Entrevista a David Pablos en Cannes: "La realidad de la prostitución infantil es mucho más cruel que mi película"
- por © Daniela Creamer (Cannes)-NOTICINE.com
El director mexicano David Pablos heló la sangre de la crítica en Cannes al presentar "Las elegidas", en la sección Una Cierta Mirada, impactante y solido drama sobre la trata y prostitución de menores en su país natal, en la ciudad fronteriza de Tijuana. Narrando la tragedia de un joven que es obligado por su familia a entregar para este fin a su novia, el cineasta demuestra con gran talento como aún es posible hacer un cine social a la altura. Aunque la trama es violenta, Pablos elige un tratamiento fino, un rigor estético admirable para sugerir la brutalidad de los actos, y no turbar la retina del espectador mostrando su crueldad. Se abstiene de incluir escenas de sexo explícito pero insinúa el maltrato al que están sometidas las jóvenes. "Seamos sinceros, si la comparas con la película, la realidad es mucho más cruel", afirmo el joven realizador, de 32 años, complacido de estar en la Croisette.
Inspirada en un relato homónimo del escritor Jorge Volpi, la primera ficción de un director mexicano proyectada en el festival (la segunda, "Chronic"), de Michel Franco, concursa en la sección oficial este viernes, viene apadrinada por Canana, la productora de Gael García Bernal y Diego Luna.
- En su película encontramos a partir de una historia particular el reflejo de un drama social muy grave...
Sí, se trata de una historia de amor de dos adolescentes Ulises y Sofía, 14 y 15 años. El es hijo de un hombre que se decica al proxenetismo y la trata de mujeres, y sigue el negocio familiar por tradición. Esta chica va a ser su primera víctima y cuando llega el momento, empieza a arrepentirse de lo que tiene que hacer y decide protegerla, y este digamos que es el inicio de la película.
- ¿Usted acudió con este proyecto a Canana o viceversa?
Me propusieron Diego y Gael un guión que había comenzado a trabajar Volpi, pero me pareció necesario modificar muchos detalles. Así, comenzamos juntos a desarrollar una nueva versión, pero luego él tuvo que abandonarlo por motivos profesionales, de modo que continué solo con la escritura del mismo. También investigue y leí mucho sobre la trata de menores y me involucre con un par de organizaciones que ayudan a jóvenes que han sido víctimas de esta tragedia. Sus experiencias son escalofriantes, realmente fascinantes. Siempre he sostenido que la realidad supera la ficción, y aquí lo estoy comprobando con creces.
- ¿Qué le atrajo de la aproximación a una historia tan cruda como esta?
Dos cosas: Hablar del punto de vista masculino dentro de la prostitución. Ya que por un lado el chico también es víctima al igual que ella de maneras muy distintas, no se compara, pero también es víctima por nacer dentro de cierto entorno con ciertas características, y el hecho de contar una historia de alguien que nace dentro de este contexto, de repente lo puede cohesionar y puede decir no quiero hacerlo.
- Los comentaristas acá en Cannes han destacado que a diferencia de otras historias de parecido cariz su mirada de cineasta no es morbosa ni descarnada...
Desde el principio tenía muy claro que no quería contar una historia sórdida, sino un retrato intimista de un tema muy complejo. Antes que nada es una historia de amor. Por ello me concentre en Ulises y Sofía. Pero la dureza era necesaria en la película. De por si es un tema tan delicado, tan fuerte, que no considere preciso agudizar la violencia con escenas crueles o de sexo explícito. Si hacemos que el público se sumerja en ella solo sugiriéndole los horrores, sin graficarlos, la película adquiere aún mayor fuerza. El desenlace desesperanzador también es difícil de asimilar. Ese era el objetivo. Tenía que ser un golpazo para el espectador para que se lleve el recuerdo bien grabado.
- ¿Cómo le gustaría ue se llegase a recordar su película: como una historia de amor o como un film que refleja un problema que hay ahora mismo en México?
Pues es que son las dos, digamos que van de la mano. La película es una historia de amor dentro de este contexto, dentro de esta situación social que es tan compleja, el objetivo era desde el principio hablar de algo muy grande y complejo a partir de lo íntimo, a partir de una relación de dos jóvenes adolescentes.
