Hablamos con Sergi López sobre el estreno berlinés de "Staff Only"
- por © Jon Apaolaza (Berlín)-NOTICINE.com
El catalán Sergi López, uno de los actores ibéricos con mayor y más diversa carrera internacional en los últimos años, está en Berlín promocionando "Staff Only", la película de su compatriota Neus Ballús sobre la maduración de una adolescente a través de unas vacaciones en un resort de Senegal. López interpreta al padre, según detalló en esta entrevista exclusiva con NOTICINE.com.
- ¿Cómo es su personaje?
Es un señor de raza blanca que tiene negocios de turismo, de excursiones en Senegal. En la película es el padre de la protagonista, que tiene un hermano, que también es mi hijo. La película cuenta el viaje de rencuentro entre el padre y los hijos, que poco a poco vas descubriendo que están distanciados y no se ven mucho. Es una manera de acercarse a sus hijos, y esto, lógicamente, no va a ser tan sencillo como podría ser. Son adolescentes y tienen una relación un poco tirante con el padre. El personaje los acoge en África con la intención de compartir con ellos un espacio.
- ¿Cómo fue el rodaje en Senegal?
Muy bonito. Yo soy un enamorado de mi trabajo y de los rodajes en particular. Un equipo entero trabajando por la misma película, a menudo es muy bonito, pero, allí, además, fue especialmente chulo, siendo la mitad del equipo africano y la mitad europeo, y siendo un país muy acogedor, además que Neus es una directora muy generosa y cariñosa. La verdad es que fue un privilegio hacer este trabajo y estar en proyectos como este.
- ¿Qué cree que están aportando estas nuevas voces o miradas femeninas, como la de Neus, al cine español?
Están aportando todo lo que tienen, todo lo que hay dentro. No tengo la sensación de que el cine sea femenino, masculino o transgénero, pero es verdad que las voces de las mujeres, no solo en cine, sino en todo, son necesarias, es necesario el punto de vista de las mujeres, de darles voz y callarnos nosotros un poco la boca. Es un momento estupendo.
- Esta es una película bastante femenina no solo por la directora sino porque la protagonista es una adolescente, una mujer…
Sí, es una película dirigida por una mujer y la protagonista es una joven mujer que se está descubriendo a sí misma. Está descubriendo un país, a su padre, al que no conoce y prejuzga… La historia cuenta el viaje de ella.
- Las relaciones entre los padres y los hijos en la adolescencia siempre han sido difíciles… ¿Qué cree que aporta la película respecto a la conflictividad en las relaciones entre hijos adolescentes y padres?
Es un poco un bucle. Nosotros decimos "los jóvenes de ahora, no entienden nada, son unos rebeldes…" en el fondo, nosotros seguramente éramos igual, y por suerte. Hay algo que es necesario. La película habla de esto, de que no es una cuestión de tener o no razón, sino de que para construir de alguna manera tu personalidad propia te tienes que enfrentar al poder, a las normas establecidas y a lo que te dicen los otros. Tienes que contestar con tus propias respuestas. Eso es lo que la chica hace inconscientemente, y es para lo que estamos aquí, para enfrentarnos al poder.
- ¿En qué momento de su carrera cree que está?
No sé (risas). Estoy en un momento de mi carrera muy bonito, pero tengo la sensación de que siempre he tenido momentos bonitos en mi carrera. Ahora me doy cuenta de que van pasando los años y tengo más experiencia, pero también sabes que no es un seguro de nada, por eso también es un trabajo bonito, porque cada vez empiezas de cero. Tengo mucha suerte, me siento un privilegiado y un mal ejemplo para la profesión porque es una profesión que es muy dura y difícil y, sin embargo, a mí me van muy bien las cosas. Entre España, Francia, Inglaterra, Italia, y el teatro por otro lado, tengo mucha suerte porque tengo trabajo y me permito disfrutar de una profesión que cada vez tengo más dentro y cada vez me gusta más.
- ¿Cuál es el mayor disfrute de todos para usted?
Para mí es el actuar en sí. El hecho de hacer un señor que se enfada y se levanta, que come cacahuetes o canta y baila una canción al ritmo de unos tambores senegaleses. El actuar para mí es un motor muy fuerte. En cine, es el hecho de estar con una familia en un rodaje, que está muy claro que una película se hace en equipo, nosotros somos solo una parte, la parte que se ve, los actores y actrices, pero es un viaje con toda una familia, tiene algo de familia de circo itinerante y esto es muy bonito porque te permite reconocer paisajes y países, sobre todo paisajes humanos, y conocer a gente.
