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El madrileño Festival Iberoamericano Márgenes acabará este próximo fin de semana con la proyección de "Ema", la última película del cineasta chileno Pablo Larraín, protagonizada por su compatriota Mariana Di Girolamo y el mexicano Gael García Bernal. Cuenta la historia de una joven pareja que, tras separarse, decide entregar en adopción a Polo, el hijo que ambos habían adoptado y que fueron incapaces de criar. NOTICINE.com habló en exclusiva con Girolamo sobre éste, su primer gran papel protagónico en cine.

- ¿Qué ha supuesto para usted este papel?
Ha sido un desafío, y como toda experiencia desafiante, muy gratificante también. Es mi primera experiencia en el cine en un rol protagónico, había hecho papeles muy pequeños en Chile. Trabajar con Pablo (Larraín), que es un director de una sensibilidad impresionante, muy exigente también con un equipo exigente, el de su productora Fábula, me permitió aprender mucho. Aun estoy digiriendo lo que sucedió en el estreno, la película que se abrió al mundo, estoy viviendo cada momento.

- ¿Cómo fue meterse en este personaje?
Yo te diría que fue mas una construcción que partió desde fuera hacia dentro. Como buscando el aspecto físico de Ema primero. A mi Pablo siempre me dijo, desde que me ofreció la película, que me iba a tener que cortar el pelo, yo que tenía el pelo largo y frondoso. Y fuimos buscando su aspecto físico, su pelo decolorado, el entrenamiento en la danza, con la compañía de José Luis Vidal... Los que hayan visto o vayan a ver la película van a saber que el baile es muy importante, en el tema del baile más urbano. Y después fuimos encontrando cómo era el interior de Ema como se relacionaba ella con el mundo y con los distintos personajes. Fue una construcción que hicimos mucho en el set. No había un guion preestablecido, grabábamos escenas como si fueran escenas-isla. Y por eso, para mi, después fue como sorpresivo el resultado final y cómo se construyó finalmente la película, cómo se entramó.

- ¿Cree que este papel será decisivo para su carrera?
¡No lo sé! No sé, aparte de mucho aprendizaje, fue un desafío grande. Tengo muchas ganas de seguir haciendo cine. En Chile mi carrera era más bien de teleseries, que si bien el aprendizaje que te dan es muchísimo, muy riguroso, me gusta mucha más esto que está sucediendo ahora, el mundo del cine. Y ojalá que surjan muchos proyectos.

- ¿Cómo fue trabajar con un director de la talla de Pablo Larraín?
Maravilloso. A Pablo lo admiro, he visto su trabajo, crecí con su trabajo; desde "Tony Manero", "Post mortem", "El club", que es la película chilena que más significa para mi, que me resuena y me remueve. Entonces cuando él me extiende esta invitación, yo no lo podía creer. Y, como dije anteriormente, es un director muy sensible. Creo que fue muy valiente al hacer esta película, porque habla de nuestros tiempos, en cuanto a que eso ya tiene valor en sí. Y lo admiro y respeto muchísimo.

- ¿Fue difícil interpretar a este personaje?
Requirió de mucha concentración, más que difícil tuve que estar muy concentrada. En comunión todo el tiempo con el chico que llevaba la steadycam (cámara de mano estable), Diego... Eramos como novios, teníamos una danza constante. Ema y la steadycam tienen un dialogo ahí que fue importante. Fue desafiante, tampoco había trabajado con Dolly (cámara sobre ruedas) ni nada de eso, pero fue gozoso y como todo goce también tiene un lado que es difícil.

- ¿Qué supuso para usted haber estrenado en la Mostra de Venecia?
Un sueño. Fuimos muy privilegiados por poder mostrar nuestro trabajo y nuestro arte, y lo que estamos haciendo en mi país, allí en Venecia. Sobre todo lo viví muy feliz de poder abrirnos al mundo y que la gente conozca nuestro trabajo.

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