Las dos últimas películas en competencia no disipan las dudas sobre el palmarés de Cannes

por © E.E. (Cannes)-NOTICINE.com
Kornel Mundruczo pone los cuernos
Kornel Mundruczo pone los cuernos (Reuters)


Hay veces que los festivales, en vísperas de anunciar sus premios, brindan apuestas, discusiones, quinielas, favoritos enfrentados... Ello suele ocurrir cuando existen varias títulos que han concitado el interés de una mayoría y el respeto como poco del resto. Lo anterior no sucedió este año en Cannes, y las dos cintas que han cerrado la competencia, ambas de países del antiguo bloque del Este europeo, la rusa de Nikita Mijalkov "El exodo", segunda parte de una trilogía iniciada con "Quemado por el sol", y la húngara de Kornel Mundruczo "Szelid teremtés - A Frankenstein-terv", tampoco lo han logrado. Como muchas de las ya vistas desde el 13 de este mes, se quedaban a medio camino.

Y es que la tónica de las más esperadas cintas ha sido por una parte su evidente irregularidad, con momentos brillantes acompañados por debilidades de guión, prolongaciones innecesarias, pretensiones autorales excesivas... y por la otra un muy frecuente desinterés ante el espectador real, el que va al cine en cualquier país del mundo aquí y ahora. Hay gente que sigue haciendo cine como cuando Godard o Resnais epataban a los burgueses en los años 60. Y no es por joder, pero hemos de admitir que ha pasado medio siglo... Nada tiene que ver al espectador joven y cinéfilo de entonces con el de ahora. Pero parecen no enterarse. Y lo preocupante es que no lo hacen en lugares muy distantes del mundo, y si rarezas en aquella época funcionaban en los cines aunque fuese a un nivel restringido, ahora ya ni eso. Aquellos circuitos del cine de autor, de los cineclubs... han quedado restringidos a los festivales y poco más. Incluso ese espectador joven, universitario, cinéfilo, comprometido... se ha convertido en respetable padre de familia sin herederos morales. Los jóvenes con cierta cultura y curiosidad se mueven por otros lares bien distintos. Hollywood ha ganado muchas batallas, pero el cine de calidad las ha perdido también por deméritos propios.

El caso es que este sábado veíamos otra incongruencia del circo en el que se ha convertido Cannes, un festival que programa -fuera de concurso... sólo faltaría- una miniserie de TV como es "Carlos", a la sazón producida para el Canal que tiene la exclusividad de las galas, Canal Plus, y que por otro lado admite a concurso la película de Mijalkov, que aparte de ser un "reader's digest" de otra serie televisiva se ha presentado con un metraje notablemente aligerado porque su distribuidora internacional, a la sazón otra empresa gala, Wild Bunch, "convenció" a Mijalkov que tres horas de peli no son visibles fuera de Rusia y sus ex países satélites.

En cualquier caso, las más de dos horas de esta secuela de "Quemado por el sol", que llegó al festival con la etiqueta de ser la producción más cara del cine postsoviético y el borrón de una especie de manifiesto de varios ilustres colegas de Mijalkov que le acusan de abusar de su posición de privilegio y amistad para autoadjudicarse la mayor parte de las subvenciones que da Putin, son suficientes para ver que estamos lejos de la sensibilidad y talento que mostró en la primera entrega y en alguna otra de sus cintas, especialmente la espléndida "Ojos negros".

Por su parte, el húngaro Mundruczo se lanza al melodrama familiar con reminiscencias cinéfilas en "Szelid teremtés - A Frankenstein-terv" (Un hijo frágil - El proyecto Frankenstein), la historia de un muchacho conflictivo y abandonado que intenta recuperar a su madre y padre y acaba en "Guatepeor", cuando encuentra a su padre que resulta ser director de cine y se da cuenta (el susodicho padre) de que ese hijo al que egendró inconscientemente y no conocía es una especie de monstruo y él el doctor Frankenstein que lo ha creado. La trama es un poco tremendista e increíble, pero como ocurre con el film de Mijalkov, brinda también instantes gratos. Más cine que se mantiene en pie, pero en cuanto avanza vemos su ostensible cojera.

Por otro lado, y mientras el mercado cerró ya sus puertas, se han conocido este sábado varios premios de apartados paralelos y galardones no oficiales, con buenos resultados para ese cine iberoamericano que al responsable de la programación a concurso, Thierry Frémaux le interesa más bien poco. Así, el jurado de Un Certain Regard, que otorgó su máximo premio a la cinta coreana "Ha ha ha", de Hong Sangsoo, concedió el Premio del Jurado a los hermanos peruanos Daniel y Diego Vega por "Octubre" y también reconoció a las actrices argentinas de "Los labios", la cinta de Iván Fund y Santiago Loza: Victoria Raposo, Eva Biando y Adela Sánchez. Por otro lado, la película gallega "Todos vós sodes capitáns", de Oliver Laxe, filmada en Tánger y más próxima al documental que a la ficción, logró el Premio de la Crítica (FIPRESCI) en la Quincena de los Realizadores.

Volviendo a lo que será el Palmarés oficial que se dará a conocer en la tarde-noche de este domingo, la película de Mike Leigh "Another year" debería disfrutar de una posición de privilegio, con opciones para Javier Bardem que soporta sobre sus hombros (así se dejó la espalda en el rodaje...) el quiero y no puedo de González Iñárritu en "Biutiful", mientras que "The Housemaid" y "Poetry", incluso la surrealista "Uncle Boonmee", defenderán el honor oriental, abundante en cantidad de títulos. Tampoco son descartables reconocimientos para las cintas de Kiarostami o Doug Liman, sin ser ambas redondas... Bueno, la verdad es que este año, con el beneficio de la duda para Leigh, no hemos visto ninguna gran película en el apartado competitivo. Tampoco la hubo en Berlín... y esto empieza a ser preocupante...