El cine francés viaja por toda Cuba, luego de impactar en La Habana
- por © Frank Padrón (La Habana)-NOTICINE.com
26-IV-04
Tras finalizar su exitoso periplo capitalino, el Festival del Film francés, que desde el 9 de abril alternó en cinco salas habaneras, inicia su recorrido por el resto del país, que se extenderá hasta el 30 de mayo. El último bloque de estrenos presentados en La Habana, trajo, como siempre, sorpresas agradables y otras que no lo fueron tanto.
En el giro de la comedia pura, "Ah, si yo fuese rico", de Munz y Bitton, retoma el viejo tema del pobre (por demás medio estúpido) al que todo le sale mal, que de pronto gana la lotería. Una revisión inteligente sobre los valores en la vida, cargada con buenos chistes y contundentes actuaciones, sobre todo los protagónicos, Jean Pierre Darrouissin y Valeria Bruni-Tedeschi. Menos conseguida, sobre todo por un guión algo farragoso, "Ma femme est une actrice", de Yvan Attal, narra con cierta agudeza, los problemas de la pareja cuando uno de ambos es famoso.
Dos cintas sobre pérdida de la memoria llenan los títulos "Acordarse de cosas bellas" (de la directora debutante Zabou Breitman) y "Novo", de Jean Pierre Limosin; en ambos, una fuerte relación amorosa ayuda a los afectados a recuperar los recuerdos (en el caso del segundo) o, al menos, cuando el mal parece irreversible, a sobrellevar la dureza de la vida ("Acordarse..."). Lineal con ciertos pespuntes de flashback, la ópera prima de Breitman logra sortear afortunadamente los peligros del melodrama, y convertirse en un sensible drama humano, una conmovedora historia de amor, a la que no falta incluso un bien incorporado uso del humor; la labor de la actriz protagónica, Isabelle Carré, fue justamente distinguida con varios galardones, sin que desmerezca para nada su partenaire, Bernard Le Coq, el cual obtuvo también un reconocimiento.
Respecto a "Novo" guarda cierta relación con la independiente norteamericana, y sobrevalorada, "Memento". La francesa es muy superior, con un montaje exquisito, y sin exagerar para nada en las reiteraciones (indispensables) del pasado, y el ajuste perfecto de los tiempos; la anécdota, por demás, no se devora la indagación en los personajes, como ocurría en la cinta de Christopher Nolan. Cabe elogiar el trabajo actoral, ante todo el del español Eduardo Noriega.
El guión de "Novo" fue escrito por Christophe Onoré, quien a la vez dirigió "Diecisiete veces Cécil Cassard", otra historia sobre mujeres, en este caso de alguien que tras perder a su esposo en un accidente, decide reconstruir su vida. La película consigue momentos de intensidad y concentración, pero se diluye en circunloquios y pasos en falso. Eso es algo que sortea bien "Al borde del mar", de Julie Lopes-Curval, a pesar de no haber sido ésta de las obras más favorecidas por el público. La plasmación de la monotonía y el sin-sentido de un pequeño balneario y sus habitantes, puebla un film que parece homenajear a Jacques Tati, aquel cómico del absurdo y la excentricidad.
"La alberca" ("Swimming Pool") fue otro de los platos fuertes del festival, del ya respetado realizador François Ozon ("Ocho mujeres"). Esta pieza intergenérica que discursa una vez más sobre los sutiles nexos entre realidad y ficción, esta vez literaria, resulta una historia imaginativa, alucinante, que juega con el espectador y, a decir verdad, lo vence, y nosotros encantados de haber sido presas del ingenio y la manipulación que logra Ozon, además de arrancar a Charlotte Rampling, uno de los desempeños más ilustres de su carrera (la inglesa obtuvo por este papel el Premio a la mejor actriz europea). Por su parte, los cortos del canal Arte mostraron experimentación y notable utilización de las modernas técnicas digitales, si bien a veces en función de relatos un tanto vacíos.
Con discursos feministas, legitimación de sentimientos no siempre bien apreciados, respeto al otro, confianza en que el viejo amor sigue siendo resolución o al menos alivio de nuevos y antiguos conflictos, historias raras, personajes complejos (encarnados por excelentes actores) y buceo, sobre todo en la contemporaneidad, transcurrió este nuevo Festival del Film Francés, pletórico además, de nuevos talentos en la dirección y la actuación, la respuesta entusiasta y masiva del público ávido por historias no hollywoodenses, y la convicción de que es ésta una de las cinematografías más saludables y sugerentes no sólo de Europa sino del mundo entero.
