Jornada de transición en la Berlinale "casi" sin figuras
- por © E.E. (Berlín)-NOTICINE.com
Era lunes y ya se sabe que los lunes no son precisamente el mejor día de la semana. Por ello, los programadores del Festival han descargado un trío nada menos de títulos a competición de los que de entrada no levantan pasiones. Pero el cine te da a veces sorpresas agradables (no tantas) y "En ganske snill mann" (Una especie de buen hombre), cinta noruega de Hans Petter Moland, protagonizada por el conocido internacionalmente Stellan Skarsgard, ha gustado, frente a la dura japonesa "Caterpillar" (Oruga) y a la austríaca "Der räuber" (El ladrón), que no tanto.
Esa especie de buen hombre es un Skarsgard (el Goya de "Los fantasmas de Goya", de Milos Forman), convertido aquí en delincuente excarcelado, que al recuperar su libertad intenta rehacer su vida pero también saldar algunas cuentas pendientes con sus antiguos cómplices y el que provocó su encarcelamiento.
Usando bastante humor negro seguimos las vicisitudes de este hombre que ha pasado una docena de años en la cárcel y que tiene ganas de todo menos de complicarse la vida y volver a prisión, y que se encuentra con un mundo notablemente diferente del que dejó atrás, y entre otras cosas... va a ser abuelo.
"En ganske snill mann" es a ratos muy divertida, tiene una panoplia de personajes extremos, especialmente los delincuentes nórdicos, y se sustenta en una gran interpretación de Stellan Skarsgard, que es lo más destacable (y lo premiable, puestos en el caso) de una cinta agradable de ver pero no tan sustanciosa como para recordarla mucho tiempo.
La japonesa "Caterpillar", de Koji Wakamatsu, narra la tragedia de un teniente, herido durante la guerra chino-nipona, que regresa a su hogar en una remota aldea vivo pero en un estado lamentable, ha perdido el habla y no tiene ya pies ni brazos, como dice su título, casi una oruga que apenas puede reptar y depende para todo de su esposa, a la que en honor del emperador que envió a su marido a la guerra todos esperan que le cuide devotamente por el resto de su vida.
Dura de ver, y nada pudorosa ni en imágenes ni en sentimientos, "Caterpillar" es un melodrama en el que el matrimonio protagonista no tiene más remedio que reinventarse, y cambiar radicalmente de relación, con el amor que da paso a la compasión. Unos cambios no siempre fáciles.
Finalmente, la austriaco-germana "El ladrón", de Benjamin Heisenberg, está basada en una novela a su vez inspirada por hechos reales. Estamos ante la historia de un tipo, un atleta, que combina la carrera deportiva, los maratones, con una profesión muy especial: el robo de bancos. Y Johann Rettenberger es bueno en ambas actividades, tanto que la policía tiene serias dificultades para atraparlo.
Aunque parezcan disciplinas distintas, ambas tienen en común para el personaje central que le producen satisfacción, le enganchan. Se hace adicto a la tensión y al riesgo, tanto que necesita dar más y más golpes y salir huyendo a la carrera para sentirse vivo. Y sus riesgos se hacen cada vez mayores.
Esa especie de buen hombre es un Skarsgard (el Goya de "Los fantasmas de Goya", de Milos Forman), convertido aquí en delincuente excarcelado, que al recuperar su libertad intenta rehacer su vida pero también saldar algunas cuentas pendientes con sus antiguos cómplices y el que provocó su encarcelamiento.
Usando bastante humor negro seguimos las vicisitudes de este hombre que ha pasado una docena de años en la cárcel y que tiene ganas de todo menos de complicarse la vida y volver a prisión, y que se encuentra con un mundo notablemente diferente del que dejó atrás, y entre otras cosas... va a ser abuelo.
"En ganske snill mann" es a ratos muy divertida, tiene una panoplia de personajes extremos, especialmente los delincuentes nórdicos, y se sustenta en una gran interpretación de Stellan Skarsgard, que es lo más destacable (y lo premiable, puestos en el caso) de una cinta agradable de ver pero no tan sustanciosa como para recordarla mucho tiempo.
La japonesa "Caterpillar", de Koji Wakamatsu, narra la tragedia de un teniente, herido durante la guerra chino-nipona, que regresa a su hogar en una remota aldea vivo pero en un estado lamentable, ha perdido el habla y no tiene ya pies ni brazos, como dice su título, casi una oruga que apenas puede reptar y depende para todo de su esposa, a la que en honor del emperador que envió a su marido a la guerra todos esperan que le cuide devotamente por el resto de su vida.
Dura de ver, y nada pudorosa ni en imágenes ni en sentimientos, "Caterpillar" es un melodrama en el que el matrimonio protagonista no tiene más remedio que reinventarse, y cambiar radicalmente de relación, con el amor que da paso a la compasión. Unos cambios no siempre fáciles.
Finalmente, la austriaco-germana "El ladrón", de Benjamin Heisenberg, está basada en una novela a su vez inspirada por hechos reales. Estamos ante la historia de un tipo, un atleta, que combina la carrera deportiva, los maratones, con una profesión muy especial: el robo de bancos. Y Johann Rettenberger es bueno en ambas actividades, tanto que la policía tiene serias dificultades para atraparlo.
Aunque parezcan disciplinas distintas, ambas tienen en común para el personaje central que le producen satisfacción, le enganchan. Se hace adicto a la tensión y al riesgo, tanto que necesita dar más y más golpes y salir huyendo a la carrera para sentirse vivo. Y sus riesgos se hacen cada vez mayores.