- ¿Conserva algún tipo de relación con gente que ha conocido en un rodaje? No solo sus compañeros de actuación, sino con personas que ha conocido coyunturalmente, en el ambiente del rodaje…
Sí, en todas partes. Tengo tendencia a socializar con todo lo que respire. Yo, si vuelvo a Senegal y paso por Saly, seguro que hay muchos bares y restaurantes que me van a decir "¡hombre! ¡mira quien está aquí!". Tengo muchos contactos.
- ¿Qué contaría sobre la Berlinale?
Este festival tiene de particular que es un festival de primer nivel mundial de cine, en mayúsculas. Tiene un perfil más social y político, porque al final el cine siempre es político y siempre habla de lo que nos pasa. Aunque el cine hable de Caperucita roja, está hablando de algo que nos perturba, conmueve o toca. La Berlinale tiene este perfil más social y político mirando a qué respuestas damos a la injusticia.
- ¿Cuál diría que es su signo de distinción respecto de Cannes o Venecia?
Yo diría que tiene un perfil más acusado. El cine inevitablemente es político, por definición, contar una historia nunca es inocente. Igual Cannes tiene un perfil más de nuevos lenguajes, de qué es lo que se está haciendo en el mundo y aquí (en la Berlinale) hay algo más de cómo nos enfrentamos a la injusticia.
- ¿Cómo ve el cine de autor y el avejentamiento de su público?
En España, tengo la sensación de que el problema de que en las salas de cine de autor haya menos público joven tiene menos que ver con el sujeto del que habla la película y más con que en España la Cultura, durante mucho tiempo y creo que todavía, se escribe en minúsculas. Siempre ha sido el hermano pequeño, una cosa anecdótica, un anexo, una cosa "de más", pero no se le ha trabajado el valor que tiene potentísimo de cohesión social y de necesidad casi higiénica para nuestras mentes. Hay mucho camino por recorrer en el cine de autor y el de no de autor, y en el teatro. La media de edad sube muchísimo porque parece de otra época. Entre todos deberíamos hacer que la industria trabajara para dotarla de un componente necesario en las escuelas, en los institutos... el audiovisual acaba siendo muy importante en nuestras vidas y en la construcción de la gente joven.
- ¿Hace falta orientación, educación en el momento en que la oferta cultural a través de internet es mayor que nunca?
Todo esto que tiene que ver con el mundo del consumo, tiene esta putada. No hay legislación humana, cada uno consume lo que quiere, lo que puede, lo que le gusta o lo que se puede comprar. Puedes acceder a todo, pero nadie te enseña donde está la calidad de cada parámetro o de cada cosa. La juventud está desprotegida, nos llevan a consumir lo que sea, pero la calidad exige un aprendizaje o la guía de alguien que enseñe y explique por donde poder explorar.
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- ¿Cómo es su personaje?
Es un señor de raza blanca que tiene negocios de turismo, de excursiones en Senegal. En la película es el padre de la protagonista, que tiene un hermano, que también es mi hijo. La película cuenta el viaje de rencuentro entre el padre y los hijos, que poco a poco vas descubriendo que están distanciados y no se ven mucho. Es una manera de acercarse a sus hijos, y esto, lógicamente, no va a ser tan sencillo como podría ser. Son adolescentes y tienen una relación un poco tirante con el padre. El personaje los acoge en África con la intención de compartir con ellos un espacio.
- ¿Cómo fue el rodaje en Senegal?
Muy bonito. Yo soy un enamorado de mi trabajo y de los rodajes en particular. Un equipo entero trabajando por la misma película, a menudo es muy bonito, pero, allí, además, fue especialmente chulo, siendo la mitad del equipo africano y la mitad europeo, y siendo un país muy acogedor, además que Neus es una directora muy generosa y cariñosa. La verdad es que fue un privilegio hacer este trabajo y estar en proyectos como este.
- ¿Qué cree que están aportando estas nuevas voces o miradas femeninas, como la de Neus, al cine español?
Están aportando todo lo que tienen, todo lo que hay dentro. No tengo la sensación de que el cine sea femenino, masculino o transgénero, pero es verdad que las voces de las mujeres, no solo en cine, sino en todo, son necesarias, es necesario el punto de vista de las mujeres, de darles voz y callarnos nosotros un poco la boca. Es un momento estupendo.
- Esta es una película bastante femenina no solo por la directora sino porque la protagonista es una adolescente, una mujer…
Sí, es una película dirigida por una mujer y la protagonista es una joven mujer que se está descubriendo a sí misma. Está descubriendo un país, a su padre, al que no conoce y prejuzga… La historia cuenta el viaje de ella.
- Las relaciones entre los padres y los hijos en la adolescencia siempre han sido difíciles… ¿Qué cree que aporta la película respecto a la conflictividad en las relaciones entre hijos adolescentes y padres?