Tras finalizar su exitoso periplo capitalino, el Festival del Film francés, que desde el 9 de abril alternó en cinco salas habaneras, inicia su recorrido por el resto del país, que se extenderá hasta el 30 de mayo. El último bloque de estrenos presentados en La Habana, trajo, como siempre, sorpresas agradables y otras que no lo fueron tanto.
En el giro de la comedia pura, "Ah, si yo fuese rico", de Munz y Bitton, retoma el viejo tema del pobre (por demás medio estúpido) al que todo le sale mal, que de pronto gana la lotería. Una revisión inteligente sobre los valores en la vida, cargada con buenos chistes y contundentes actuaciones, sobre todo los protagónicos, Jean Pierre Darrouissin y Valeria Bruni-Tedeschi. Menos conseguida, sobre todo por un guión algo farragoso, "Ma femme est une actrice", de Yvan Attal, narra con cierta agudeza, los problemas de la pareja cuando uno de ambos es famoso.
Dos cintas sobre pérdida de la memoria llenan los títulos "Acordarse de cosas bellas" (de la directora debutante Zabou Breitman) y "Novo", de Jean Pierre Limosin; en ambos, una fuerte relación amorosa ayuda a los afectados a recuperar los recuerdos (en el caso del segundo) o, al menos, cuando el mal parece irreversible, a sobrellevar la dureza de la vida ("Acordarse..."). Lineal con ciertos pespuntes de flashback, la ópera prima de Breitman logra sortear afortunadamente los peligros del melodrama, y convertirse en un sensible drama humano, una conmovedora historia de amor, a la que no falta incluso un bien incorporado uso del humor; la labor de la actriz protagónica, Isabelle Carré, fue justamente distinguida con varios galardones, sin que desmerezca para nada su partenaire, Bernard Le Coq, el cual obtuvo también un reconocimiento.
Respecto a "Novo" guarda cierta relación con la independiente norteamericana, y sobrevalorada, "Memento". La francesa es muy superior, con un montaje exquisito, y sin exagerar para nada en las reiteraciones (indispensables) del pasado, y el ajuste perfecto de los tiempos; la anécdota, por demás, no se devora la indagación en los personajes, como ocurría en la cinta de Christopher Nolan. Cabe elogiar el trabajo actoral, ante todo el del español Eduardo Noriega.
El guión de "Novo" fue escrito por Christophe Onoré, quien a la vez dirigió "Diecisiete veces Cécil Cassard", otra historia sobre mujeres, en este caso de alguien que tras perder a su esposo en un accidente, decide reconstruir su vida. La película consigue momentos de intensidad y concentración, pero se diluye en circunloquios y pasos en falso. Eso es algo que sortea bien "Al borde del mar", de Julie Lopes-Curval, a pesar de no haber sido ésta de las obras más favorecidas por el público. La plasmación de la monotonía y el sin-sentido de un pequeño balneario y sus habitantes, puebla un film que parece homenajear a Jacques Tati, aquel cómico del absurdo y la excentricidad.
"La alberca" ("Swimming Pool") fue otro de los platos fuertes del festival, del ya respetado realizador François Ozon ("Ocho mujeres"). Esta pieza intergenérica que discursa una vez más sobre los sutiles nexos entre realidad y ficción, esta vez literaria, resulta una historia imaginativa, alucinante, que juega con el espectador y, a decir verdad, lo vence, y nosotros encantados de haber sido presas del ingenio y la manipulación que logra Ozon, además de arrancar a Charlotte Rampling, uno de los desempeños más ilustres de su carrera (la inglesa obtuvo por este papel el Premio a la mejor actriz europea). Por su parte, los cortos del canal Arte mostraron experimentación y notable utilización de las modernas técnicas digitales, si bien a veces en función de relatos un tanto vacíos.
Con discursos feministas, legitimación de sentimientos no siempre bien apreciados, respeto al otro, confianza en que el viejo amor sigue siendo resolución o al menos alivio de nuevos y antiguos conflictos, historias raras, personajes complejos (encarnados por excelentes actores) y buceo, sobre todo en la contemporaneidad, transcurrió este nuevo Festival del Film Francés, pletórico además, de nuevos talentos en la dirección y la actuación, la respuesta entusiasta y masiva del público ávido por historias no hollywoodenses, y la convicción de que es ésta una de las cinematografías más saludables y sugerentes no sólo de Europa sino del mundo entero.