La comedia de Akin "Soul kitchen" alza el telón del festival gijonés
- por © Mónica Boullosa (Gijón)-NOTICINE.com
"Soul Kitchen", Premio especial del Jurado en el Festival de Cine de Venecia, es la película más reciente del aclamado director germano turco Fatih Akin (Hamburgo 1973) considerado pulmón actual del cine europeo, con la que se abrió la 47 edición del Festival de Cine de Gijón, Ficxixón.
Comedia de textura clásica con la que cambia de género respecto a sus trabajos anteriores, recogiendo el guante de maestros como Wyler o Lubitsch para reavivarlo con su propia mirada atrevida y un tanto gamberra. Puesta en escena contundente poblada de personajes cotidianos que construyen con sus aspiraciones un universo cargado de emociones eléctricas. Detonadas por esa mezcla de fatalidad y azar tan propias del cine de este brillante narrador que es Akin. Ritmo vigoroso y dinámico con marcada presencia de la música de la que no en vano ha tomado el nombre.
Zinos es un joven griego que se lo curra para sacar adelante su negocio, un restaurante de comida rápida precariamente instalado en una vieja nave industrial. La partida de su novia a Sanghai servirá como contrapunto dramático para articular el recorrido por momentos hilarante de este maltrecho personaje que con numerosos contratiempos y una implacable hernia discal en sus espaldas buscará la fórmula para irse tras ella.
La relación que mantiene con su hermano es el barro que permite a Fatih dar forma a la calidad de sus personajes. Mientras uno trabaja duro, el otro prefiere las apuestas, pero cuando el segundo le pide ayuda el primero se la da. Los juicios quedan fuera de su hermandad. A cambio de la incondicionalidad de uno llegará en su momento también la del otro.
Un viejo compañero de colegio devenido en especulador inmobiliario juega todas sus cartas para hacerse con el local del Soul Kitchen hasta conseguirlo, pero no sin consecuencias para él.
El excéntrico cocinero justiciero que cambia el concepto de menú, de grasiento y rápido a delicado e sabroso pone la harina de este bizcocho amasado con ingenio y grandes dosis de humanidad al que no le sobra ni le falta nada. Y otros personajes secundarios, incluida la inspectora de hacienda, la misteriosa y bella camarera que se enamora del antihéroe o la paciente y hábil masajista, componen el resto de este laboratorio de relaciones imposibles en el que felizmente “ganan” los que más se lo merecen.
Durante la rueda de prensa mantenida este viernes con la presencia de Fatih Akin, el director del Festival, J.L Cienfuegos se refirió a la oportunidad que los Festivales de cine deben ofrecer a públicos y críticos para replantearse la mirada sobre el trabajo de determinados directores como este.
Por su parte el realizador apuntó que en sus anteriores películas “el peso de sus orígenes hizo que los críticos se fijasen más en el marco que en la pintura”. En este sentido Soul Kitchen representa “una ventana abierta por la que dejar que entre el aire fresco”.
También compartió detalles peculiares de su sistema de trabajo como que antes de empezar a escribir escucha las músicas que quiere utilizar.
Y preguntado por la situación del cine independiente lo tuvo muy claro, no existe apenas infraestructura para distribuirlo. Frente al cine americano, “Europa necesita crear una red descentralizada de producción y distribución y construir una fuerte identidad propia, pero de momento seguimos sin conocernos…La coproducción no tiene porque ser un europuding”.
Comedia de textura clásica con la que cambia de género respecto a sus trabajos anteriores, recogiendo el guante de maestros como Wyler o Lubitsch para reavivarlo con su propia mirada atrevida y un tanto gamberra. Puesta en escena contundente poblada de personajes cotidianos que construyen con sus aspiraciones un universo cargado de emociones eléctricas. Detonadas por esa mezcla de fatalidad y azar tan propias del cine de este brillante narrador que es Akin. Ritmo vigoroso y dinámico con marcada presencia de la música de la que no en vano ha tomado el nombre.
Zinos es un joven griego que se lo curra para sacar adelante su negocio, un restaurante de comida rápida precariamente instalado en una vieja nave industrial. La partida de su novia a Sanghai servirá como contrapunto dramático para articular el recorrido por momentos hilarante de este maltrecho personaje que con numerosos contratiempos y una implacable hernia discal en sus espaldas buscará la fórmula para irse tras ella.
La relación que mantiene con su hermano es el barro que permite a Fatih dar forma a la calidad de sus personajes. Mientras uno trabaja duro, el otro prefiere las apuestas, pero cuando el segundo le pide ayuda el primero se la da. Los juicios quedan fuera de su hermandad. A cambio de la incondicionalidad de uno llegará en su momento también la del otro.
Un viejo compañero de colegio devenido en especulador inmobiliario juega todas sus cartas para hacerse con el local del Soul Kitchen hasta conseguirlo, pero no sin consecuencias para él.
El excéntrico cocinero justiciero que cambia el concepto de menú, de grasiento y rápido a delicado e sabroso pone la harina de este bizcocho amasado con ingenio y grandes dosis de humanidad al que no le sobra ni le falta nada. Y otros personajes secundarios, incluida la inspectora de hacienda, la misteriosa y bella camarera que se enamora del antihéroe o la paciente y hábil masajista, componen el resto de este laboratorio de relaciones imposibles en el que felizmente “ganan” los que más se lo merecen.
Durante la rueda de prensa mantenida este viernes con la presencia de Fatih Akin, el director del Festival, J.L Cienfuegos se refirió a la oportunidad que los Festivales de cine deben ofrecer a públicos y críticos para replantearse la mirada sobre el trabajo de determinados directores como este.
Por su parte el realizador apuntó que en sus anteriores películas “el peso de sus orígenes hizo que los críticos se fijasen más en el marco que en la pintura”. En este sentido Soul Kitchen representa “una ventana abierta por la que dejar que entre el aire fresco”.
También compartió detalles peculiares de su sistema de trabajo como que antes de empezar a escribir escucha las músicas que quiere utilizar.
Y preguntado por la situación del cine independiente lo tuvo muy claro, no existe apenas infraestructura para distribuirlo. Frente al cine americano, “Europa necesita crear una red descentralizada de producción y distribución y construir una fuerte identidad propia, pero de momento seguimos sin conocernos…La coproducción no tiene porque ser un europuding”.