Es un poco un bucle. Nosotros decimos "los jóvenes de ahora, no entienden nada, son unos rebeldes…" en el fondo, nosotros seguramente éramos igual, y por suerte. Hay algo que es necesario. La película habla de esto, de que no es una cuestión de tener o no razón, sino de que para construir de alguna manera tu personalidad propia te tienes que enfrentar al poder, a las normas establecidas y a lo que te dicen los otros. Tienes que contestar con tus propias respuestas. Eso es lo que la chica hace inconscientemente, y es para lo que estamos aquí, para enfrentarnos al poder.
- ¿En qué momento de su carrera cree que está?
No sé (risas). Estoy en un momento de mi carrera muy bonito, pero tengo la sensación de que siempre he tenido momentos bonitos en mi carrera. Ahora me doy cuenta de que van pasando los años y tengo más experiencia, pero también sabes que no es un seguro de nada, por eso también es un trabajo bonito, porque cada vez empiezas de cero. Tengo mucha suerte, me siento un privilegiado y un mal ejemplo para la profesión porque es una profesión que es muy dura y difícil y, sin embargo, a mí me van muy bien las cosas. Entre España, Francia, Inglaterra, Italia, y el teatro por otro lado, tengo mucha suerte porque tengo trabajo y me permito disfrutar de una profesión que cada vez tengo más dentro y cada vez me gusta más.
- ¿Cuál es el mayor disfrute de todos para usted?
Para mí es el actuar en sí. El hecho de hacer un señor que se enfada y se levanta, que come cacahuetes o canta y baila una canción al ritmo de unos tambores senegaleses. El actuar para mí es un motor muy fuerte. En cine, es el hecho de estar con una familia en un rodaje, que está muy claro que una película se hace en equipo, nosotros somos solo una parte, la parte que se ve, los actores y actrices, pero es un viaje con toda una familia, tiene algo de familia de circo itinerante y esto es muy bonito porque te permite reconocer paisajes y países, sobre todo paisajes humanos, y conocer a gente.
- ¿Conserva algún tipo de relación con gente que ha conocido en un rodaje? No solo sus compañeros de actuación, sino con personas que ha conocido coyunturalmente, en el ambiente del rodaje…
Sí, en todas partes. Tengo tendencia a socializar con todo lo que respire. Yo, si vuelvo a Senegal y paso por Saly, seguro que hay muchos bares y restaurantes que me van a decir "¡hombre! ¡mira quien está aquí!". Tengo muchos contactos.
- ¿Qué contaría sobre la Berlinale?
Este festival tiene de particular que es un festival de primer nivel mundial de cine, en mayúsculas. Tiene un perfil más social y político, porque al final el cine siempre es político y siempre habla de lo que nos pasa. Aunque el cine hable de Caperucita roja, está hablando de algo que nos perturba, conmueve o toca. La Berlinale tiene este perfil más social y político mirando a qué respuestas damos a la injusticia.
- ¿Cuál diría que es su signo de distinción respecto de Cannes o Venecia?
Yo diría que tiene un perfil más acusado. El cine inevitablemente es político, por definición, contar una historia nunca es inocente. Igual Cannes tiene un perfil más de nuevos lenguajes, de qué es lo que se está haciendo en el mundo y aquí (en la Berlinale) hay algo más de cómo nos enfrentamos a la injusticia.
- ¿Cómo ve el cine de autor y el avejentamiento de su público?
En España, tengo la sensación de que el problema de que en las salas de cine de autor haya menos público joven tiene menos que ver con el sujeto del que habla la película y más con que en España la Cultura, durante mucho tiempo y creo que todavía, se escribe en minúsculas. Siempre ha sido el hermano pequeño, una cosa anecdótica, un anexo, una cosa "de más", pero no se le ha trabajado el valor que tiene potentísimo de cohesión social y de necesidad casi higiénica para nuestras mentes. Hay mucho camino por recorrer en el cine de autor y el de no de autor, y en el teatro. La media de edad sube muchísimo porque parece de otra época. Entre todos deberíamos hacer que la industria trabajara para dotarla de un componente necesario en las escuelas, en los institutos... el audiovisual acaba siendo muy importante en nuestras vidas y en la construcción de la gente joven.
- ¿Hace falta orientación, educación en el momento en que la oferta cultural a través de internet es mayor que nunca?
Todo esto que tiene que ver con el mundo del consumo, tiene esta putada. No hay legislación humana, cada uno consume lo que quiere, lo que puede, lo que le gusta o lo que se puede comprar. Puedes acceder a todo, pero nadie te enseña donde está la calidad de cada parámetro o de cada cosa. La juventud está desprotegida, nos llevan a consumir lo que sea, pero la calidad exige un aprendizaje o la guía de alguien que enseñe y explique por donde poder explorar.
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