Lois Patiño y la poética visual gallega, en la Berlinale con "Lúa vermella"
- por © Jon Apaolaza (Berlín)-NOTICINE.com
El nuevo cine gallego vuelve a hacer ruído en festivales internacionales, esta vez de la mano de Lois Patiño y su "Lúa vermella", mezcla de modernidad en la estética y los planteamientos narrativos con leyendas y tradiciones de su tierra. En conversación exclusiva con NOTICINE.com, el antes autor de "Costa da Morte" comparte su experiencia en la Berlinale y su evolución desde el documental a la ficción y la fantasía.
- ¿Qué es "Lua vermella"?
La película transcurre en Galicia, el norte de España. Construimos una especie de leyenda en torno a un buzo que ha desaparecido en un pueblo donde todo el mundo se ha quedado paralizado como si estuviera bajo un hechizo. A este lugar llegan tres brujas que tienen que explorar e investigar lo que ha sucedido en ese pueblo.
- ¿Prima más la estética y el impresionismo que el relato?
La película, al trabajar con figuras inmóviles en el paisaje que están paralizadas, tiene un componente muy pictórico. Muchos de los planos se construyen como si fueran pinturas en movimiento donde las personas están paralizadas pero el tiempo se mueve en el paisaje. Tratamos de equilibrar la cuestión del lenguaje cinematográfico con la idea de una leyenda, construir una leyenda en torno al imaginario gallego, las meigas, la Santa Compaña… En Galicia, la identidad y el imaginario fantástico está muy vinculado a estas leyendas en torno a la muerte. Hay simbolismo, hay alegoría, pero, sobre todo, es ese sustrato de mitos que, de alguna manera, la presencia del océano como un ser misterioso despierta.
- Ese océano estaba ya en su opera prima, "Costa da Morte"...
Sí. "Costa da Morte, era una película documental que se quedaba del lado de la realidad. En este caso, la película traspasa hacia el lado de la leyenda y del mito, pero igualmente, la película trascurre en un pueblo costero de Galicia donde el mar, como un ente peligroso, está presente. Es un mar donde ha habido numerosos naufragios a lo largo de la historia, entonces es un mar cementerio. Galicia también tiene la idea de Finisterre de "Fin del mundo" y eso es algo que también queda presente. Es un mar, por tanto, donde acaba el mundo. Eso le da una tensión mayor.
- ¿Cree que existe un denominador común en su cine y el de otros creadores gallegos contemporáneos, como Oliver Laxe?
Ahora justo acaban de cumplirse 10 años desde que el crítico Martin Pawley creó la etiqueta "Novo Cinema Galego", que engloba a los cineastas de mi generación: Oliver Laxe, Eloy Enciso, Alberto Gracia… varios cineastas que continúan creciendo. Creo que lo interesante de este movimiento es que, por un lado, cada uno vamos explorando un lenguaje personal y propio, pero sí que hay un sustrato común que puede encontrarse. Creo que es esta presencia de un paisaje y naturaleza habitados. Un paisaje espiritual, con memoria, con leyenda… Creo que mirando retrospectivamente a las películas que han ido surgiendo estos 10 años, ese sería el elemento común que encuentro. Aún así, el lenguaje cinematográfico es lo que hace interesante al movimiento, y en cada cineasta es diferente. Esa búsqueda enriquece.
- ¿En ese camino parece definirse una mayor tendencia a la fantasía que a la realidad?
Puede ser. En mi caso no es algo que busque conscientemente en el sentido de trabajar en torno a dicho tema, pero sí que al reflexionar sobre la identidad gallega, aparece. Creo que es algo que está latente y que forma parte de la identidad del lugar. Posiblemente sea el motivo de reflejarse más, de manera más o menos consciente, en algunos más y en otros menos.
- ¿Cómo está siendo su experiencia berlinesa?