- ¿Qué me puede contar de su experiencia de vida en Tijuana, su ciudad natal, donde rodó?
Es un lugar muy violento por su naturaleza, pero al mismo tiempo posee cierto atractivo. Ciudad de contrastes, que no es ni México, ni Estados Unidos. Un hibrido. Esto junto a tantas historias le impregna un carácter bastante fuerte, intenso y especial, lo que me parece fascinante de ella. Por eso no tuve miedo de ofrecer esta estampa tan negativa de Tijuana, o posibles reacciones de quienes se ocupan de estas redes criminales de prostitución de menores. Tampoco dude en incluir el comentario sobre la relación de conveniencia entre la policía y estos proxenetas. Se trata de una ficción ajena a los valores sociales, un reflejo de esa sórdida realidad. Todos los elementos en la trama están incluidos para el bien de la historia. No quiero afirmar que todas las autoridades son corruptas, pero tampoco puedo negar que estas cosas suceden efectivamente.
- ¿Cuál sería su balance personal del paso por Cannes?
Lo sigo procesando, lo sigo asimilando. En mi primera función fue muy bello, muy cálido, el recibimiento de la película. Pero vaya, eso es un torbellino, es de repente. Todo se va rápido y dices en qué momento ya se acabó apenas estaba empezando, entonces creo que tarda uno tiempo en procesarlo, pero ha sido muy disfrutable sobre todo el hecho de tener aquí a mis colaboradores más cercanos, a mis actores, eso es un gran regalo de verdad poder estar en este festival.
- Muchos directores mexicanos están triunfando en Estados Unidos, ¿no sé si entra dentro de sus ideas y deseos cruzar también a Hollywood?
No, no digo que no a trabajar en Estados Unidos, pero vaya estoy abierto a la posibilidad. Sin embargo, tengo claro que me interesa por lo pronto hacer películas en México, contar historias en mi país también.
- ¿Cree que el cine pueda cambiar la sociedad?
No. Ni creo que "Las elegidas" pueda influir sobre la dura realidad que se vive en muchos países. Esto sucede en Tijuana, pero bien podría ser cualquier otro rincón del mundo. Amo el cine y es a lo que me dedico, pero creo que a veces le damos más valía del que tiene a nivel social. No creo que el cine pueda lograr esos cambios tan necesarios, pero si puede crear conciencia. Lo que hace es retratar una realidad, forjar una experiencia humana. Es importante hablar y desarrollar historias de las vivencias propias y de las que nos rodea.
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Inspirada en un relato homónimo del escritor Jorge Volpi, la primera ficción de un director mexicano proyectada en el festival (la segunda, "Chronic"), de Michel Franco, concursa en la sección oficial este viernes, viene apadrinada por Canana, la productora de Gael García Bernal y Diego Luna.
- En su película encontramos a partir de una historia particular el reflejo de un drama social muy grave...
Sí, se trata de una historia de amor de dos adolescentes Ulises y Sofía, 14 y 15 años. El es hijo de un hombre que se decica al proxenetismo y la trata de mujeres, y sigue el negocio familiar por tradición. Esta chica va a ser su primera víctima y cuando llega el momento, empieza a arrepentirse de lo que tiene que hacer y decide protegerla, y este digamos que es el inicio de la película.
- ¿Usted acudió con este proyecto a Canana o viceversa?
Me propusieron Diego y Gael un guión que había comenzado a trabajar Volpi, pero me pareció necesario modificar muchos detalles. Así, comenzamos juntos a desarrollar una nueva versión, pero luego él tuvo que abandonarlo por motivos profesionales, de modo que continué solo con la escritura del mismo. También investigue y leí mucho sobre la trata de menores y me involucre con un par de organizaciones que ayudan a jóvenes que han sido víctimas de esta tragedia. Sus experiencias son escalofriantes, realmente fascinantes. Siempre he sostenido que la realidad supera la ficción, y aquí lo estoy comprobando con creces.
- ¿Qué le atrajo de la aproximación a una historia tan cruda como esta?
