Cine español-Festival de San Sebastián: un divorcio anunciado
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Por Jon Apaolaza
La mayor parte de las más atractivas películas españolas de la temporada final del año van de festivales, como suele ser normal, pero salvo en un caso, tampoco muy claro, no hablamos del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, sino del de Venecia y Toronto. Es allí donde se estrenarán, mientras que el certamen donostiarra, en su apartado oficial a concurso, presenta un puñado de películas que ojalá sean magníficas, pero que sobre el papel no están entre las más esperadas, con puede ser que "El gran Vázquez" como relativa excepción.
Pero los productores de "Lope", "También la lluvia", "Todo lo que quieras", "Amador" y "Balada triste de trompeta", han preferido probar suerte con sus trabajos en los festivales italiano y canadiense. ¿Por qué si en Berlín suele programarse lo mejor del cine alemán y en Cannes lo mismo del cine francés (y de buena parte de Europa) no ocurre, no sigue ocurriendo como antaño, que lo más sugerente de la producción española encuentre acomodo en Donosti?
Los motivos pueden ser varios, aunque mi sensación es que el principal tiene que ver con la profesionalización y la madurez del cine español. Hay quien dice que en los últimos años los seleccionadores de San Sebastián se han decantado mucho más por aires renovadores y operas primas o cuñadas segundas que por los nombres importantes con película recién terminada, este año por ejemplo Alex de la Iglesia, Fernando León de Aranoa, Icíar Bollaín, Achero Mañas..., pero me cuesta aceptar que las hayan rechazado tan alegremente. Más viable pienso que es culpabilizar a los intereses económicos de los productores, por lo demás totalmente comprensibles y lógicos.
El cine español en su mayoría no interesa demasiado en España, en cuanto a espectadores de cine se trata. Estamos en agosto y sólo un film nacional ha sido capaz de alcanzar el millón de espectadores en 8 meses. Los productores de FAPAE llevan tiempo diciéndonos que se ven más las películas españolas fuera que aquí, y para eso hay que venderlas, y para hacerlo están los mercados internacionales, empezando por los más importantes en los festivales: Toronto y Cannes. Ahí es donde quieren ir, aunque sea fuera de concurso y en apartados de segundo nivel. En Toronto, "Lope", por ejemplo, puede ser comprada por distribuidores de diferentes países, lo que no ocurriría en San Sebastián, cuyo mercado es casi simbólico y sin real presencia de compradores destacados.
¿Y por qué Venecia, donde tampoco hay mercado? Pues porque es el festival más antiguo, da prestigio... y en muchos casos van al Lido pero al acabar la proyección hacen las maletas para volar a Toronto, donde también las ponen.
Antes, al menos, el cine nacional se beneficiaba si no de ventas, al menos de promoción en San Sebastián. Estrenar allí era una plataforma destacada que con frecuencia favorecía a las importantes cintas nacionales que se presentaban con sus actores y directores de prestigio. Pero lo cierto es que ello ya no ocurre. El año pasado, sin ir más lejos, "Yo también" dio mucho que hablar, sus protagonistas tuvieron premios de interpretación... pero cuando al poco llegó a las salas, poca gente la vio. Mejor no entro en detalles con otra de las películas españolas a concurso y también premiada, la de Javier Rebollo, que se estrenó mal y tarde, en muy pocos cines y tampoco interesó a casi nadie.
Cineastas poco conocidos o demasiado elitistas no interesan a las audiencias ni antes a los distribuidores, y los que sí lo hacen no son seleccionados, o porque no se presentan o porque se rechazan (lo cual no dejaría de ser sorprendente de ser cierto), así que la imagen que se envía es que lo nacional que San Sebastián programa está lejos de ser lo importante del año.
Otro tema es aún más preocupante. Si el cine español en San Sebastián, que compone normalmente el grueso de sus estrenos mundiales, no resulta relevante, y el de los demás países en buena parte es estrenado una semana antes en Toronto, como tradicionalmente ocurre. ¿Qué real interés internacional tiene el certamen Donostiarra, que llega después de Venecia y Toronto en el calendario? Personalmente, en lugar de responder prefiero poner a modo de despedida unos puntos suspensivos...
