El argentino José Celestino Campusano compitió en la Seminci con "Hombres de piel dura"
- por © Mireia Quintana (Valladolid)-NOTICINE.com
El director argentino José Celestino Campusano presentó en la española Semana de Cine de Valladolid "Hombres de piel dura", su último largometraje, que compite por la Espiga de Oro. Se trata de un drama sobre la homosexualidad en el mundo rural unida a la impunidad de los abusos por parte de la Iglesia.
Ariel es un joven homosexual que reside en una zona rural de la provincia de Buenos Aires con su padre y su hermana. Tras concluir su relación como Omar, un sacerdote que le sedujo en su pubertad y se aprovechó de su inocencia para manipularlo emocionalmente, Ariel comienza la búsqueda de un amor ideal. Esa búsqueda dará sus frutos al encontrarse con Ramírez, un joven que vive en la clandestinidad.
En el entorno rural del protagonista, los personajes están obligados a mostrar su "masculinidad exacerbada", lo que muestra que "el pasivo amanerado no es el único homosexual", explicó Campusano en la rueda de prensa posterior a la proyección de la película. Sus referentes no son cinematográficos sino del área social en el que se encuentran los personajes. La mayoría de ellos existen y "son basados en gente que he conocido, en referentes totalmente concretos y reales", añadió.
La cinta aborda también la pedofilia en la Iglesia, un tema bastante controvertido que, al igual que muchas otras temáticas incómodas para cierta parte de la sociedad, el director cree que se debe tratar en el audiovisual: "Intentamos hacer un cine bastante reverente y que no pida permiso porque, sino, no estaríamos a la altura del compromiso y de lo que realmente sucedió, estaríamos buscando la comodidad". Añade que su idea no es hacer películas para complacer ni para ganar premios y mucho menos para ganar dinero, "las hacemos por otro tipo de principios".
Antes de comenzar la producción del largometraje, el cineasta mantuvo conversaciones con sacerdotes para documentarse e intentar ser fiel a la realidad, aunque no todos los entrevistados tenían a sus espaldas sospechas de haber incurrido en este tipo de delitos. "Los curas estaban abiertos a hablar, pero desde una mirada bastante corporativa. Fue bastante molesto entrevistarles porque no iban a traicionar la logia. Eso no me pareció nada saludable ni para ellos ni para el proyecto", afirmaba Campusano.
Una de las características principales de las películas del director es que le gusta trabajar con actores desconocidos o "no actores". Al crear su productora, Cinebruto, hace más de diez años, decidió que no la fundaba para que fuera más de lo mismo: "Cuando empiezas a producir con frecuencia, en ocasiones los tiempos del audiovisual te llevan a ceder, pero en nuestro caso dijimos que no. Se nos ha ofrecido muchas veces gente conocida, hasta gratis, pero para mí no es un área negociable, preferimos darle la oportunidad de estar y pagarle como cobraría cualquier actor conocido a gente de la comunidad misma. Es una satisfacción que no queremos perder".
Campusano nació en la localidad bonaerense de Quilmes en 1964. Tras estudiar Cinematografía en el Instituto de Cine de Avellaneda en los años 80, permaneció al margen del mundo audiovisual hasta 2005, cuando rodó su cortometraje "Bosques". Desde entonces hasta ahora ha estrenado más de doce largometrajes, entre los que se encuentran los premiados "Vikingo" (2009) y "El perro Molina" (2014). El pasado año 2018, el Festival de Rótterdam le dedicó una retrospectiva.
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Ariel es un joven homosexual que reside en una zona rural de la provincia de Buenos Aires con su padre y su hermana. Tras concluir su relación como Omar, un sacerdote que le sedujo en su pubertad y se aprovechó de su inocencia para manipularlo emocionalmente, Ariel comienza la búsqueda de un amor ideal. Esa búsqueda dará sus frutos al encontrarse con Ramírez, un joven que vive en la clandestinidad.
En el entorno rural del protagonista, los personajes están obligados a mostrar su "masculinidad exacerbada", lo que muestra que "el pasivo amanerado no es el único homosexual", explicó Campusano en la rueda de prensa posterior a la proyección de la película. Sus referentes no son cinematográficos sino del área social en el que se encuentran los personajes. La mayoría de ellos existen y "son basados en gente que he conocido, en referentes totalmente concretos y reales", añadió.
La cinta aborda también la pedofilia en la Iglesia, un tema bastante controvertido que, al igual que muchas otras temáticas incómodas para cierta parte de la sociedad, el director cree que se debe tratar en el audiovisual: "Intentamos hacer un cine bastante reverente y que no pida permiso porque, sino, no estaríamos a la altura del compromiso y de lo que realmente sucedió, estaríamos buscando la comodidad". Añade que su idea no es hacer películas para complacer ni para ganar premios y mucho menos para ganar dinero, "las hacemos por otro tipo de principios".
Antes de comenzar la producción del largometraje, el cineasta mantuvo conversaciones con sacerdotes para documentarse e intentar ser fiel a la realidad, aunque no todos los entrevistados tenían a sus espaldas sospechas de haber incurrido en este tipo de delitos. "Los curas estaban abiertos a hablar, pero desde una mirada bastante corporativa. Fue bastante molesto entrevistarles porque no iban a traicionar la logia. Eso no me pareció nada saludable ni para ellos ni para el proyecto", afirmaba Campusano.
Una de las características principales de las películas del director es que le gusta trabajar con actores desconocidos o "no actores". Al crear su productora, Cinebruto, hace más de diez años, decidió que no la fundaba para que fuera más de lo mismo: "Cuando empiezas a producir con frecuencia, en ocasiones los tiempos del audiovisual te llevan a ceder, pero en nuestro caso dijimos que no. Se nos ha ofrecido muchas veces gente conocida, hasta gratis, pero para mí no es un área negociable, preferimos darle la oportunidad de estar y pagarle como cobraría cualquier actor conocido a gente de la comunidad misma. Es una satisfacción que no queremos perder".
Campusano nació en la localidad bonaerense de Quilmes en 1964. Tras estudiar Cinematografía en el Instituto de Cine de Avellaneda en los años 80, permaneció al margen del mundo audiovisual hasta 2005, cuando rodó su cortometraje "Bosques". Desde entonces hasta ahora ha estrenado más de doce largometrajes, entre los que se encuentran los premiados "Vikingo" (2009) y "El perro Molina" (2014). El pasado año 2018, el Festival de Rótterdam le dedicó una retrospectiva.
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