De momento todavía no he podido vivirlo mucho. Al poco de llegar nos dieron otra buena noticia de otro festival: "Lúa Vermella" ha sido seleccionada en Nueva York, para el New Directors / New Films Festival, así que eso ayuda también a dar visibilidad estos días a la película, es otro elemento que se le añade. Lo interesante de abrir la película a otras miradas es el feedback que puedes recibir de eso, sobre todo, las lecturas, lo que la película puede evocar que tú ni siquiera eras consciente de qué podía despertar. La película se multiplica por la mirada de cada espectador y ese feedback es muy enriquecedor, te ayuda a comprender mucho mejor tu obra y lo que transmite.
- Hábleme de su evolución del documental a la ficción...
Esta película aún mantiene una presencia documental grande, las personas que aparecen paralizadas en el paisaje es la propia gente del pueblo. Hay una voluntad documental de hacer un retrato fotográfico y colectivo de las personas que habitan este pueblo. Luego hay otro elemento documental, el propio personaje de "El Rubio", en torno al que construimos la historia, que es un buzo que ha recuperado más de 40 cadáveres de náufragos perdidos en el mar, que es una historia real, y, que el personaje, se interpreta a sí mismo en la película. Luego sí que construimos una ficción, una fábula con fantasmas, monstruos marinos, meigas. Creo que sigue habiendo un equilibrio entre ficción y documental, en este caso, tiene un poco más de peso la ficción. Vengo de un cine muy contemplativo, casi sin palabras, sin historia, pero me está interesando cada vez más el trabajar el relato de ficción. Me interesa siempre un cine que busca nueva formas cinematográficas como la de Pedro Costa, Albert Serra… pero también cineastas más narrativos. Ahora, en el festival, hay muchos, como por ejemplo Kelly Reichardt, que acaba de estrenar en el festival. Hay muchos, tanto en el ámbito de un cine más artístico a un cine más narrativo y abierto al público. Hay un amplio espectro de cineastas que me interesan.
- ¿Le ayudaría mucho ser premiado en Berlín?
Es difícil ya que no hay muchos premios en la sección Forum, pero son 35 películas y es complicado. En este caso, el premio es estar en el festival y todo lo que pueda catapultarse desde aquí, estando en esta plataforma se da mucha visibilidad a la película. El éxito sería que muchas personas se puedan sentir conmovidas por la historia y que pudiera llegar a muchos programadores que la lleven a festivales.
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- ¿Qué es "Lua vermella"?
La película transcurre en Galicia, el norte de España. Construimos una especie de leyenda en torno a un buzo que ha desaparecido en un pueblo donde todo el mundo se ha quedado paralizado como si estuviera bajo un hechizo. A este lugar llegan tres brujas que tienen que explorar e investigar lo que ha sucedido en ese pueblo.
- ¿Prima más la estética y el impresionismo que el relato?
La película, al trabajar con figuras inmóviles en el paisaje que están paralizadas, tiene un componente muy pictórico. Muchos de los planos se construyen como si fueran pinturas en movimiento donde las personas están paralizadas pero el tiempo se mueve en el paisaje. Tratamos de equilibrar la cuestión del lenguaje cinematográfico con la idea de una leyenda, construir una leyenda en torno al imaginario gallego, las meigas, la Santa Compaña… En Galicia, la identidad y el imaginario fantástico está muy vinculado a estas leyendas en torno a la muerte. Hay simbolismo, hay alegoría, pero, sobre todo, es ese sustrato de mitos que, de alguna manera, la presencia del océano como un ser misterioso despierta.
- Ese océano estaba ya en su opera prima, "Costa da Morte"...
Sí. "Costa da Morte, era una película documental que se quedaba del lado de la realidad. En este caso, la película traspasa hacia el lado de la leyenda y del mito, pero igualmente, la película trascurre en un pueblo costero de Galicia donde el mar, como un ente peligroso, está presente. Es un mar donde ha habido numerosos naufragios a lo largo de la historia, entonces es un mar cementerio. Galicia también tiene la idea de Finisterre de "Fin del mundo" y eso es algo que también queda presente. Es un mar, por tanto, donde acaba el mundo. Eso le da una tensión mayor.
