y la cinta de Tsai Ming-Liang ha podido ser la más indignante.

Todas las miradas se dirigen ahora hacia la villa en los alrededores de Cannes donde se reunían los integrantes del jurado mayoritariamente femenino que preside la actriz Isabelle Huppert. Cualquiera en el trío de favoritas sería una digna ganadora de la Palma de Oro. Haneke y su drama sobre la incubación de la serpiente nazi "Das weisse band" se perfila como la preferida de la crítica internacional, mientras que la francesa se decanta por el drama carcelario de Audiard "Un prophète".

En medio queda Pedro Almodóvar, cuya "Los abrazos rotos" está a punto de obtener un premio que no se dilucida aquí, sino en las salas francesas donde se estrenó el pasado miércoles justo después de proyectarse en Cannes: apunta a encabezar la recaudación de este fin de semana, al menos en su día de debut fue la más vista en París. Hasta la prensa francesa ha entonado un cierto mea culpa por un festival que hasta el momento sólo le ha dado premios de consolación, y ello con películas en nuestra opinión más interesantes que el que protagonizan Penélope Cruz, Lluis Homar y José Luis Gómez. Puede que "Los abrazos rotos" se lleve paradójicamente esa Palma de Oro que merecieron más otros de sus films aquí estrenados, pero para eso tendremos que esperar a que pasen las 8 de la tarde de este domingo.