Dos cosas: Hablar del punto de vista masculino dentro de la prostitución. Ya que por un lado el chico también es víctima al igual que ella de maneras muy distintas, no se compara, pero también es víctima por nacer dentro de cierto entorno con ciertas características, y el hecho de contar una historia de alguien que nace dentro de este contexto, de repente lo puede cohesionar y puede decir no quiero hacerlo.
- Los comentaristas acá en Cannes han destacado que a diferencia de otras historias de parecido cariz su mirada de cineasta no es morbosa ni descarnada...
Desde el principio tenía muy claro que no quería contar una historia sórdida, sino un retrato intimista de un tema muy complejo. Antes que nada es una historia de amor. Por ello me concentre en Ulises y Sofía. Pero la dureza era necesaria en la película. De por si es un tema tan delicado, tan fuerte, que no considere preciso agudizar la violencia con escenas crueles o de sexo explícito. Si hacemos que el público se sumerja en ella solo sugiriéndole los horrores, sin graficarlos, la película adquiere aún mayor fuerza. El desenlace desesperanzador también es difícil de asimilar. Ese era el objetivo. Tenía que ser un golpazo para el espectador para que se lleve el recuerdo bien grabado.
- ¿Cómo le gustaría ue se llegase a recordar su película: como una historia de amor o como un film que refleja un problema que hay ahora mismo en México?
Pues es que son las dos, digamos que van de la mano. La película es una historia de amor dentro de este contexto, dentro de esta situación social que es tan compleja, el objetivo era desde el principio hablar de algo muy grande y complejo a partir de lo íntimo, a partir de una relación de dos jóvenes adolescentes.
- ¿Qué me puede contar de su experiencia de vida en Tijuana, su ciudad natal, donde rodó?
Es un lugar muy violento por su naturaleza, pero al mismo tiempo posee cierto atractivo. Ciudad de contrastes, que no es ni México, ni Estados Unidos. Un hibrido. Esto junto a tantas historias le impregna un carácter bastante fuerte, intenso y especial, lo que me parece fascinante de ella. Por eso no tuve miedo de ofrecer esta estampa tan negativa de Tijuana, o posibles reacciones de quienes se ocupan de estas redes criminales de prostitución de menores. Tampoco dude en incluir el comentario sobre la relación de conveniencia entre la policía y estos proxenetas. Se trata de una ficción ajena a los valores sociales, un reflejo de esa sórdida realidad. Todos los elementos en la trama están incluidos para el bien de la historia. No quiero afirmar que todas las autoridades son corruptas, pero tampoco puedo negar que estas cosas suceden efectivamente.
- ¿Cuál sería su balance personal del paso por Cannes?
Lo sigo procesando, lo sigo asimilando. En mi primera función fue muy bello, muy cálido, el recibimiento de la película. Pero vaya, eso es un torbellino, es de repente. Todo se va rápido y dices en qué momento ya se acabó apenas estaba empezando, entonces creo que tarda uno tiempo en procesarlo, pero ha sido muy disfrutable sobre todo el hecho de tener aquí a mis colaboradores más cercanos, a mis actores, eso es un gran regalo de verdad poder estar en este festival.
- Muchos directores mexicanos están triunfando en Estados Unidos, ¿no sé si entra dentro de sus ideas y deseos cruzar también a Hollywood?
No, no digo que no a trabajar en Estados Unidos, pero vaya estoy abierto a la posibilidad. Sin embargo, tengo claro que me interesa por lo pronto hacer películas en México, contar historias en mi país también.
- ¿Cree que el cine pueda cambiar la sociedad?
No. Ni creo que "Las elegidas" pueda influir sobre la dura realidad que se vive en muchos países. Esto sucede en Tijuana, pero bien podría ser cualquier otro rincón del mundo. Amo el cine y es a lo que me dedico, pero creo que a veces le damos más valía del que tiene a nivel social. No creo que el cine pueda lograr esos cambios tan necesarios, pero si puede crear conciencia. Lo que hace es retratar una realidad, forjar una experiencia humana. Es importante hablar y desarrollar historias de las vivencias propias y de las que nos rodea.
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