- ¿Cree que existe un denominador común en su cine y el de otros creadores gallegos contemporáneos, como Oliver Laxe?
Ahora justo acaban de cumplirse 10 años desde que el crítico Martin Pawley creó la etiqueta "Novo Cinema Galego", que engloba a los cineastas de mi generación: Oliver Laxe, Eloy Enciso, Alberto Gracia… varios cineastas que continúan creciendo. Creo que lo interesante de este movimiento es que, por un lado, cada uno vamos explorando un lenguaje personal y propio, pero sí que hay un sustrato común que puede encontrarse. Creo que es esta presencia de un paisaje y naturaleza habitados. Un paisaje espiritual, con memoria, con leyenda… Creo que mirando retrospectivamente a las películas que han ido surgiendo estos 10 años, ese sería el elemento común que encuentro. Aún así, el lenguaje cinematográfico es lo que hace interesante al movimiento, y en cada cineasta es diferente. Esa búsqueda enriquece.
- ¿En ese camino parece definirse una mayor tendencia a la fantasía que a la realidad?
Puede ser. En mi caso no es algo que busque conscientemente en el sentido de trabajar en torno a dicho tema, pero sí que al reflexionar sobre la identidad gallega, aparece. Creo que es algo que está latente y que forma parte de la identidad del lugar. Posiblemente sea el motivo de reflejarse más, de manera más o menos consciente, en algunos más y en otros menos.
- ¿Cómo está siendo su experiencia berlinesa?
De momento todavía no he podido vivirlo mucho. Al poco de llegar nos dieron otra buena noticia de otro festival: "Lúa Vermella" ha sido seleccionada en Nueva York, para el New Directors / New Films Festival, así que eso ayuda también a dar visibilidad estos días a la película, es otro elemento que se le añade. Lo interesante de abrir la película a otras miradas es el feedback que puedes recibir de eso, sobre todo, las lecturas, lo que la película puede evocar que tú ni siquiera eras consciente de qué podía despertar. La película se multiplica por la mirada de cada espectador y ese feedback es muy enriquecedor, te ayuda a comprender mucho mejor tu obra y lo que transmite.
- Hábleme de su evolución del documental a la ficción...
Esta película aún mantiene una presencia documental grande, las personas que aparecen paralizadas en el paisaje es la propia gente del pueblo. Hay una voluntad documental de hacer un retrato fotográfico y colectivo de las personas que habitan este pueblo. Luego hay otro elemento documental, el propio personaje de "El Rubio", en torno al que construimos la historia, que es un buzo que ha recuperado más de 40 cadáveres de náufragos perdidos en el mar, que es una historia real, y, que el personaje, se interpreta a sí mismo en la película. Luego sí que construimos una ficción, una fábula con fantasmas, monstruos marinos, meigas. Creo que sigue habiendo un equilibrio entre ficción y documental, en este caso, tiene un poco más de peso la ficción. Vengo de un cine muy contemplativo, casi sin palabras, sin historia, pero me está interesando cada vez más el trabajar el relato de ficción. Me interesa siempre un cine que busca nueva formas cinematográficas como la de Pedro Costa, Albert Serra… pero también cineastas más narrativos. Ahora, en el festival, hay muchos, como por ejemplo Kelly Reichardt, que acaba de estrenar en el festival. Hay muchos, tanto en el ámbito de un cine más artístico a un cine más narrativo y abierto al público. Hay un amplio espectro de cineastas que me interesan.
- ¿Le ayudaría mucho ser premiado en Berlín?
Es difícil ya que no hay muchos premios en la sección Forum, pero son 35 películas y es complicado. En este caso, el premio es estar en el festival y todo lo que pueda catapultarse desde aquí, estando en esta plataforma se da mucha visibilidad a la película. El éxito sería que muchas personas se puedan sentir conmovidas por la historia y que pudiera llegar a muchos programadores que la lleven a festivales.
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