Desequilibrios en Venecia con Oliver Stone/Hugo Chávez y Rivette
- por © E.E. (Venecia)-NOTICINE.com
Mientras la mayor parte del mundo odia los lunes, Marco Müller, director de la Mostra de Venecia, ha querido mantener al personal ocupado al empezar la semana para tener reales preocupaciones. Desde el punto de vista mediático, dos pesos pesados fuera de concurso: el documental hagiográfico sobre el presidente venezolano Hugo Chávez Frías, firmado por Oliver Stone, y el film de Steven Soderbergh, basado en hechos reales, "¡El soplón!", con un Matt Damon pidiendo a gritos una nueva nominación al Oscar, y en la competencia por los Leones, el veterano y plumbeo Jacques Rivette y un pretencioso film cingalés, "Ahasin Wetei" (Entre dos mundos), de Vimukthi Jayasundara. ¡Socorro!!!!...
En un sentido propio y no político de la palabra, el documental de Stone sobre Chávez, su revolución bolivariana y los nuevos regímenes progresistas de América del Sur, es reaccionario. Obedece a la manipuladora desinformación de los medios derechistas norteamericanos que han puesto -con la Fox News a la cabeza- cuernos y rabo al presidente venezolano. Es una reacción, una respuesta a esa imagen de dictador bananero que le han colgado a Chávez, exagerada, falsa y lastrada por obvios intereses político-económicos.
"Al sur de la frontera", como se llama el nuevo film documental del autor de "Comandante", cae sin embargo en un tono parecido al de los enemigos mediáticos de Chávez, sólo que de sentido justamente contrario. El dirigente bolivariano ha cambiado la faz de Suramérica, es un hombre providencial, un justiciero, cuyos errores (que apenas se citan) quedan empequeñecidos por sus logros. Como ya le pasó con Fidel Castro (aunque luego le obligaran a hacer un segundo film que recogía reacciones de opositores al régimen cubano), es tanta la admiración que siente Stone por su protagonista, el cual no quiso finalmente perderse el estreno oficial de la cinta en Venecia, que olvida cualquier atisbo de sentido crítico.
En "South of the border", además de mostrar que Chávez no es sólo bueno, pero además simpático, humano y dicharachero, da también voz el realizador norteamericano a los colegas del comandante bolivariano, los presidentes de Brasil, Ecuador, Bolivia, Argentina, Paraguay... para demostrar que Chávez no está solo y que lo que ha pasado en estas últimas dos décadas en América del Sur es el fracaso del neoliberalismo inspirado por EEUU y un avance social de enorme magnitud.
Tuvo aplausos abundantes en el pase de prensa la cinta de Oliver Stone, aunque muchos seguimos prefiriendo sus alusiones históricas cuando pone el talento al servicio de la ficción, más que del documental.
Un gran estudio de Hollywood -la Warner- respalda a Soderbergh en "¡El soplón!", una comedia dramática basada en el caso real de Mark Whitacre, ejecutivo de la gran industria agroalimentaria que acepta convertirse en informante para el Gobierno, que busca cargos por competencia desleal e imposición de precios artificiales contra su empresa. Un Damon en estado de gracia da vida a este a la vez avispado, mentiroso, patán, inteligente y contradictorio personaje, en un film que posiblemente no tendrá éxito por su temática (antes que él no lo han disfrutado otras buenas películas del mismo corte), pero que hará las delicias de un público que no tiene orgasmos ante las explosiones, los superhéroes y los montajes estilo video-clip.
Y frente a estos dos productos como poco interesantes, en el concurso otro día para olvidar rapidamente. "36 vues du Pic Saint Loup" ha aburrido hasta a los críticos franceses... que ya es decir. Jacques Rivette exhibe su peor y más aburrida faceta en un drama de pretensiones poéticas, sobre una equilibrista (Jane Birkin) responsable de un circo sin artistas al que nadie va... salvo un italiano despistado que queda fascinado por la mujer y se convierte, como diría Jacques Brel en "la sombra de su sombra, la sombra de su perro". Aparte de eso, en la hora y media escasa que dura la cinta no pasa nada más.