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La mayor parte de las más atractivas películas españolas de la temporada final del año van de festivales, como suele ser normal, pero salvo en un caso, tampoco muy claro, no hablamos del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, sino del de Venecia y Toronto. Es allí donde se estrenarán, mientras que el certamen donostiarra, en su apartado oficial a concurso, presenta un puñado de películas que ojalá sean magníficas, pero que sobre el papel no están entre las más esperadas, con puede ser que "El gran Vázquez" como relativa excepción.
Pero los productores de "Lope", "También la lluvia", "Todo lo que quieras", "Amador" y "Balada triste de trompeta", han preferido probar suerte con sus trabajos en los festivales italiano y canadiense. ¿Por qué si en Berlín suele programarse lo mejor del cine alemán y en Cannes lo mismo del cine francés (y de buena parte de Europa) no ocurre, no sigue ocurriendo como antaño, que lo más sugerente de la producción española encuentre acomodo en Donosti?
Los motivos pueden ser varios, aunque mi sensación es que el principal tiene que ver con la profesionalización y la madurez del cine español. Hay quien dice que en los últimos años los seleccionadores de San Sebastián se han decantado mucho más por aires renovadores y operas primas o cuñadas segundas que por los nombres importantes con película recién terminada, este año por ejemplo Alex de la Iglesia, Fernando León de Aranoa, Icíar Bollaín, Achero Mañas..., pero me cuesta aceptar que las hayan rechazado tan alegremente. Más viable pienso que es culpabilizar a los intereses económicos de los productores, por lo demás totalmente comprensibles y lógicos.
El cine español en su mayoría no interesa demasiado en España, en cuanto a espectadores de cine se trata. Estamos en agosto y sólo un film nacional ha sido capaz de alcanzar el millón de espectadores en 8 meses. Los productores de FAPAE llevan tiempo diciéndonos que se ven más las películas españolas fuera que aquí, y para eso hay que venderlas, y para hacerlo están los mercados internacionales, empezando por los más importantes en los festivales: Toronto y Cannes. Ahí es donde quieren ir, aunque sea fuera de concurso y en apartados de segundo nivel. En Toronto, "Lope", por ejemplo, puede ser comprada por distribuidores de diferentes países, lo que no ocurriría en San Sebastián, cuyo mercado es casi simbólico y sin real presencia de compradores destacados.
¿Y por qué Venecia, donde tampoco hay mercado? Pues porque es el festival más antiguo, da prestigio... y en muchos casos van al Lido pero al acabar la proyección hacen las maletas para volar a Toronto, donde también las ponen.
Antes, al menos, el cine nacional se beneficiaba si no de ventas, al menos de promoción en San Sebastián. Estrenar allí era una plataforma destacada que con frecuencia favorecía a las importantes cintas nacionales que se presentaban con sus actores y directores de prestigio. Pero lo cierto es que ello ya no ocurre. El año pasado, sin ir más lejos, "Yo también" dio mucho que hablar, sus protagonistas tuvieron premios de interpretación... pero cuando al poco llegó a las salas, poca gente la vio. Mejor no entro en detalles con otra de las películas españolas a concurso y también premiada, la de Javier Rebollo, que se estrenó mal y tarde, en muy pocos cines y tampoco interesó a casi nadie.
Cineastas poco conocidos o demasiado elitistas no interesan a las audiencias ni antes a los distribuidores, y los que sí lo hacen no son seleccionados, o porque no se presentan o porque se rechazan (lo cual no dejaría de ser sorprendente de ser cierto), así que la imagen que se envía es que lo nacional que San Sebastián programa está lejos de ser lo importante del año.
Otro tema es aún más preocupante. Si el cine español en San Sebastián, que compone normalmente el grueso de sus estrenos mundiales, no resulta relevante, y el de los demás países en buena parte es estrenado una semana antes en Toronto, como tradicionalmente ocurre. ¿Qué real interés internacional tiene el certamen Donostiarra, que llega después de Venecia y Toronto en el calendario? Personalmente, en lugar de responder prefiero poner a modo de despedida unos puntos suspensivos...
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