Alfredo Gurrola presentó en Morelia "Borrar de la memoria", escrita por Rafael Aviña
- por © IMCINE-NOTICINE.com
El director mexicano Alfredo Gurrola ("Llaménme Mike") presentó en el Festival Internacional de Cine de Morelia su más reciente film, "Borrar de la memoria", basado en un guión del reconocido crítico Rafael Aviña, y cuya trama de nota roja (o cine negro) se relaciona con el movimiento estudiantil de 1968 que culminó en la matanza de Tlatelolco. El objetivo de ambos en conseguir ahora un distribuidor que facilite el estreno de la cinta el año próximo. Leticia Carrillo habló con Gurrola.
- "Borrar de la memoria" representa su regreso al cine como director, ¿qué fue lo que le llamó la atención del proyecto para sumarse al mismo?
Me interesé desde el momento en que Rafael Aviña, en 2001, me platicó la historia enmarcada en los años 60, muchos creen que esa fue una de las mejores épocas: el hombre llegó a la Luna y teníamos a Los Beatles.
- Se ha dicho que las nuevas generaciones, en general, desconocen los sucesos de 1968 ¿qué tan interesante puede ser para el público joven los temas presentes en "Borrar de la memoria"?
No es una película informativa, el movimiento estudiantil sólo se usa como marco para contar un "thriller", una película policíaca, pero bien pudimos relacionarla con la Guerra de Vietnam o la Guerra Sucia que vivió México en los 70. Ahora bien, a partir de la película, los interesados pueden ahondar en el tema.
- En relación a la película ¿Cuáles son las principales diferencias que encuentra entre esa época y la actual?
Yo creo que la principal es la percepción de la violencia entre la sociedad, los casos ya no causan conmoción en la gente porque ahora son más comunes, por ejemplo con La Empaquetada, una mujer que apareció cortada a la mitad dentro de una caja de cartón era una noticia que ocupaba las planas de todos los diarios de nota roja y al que se le daba un seguimiento periodístico importante: al día siguiente se sabía que había sido cortada con un hacha, dos días después se descubría cuáles habían sido sus relaciones amorosas, y la nota daba para dos o tres meses hasta que se descubría el asesino. Ahora, los descuartizados que hubo ayer están opacados por los que hubo hoy. También creo que la juventud de ese entonces era distinta a la actual, los jóvenes se sentían más libres, había más alegría de vivir, menos zozobra y la maldad no estaba tan acendrada como ahora, sí había ladrones pero eran por todos conocidos, y éstos eran de media pinta.
- Rafael Aviña nos contó que el personaje del periodista de “Borrar de la memoria” estaba basado, en parte, en sí mismo ¿sucede lo mismo con usted?
Sí, hay un personaje que escribió Rafa de un hombre mayor que es dueño de una fotografía donde se esconde un documento, que forma parte de las claves para que el periodista resuelva algunas incógnitas.
- ¿Cuáles fueron los principales retos que enfrentó en “Borrar de la memoria”?
Hay que mencionar que las locaciones marcadas en el guión eran claves en la historia: Ciudad Universitaria, Tlatelolco, el Zócalo. Pero con CU fue imposible hacer el arreglo: por apoyarnos la Universidad iba a entrar como productor moral de la obra pero nuestras fechas de filmación no coincidían con las que ella podía prestarnos los espacios; aún ahora es muy delicado meter porros, guardias presidenciales y soldados a CU, aunque estos sean ficticios, porque esto podría generar un descontento entre los estudiantes que toman clases. Otra de las dificultades fue encontrar a actores que tuvieran cerca de 60 años y a los que se les creyera que podrían correr y brincar de coche a coche, afortunadamente encontramos en Adalberto Parra al intérprete ideal para vida a Germán Acosta, el periodista.
- ¿Qué sigue para "Borrar de la memoria" y para usted después de Morelia?
Esperamos que Morelia pueda conectarnos con posibles distribuidores y poder planearla. Y yo sigo buscando guiones que me gusten y que tengan la factibilidad presupuestal de ser realizados; aún no tengo un proyecto definido pero pienso seguir en el cine en cualquiera de las trincheras.
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- "Borrar de la memoria" representa su regreso al cine como director, ¿qué fue lo que le llamó la atención del proyecto para sumarse al mismo?
Me interesé desde el momento en que Rafael Aviña, en 2001, me platicó la historia enmarcada en los años 60, muchos creen que esa fue una de las mejores épocas: el hombre llegó a la Luna y teníamos a Los Beatles.
- Se ha dicho que las nuevas generaciones, en general, desconocen los sucesos de 1968 ¿qué tan interesante puede ser para el público joven los temas presentes en "Borrar de la memoria"?
No es una película informativa, el movimiento estudiantil sólo se usa como marco para contar un "thriller", una película policíaca, pero bien pudimos relacionarla con la Guerra de Vietnam o la Guerra Sucia que vivió México en los 70. Ahora bien, a partir de la película, los interesados pueden ahondar en el tema.
- En relación a la película ¿Cuáles son las principales diferencias que encuentra entre esa época y la actual?
Yo creo que la principal es la percepción de la violencia entre la sociedad, los casos ya no causan conmoción en la gente porque ahora son más comunes, por ejemplo con La Empaquetada, una mujer que apareció cortada a la mitad dentro de una caja de cartón era una noticia que ocupaba las planas de todos los diarios de nota roja y al que se le daba un seguimiento periodístico importante: al día siguiente se sabía que había sido cortada con un hacha, dos días después se descubría cuáles habían sido sus relaciones amorosas, y la nota daba para dos o tres meses hasta que se descubría el asesino. Ahora, los descuartizados que hubo ayer están opacados por los que hubo hoy. También creo que la juventud de ese entonces era distinta a la actual, los jóvenes se sentían más libres, había más alegría de vivir, menos zozobra y la maldad no estaba tan acendrada como ahora, sí había ladrones pero eran por todos conocidos, y éstos eran de media pinta.
- Rafael Aviña nos contó que el personaje del periodista de “Borrar de la memoria” estaba basado, en parte, en sí mismo ¿sucede lo mismo con usted?
Sí, hay un personaje que escribió Rafa de un hombre mayor que es dueño de una fotografía donde se esconde un documento, que forma parte de las claves para que el periodista resuelva algunas incógnitas.
- ¿Cuáles fueron los principales retos que enfrentó en “Borrar de la memoria”?
Hay que mencionar que las locaciones marcadas en el guión eran claves en la historia: Ciudad Universitaria, Tlatelolco, el Zócalo. Pero con CU fue imposible hacer el arreglo: por apoyarnos la Universidad iba a entrar como productor moral de la obra pero nuestras fechas de filmación no coincidían con las que ella podía prestarnos los espacios; aún ahora es muy delicado meter porros, guardias presidenciales y soldados a CU, aunque estos sean ficticios, porque esto podría generar un descontento entre los estudiantes que toman clases. Otra de las dificultades fue encontrar a actores que tuvieran cerca de 60 años y a los que se les creyera que podrían correr y brincar de coche a coche, afortunadamente encontramos en Adalberto Parra al intérprete ideal para vida a Germán Acosta, el periodista.
- ¿Qué sigue para "Borrar de la memoria" y para usted después de Morelia?
Esperamos que Morelia pueda conectarnos con posibles distribuidores y poder planearla. Y yo sigo buscando guiones que me gusten y que tengan la factibilidad presupuestal de ser realizados; aún no tengo un proyecto definido pero pienso seguir en el cine en cualquiera de las trincheras.
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