También es por suerte limitado el metraje de la representante de Sri-Lanka, "Ahasin Wetei", si cabe más pretenciosa que la de Rivette y más vacía de cualquier signo de inteligencia dramática, de la materia prima que debe tener cualquier película, una historia medianamente sólida y que atraiga. Nos pueden acusar de chauvinistas, pero cuesta mucho tragar que el señor Müller considere mejor buena parte del cine que ha seleccionado para luchar por el León de Oro que el que ahora mismo se está haciendo en Iberoamérica, y que tan buen papel está haciendo en las secciones paralelas.
En un sentido propio y no político de la palabra, el documental de Stone sobre Chávez, su revolución bolivariana y los nuevos regímenes progresistas de América del Sur, es reaccionario. Obedece a la manipuladora desinformación de los medios derechistas norteamericanos que han puesto -con la Fox News a la cabeza- cuernos y rabo al presidente venezolano. Es una reacción, una respuesta a esa imagen de dictador bananero que le han colgado a Chávez, exagerada, falsa y lastrada por obvios intereses político-económicos.
"Al sur de la frontera", como se llama el nuevo film documental del autor de "Comandante", cae sin embargo en un tono parecido al de los enemigos mediáticos de Chávez, sólo que de sentido justamente contrario. El dirigente bolivariano ha cambiado la faz de Suramérica, es un hombre providencial, un justiciero, cuyos errores (que apenas se citan) quedan empequeñecidos por sus logros. Como ya le pasó con Fidel Castro (aunque luego le obligaran a hacer un segundo film que recogía reacciones de opositores al régimen cubano), es tanta la admiración que siente Stone por su protagonista, el cual no quiso finalmente perderse el estreno oficial de la cinta en Venecia, que olvida cualquier atisbo de sentido crítico.
En "South of the border", además de mostrar que Chávez no es sólo bueno, pero además simpático, humano y dicharachero, da también voz el realizador norteamericano a los colegas del comandante bolivariano, los presidentes de Brasil, Ecuador, Bolivia, Argentina, Paraguay... para demostrar que Chávez no está solo y que lo que ha pasado en estas últimas dos décadas en América del Sur es el fracaso del neoliberalismo inspirado por EEUU y un avance social de enorme magnitud.
Tuvo aplausos abundantes en el pase de prensa la cinta de Oliver Stone, aunque muchos seguimos prefiriendo sus alusiones históricas cuando pone el talento al servicio de la ficción, más que del documental.
Un gran estudio de Hollywood -la Warner- respalda a Soderbergh en "¡El soplón!", una comedia dramática basada en el caso real de Mark Whitacre, ejecutivo de la gran industria agroalimentaria que acepta convertirse en informante para el Gobierno, que busca cargos por competencia desleal e imposición de precios artificiales contra su empresa. Un Damon en estado de gracia da vida a este a la vez avispado, mentiroso, patán, inteligente y contradictorio personaje, en un film que posiblemente no tendrá éxito por su temática (antes que él no lo han disfrutado otras buenas películas del mismo corte), pero que hará las delicias de un público que no tiene orgasmos ante las explosiones, los superhéroes y los montajes estilo video-clip.
Y frente a estos dos productos como poco interesantes, en el concurso otro día para olvidar rapidamente. "36 vues du Pic Saint Loup" ha aburrido hasta a los críticos franceses... que ya es decir. Jacques Rivette exhibe su peor y más aburrida faceta en un drama de pretensiones poéticas, sobre una equilibrista (Jane Birkin) responsable de un circo sin artistas al que nadie va... salvo un italiano despistado que queda fascinado por la mujer y se convierte, como diría Jacques Brel en "la sombra de su sombra, la sombra de su perro". Aparte de eso, en la hora y media escasa que dura la cinta no pasa nada más.
También es por suerte limitado el metraje de la representante de Sri-Lanka, "Ahasin Wetei", si cabe más pretenciosa que la de Rivette y más vacía de cualquier signo de inteligencia dramática, de la materia prima que debe tener cualquier película, una historia medianamente sólida y que atraiga. Nos pueden acusar de chauvinistas, pero cuesta mucho tragar que el señor Müller considere mejor buena parte del cine que ha seleccionado para luchar por el León de Oro que el que ahora mismo se está haciendo en Iberoamérica, y que tan buen papel está haciendo en las secciones paralelas.