Familias europeas en crisis golpean la Seminci

por © J.A. (Valladolid)-NOTICINE.com
Equipo de 'La isla interior': Félix Sabroso, Candela Peña, Cristina Marcos, Geraldine Chaplin y Dunia Ayaso
Equipo de 'La isla interior': Félix Sabroso, Candela Peña, Cristina Marcos, Geraldine Chaplin y Dunia Ayaso (Seminci)
Por segunda jornada consecutiva una especie de contra-lema "que triste -o jodido- es vivir", esta vez en su faceta familiar, ha golpeado con tres títulos la competencia de la Semana de Cine de Valladolid. En la española "La isla interior", de Dunia Ayado y Félix Sabroso, madre e hijos más que creciditos viven condicionados por la esquizofrenia del padre; en la holandesa-belga "My queen Karo", de Dorothée Van Den Berghe, una niña contempla la vida de sus padres "hippies" en una comuna, y en la francesa "Le père de mes enfants", de Mia Hansen-Love, el principal personaje es un padre, productor de cine, al borde de la ruina. Todas ellas gustaron.

El paso sin matices de la comedia desmadrada, su genero habitual, al drama descarnado de "La isla interior", por parte de Ayaso y Sabroso, ha sido refrendado por los aplausos en la Seminci. Destacados actores españoles como Alberto San Juan, Candela Peña, Geraldine Chaplin, Cristina Marcos y Celso Bugallo, brillan en esta historia sobre una familia marcada por la incomunicación y la esquizofrenia de un padre maltratador y abusador de sus hijas. Estas y su hermano, sin embargo, y a pesar de pasar ya de la treintena, siguen varados en el hogar, incapaces de establecer relaciones profundas y satisfactorias.

Según han explicado los directores, sus personajes muestran la faceta más lastrante de la familia, "que dificulta el dibujo de tu propia vida, tu madurez y tus objetivos". "La isla interior", filmada en Canarias, tierra de sus autores, es una historia sobre el miedo, la supervivencia en un ambiente duro desde el nacimiento y el intento frustrado de huir del determinismo.

"My queen Karo", de la belga Dorothée Van Den Berghe, nos retrotrae hasta el Amsterdam de los 70, donde una familia belga se instala en el seno de una comuna de "hippies" que han ocupado un edificio abandonado. Allí, todos conviven sin paredes, sin reglas ni intimidad. Pretenden dejar atrás los prejuicios burgueses para vivir en absoluta libertad. Todo ello es contemplado por los ojos de Karo, una niña de 10 años, que asiste a las contradicciones de sus padres, cuando él se interesa por una de sus "roomates" holandesa, y descuida a su propia mujer. Para la protagonista, inspirada en una experiencia similar de la propia Van Den Berghe, surge a tan temprana edad la necesidad de elegir entre la coherencia ideológica de su padre y el apoyo a su madre, presa de los celos.

"Le père de mes enfants", que se estrenó en la sección Un Certain Regard de Cannes y luego se vio en Toronto, brinda un concepto bastante original del "cine dentro del cine". No se trata ni de un rodaje ni de las movidas de un actor o un director, sino de la cotidianidad de un productor. Grégoire Canvel es aparentemente un hombre que lo tiene todo para ser feliz: una mujer de la que sigue enamorado y que le ama, tres niños con los que le encanta jugar, la profesión que ha elegido por su amor al Séptimo Arte, aunque le absorva.

El problema es que su negocio está lleno de riesgos, y debe pasarse el dia colgado del teléfono,  esquivando a acreedores e intentando enderezar a directores díscolos. Sólo logra desconectar los fines de semana, que pasa junto a su familia en su casa de campo. Tal vez ha sido demasiado ambicioso, se ha enfrascado en muchos proyectos que no es capaz de manejar, sobre todo financieramente, y en su horizonte próximo se ve el fracaso, quizás la desesperanza y la derrota.

Se trata de la segunda película de la ex actriz Hansen-Love, autora también del guión, que encontró inspiración en la figura del conocido productor francés Humbert Balsan, quien se suicidó hace cuatro años.