Aplausos para una sirena veneciana llamada Sofia Coppola
- por © E.E- (Venecia)-NOTICINE.com
Más que nadar y guardar la ropa, Sofia Coppola ha nadado con la habilidad de una sirena en una Mostra que hacía aguas -en lo metafórico y lo meteorológico- con su nuevo film, "Somewhere", una tal vez inconsciente "precuela" de "Lost in translation / Perdidos en Tokio", mientras quienes se ahogaban eran los cuatro protagonistas de la francesa "Happy few", y con ellos su director y la película. Los buzos de la crítica silbaron antes de volver a la superficie.
Un tormentón caribeño trasladado al Adriático descargó con ciclónica fuerza este mediodía del viernes contra la endeble estructura del Lido, provocando daños considerables. El altísimo se cebó especialmente con los periodistas (¡Por algo será!), inundando parte de la sala de prensa e inutilizando las computadoras. Otros aditamentos menos útiles del ambiente del Lido también sufrieron las inclemencias del tiempo y los organizadores, nunca bien organizados, ni tuvieron la visión comercial de proveer al personal de góndolas para salvarse del naufragio.
El cine fue, en consecuencia, un buen refugio, seguro y especialmente aconsejable si en pantalla estaba "Somewhere", un regreso al buen pulso de Sofia Coppola tras el relativo patinazo que tuvo hace tres años con "María Antonieta". Algo de los genes "bisneros" de su papá ha debido heredar la realizadora de esta cinta que protagonizan Stephen Dorff y la pequeña Elle Fanning (Sí, acertaron, es la hermanita de la ya adolescente y vampiresa crepuscular Dakota Fanning), porque consciente de que todos echábamos de menos "Lost in translation / Perdidos en Tokio" nos ha contado una historia que en cierta forma podría haber sido la etapa anterior a su decadencia y a anunciar licor en Japón del personaje de Bob Harris (Bill Murray) en aquel film.
Y es que el emparentado Johnny Marco es un astro de la pantalla que disfruta como nadie del éxito, pero al volante de su Ferrari negro o al borde de la piscina del exclusivo hotel Chateau Marmont, en Beverly Hills (escenario real de muertes, suicidios, sobredosis, orgías y peleas de famosos) es más bien infeliz. Si en el Hyatt de Tokio la vida era casi siempre nocturna, la diferencia es que aquí estamos en la soleada California, y las niñas de 11 años viven de día. La pequeña Fanning es obviamente la hija del disipado y aburrido actor, que como es de prever a pesar de acostarse con algunas de las mujeres más espléndidas de la Tierra y vivir en un hotel de lujo que supura "glamour" no le encuentra sentido a su existencia. Fruto de una antigua relación que no funcionó, llega a los dominios de su padre el famoso, que se ve obligado a aterrizar en la realidad.
Largos aplausos rubricaron esta "Somewhere", que puede ser uno de los éxitos más o menos "indies" del final de año.
Si ya es jodido mantener un "ménage à trois", imaginen si es "à quatre". El intercambio de parejas es un deporte urbano bastante desconocido pero popular en algunas grandes ciudades del mundo. Pero una cosa es una locura pasajera y planificada y otra mezclar la diversión con el amor y sus nefastas consecuencias, o sea los celos, las tendencias posesivas, la envidia... El francés Antony Cordier nos cuenta lo que todos sabemos y él no es capaz de desgranar con inteligencia, que un idilio a cuatro está condenado desde su nacimiento. A pesar de algunas osadas escenas sexuales para animar la vista (que bien sigue estando Elodie Bouchez...), poco más hay que celebrar en "Happy few", donde todo es previsible y ni la más mínima sorpresa o derivación interesante adorna la historia. Hubo pitos antes de salir a nadar hasta el hotel... que no se parece al Marmot.
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Un tormentón caribeño trasladado al Adriático descargó con ciclónica fuerza este mediodía del viernes contra la endeble estructura del Lido, provocando daños considerables. El altísimo se cebó especialmente con los periodistas (¡Por algo será!), inundando parte de la sala de prensa e inutilizando las computadoras. Otros aditamentos menos útiles del ambiente del Lido también sufrieron las inclemencias del tiempo y los organizadores, nunca bien organizados, ni tuvieron la visión comercial de proveer al personal de góndolas para salvarse del naufragio.
El cine fue, en consecuencia, un buen refugio, seguro y especialmente aconsejable si en pantalla estaba "Somewhere", un regreso al buen pulso de Sofia Coppola tras el relativo patinazo que tuvo hace tres años con "María Antonieta". Algo de los genes "bisneros" de su papá ha debido heredar la realizadora de esta cinta que protagonizan Stephen Dorff y la pequeña Elle Fanning (Sí, acertaron, es la hermanita de la ya adolescente y vampiresa crepuscular Dakota Fanning), porque consciente de que todos echábamos de menos "Lost in translation / Perdidos en Tokio" nos ha contado una historia que en cierta forma podría haber sido la etapa anterior a su decadencia y a anunciar licor en Japón del personaje de Bob Harris (Bill Murray) en aquel film.
Y es que el emparentado Johnny Marco es un astro de la pantalla que disfruta como nadie del éxito, pero al volante de su Ferrari negro o al borde de la piscina del exclusivo hotel Chateau Marmont, en Beverly Hills (escenario real de muertes, suicidios, sobredosis, orgías y peleas de famosos) es más bien infeliz. Si en el Hyatt de Tokio la vida era casi siempre nocturna, la diferencia es que aquí estamos en la soleada California, y las niñas de 11 años viven de día. La pequeña Fanning es obviamente la hija del disipado y aburrido actor, que como es de prever a pesar de acostarse con algunas de las mujeres más espléndidas de la Tierra y vivir en un hotel de lujo que supura "glamour" no le encuentra sentido a su existencia. Fruto de una antigua relación que no funcionó, llega a los dominios de su padre el famoso, que se ve obligado a aterrizar en la realidad.
Largos aplausos rubricaron esta "Somewhere", que puede ser uno de los éxitos más o menos "indies" del final de año.
Si ya es jodido mantener un "ménage à trois", imaginen si es "à quatre". El intercambio de parejas es un deporte urbano bastante desconocido pero popular en algunas grandes ciudades del mundo. Pero una cosa es una locura pasajera y planificada y otra mezclar la diversión con el amor y sus nefastas consecuencias, o sea los celos, las tendencias posesivas, la envidia... El francés Antony Cordier nos cuenta lo que todos sabemos y él no es capaz de desgranar con inteligencia, que un idilio a cuatro está condenado desde su nacimiento. A pesar de algunas osadas escenas sexuales para animar la vista (que bien sigue estando Elodie Bouchez...), poco más hay que celebrar en "Happy few", donde todo es previsible y ni la más mínima sorpresa o derivación interesante adorna la historia. Hubo pitos antes de salir a nadar hasta el hotel... que no se parece al Marmot.
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