Hablamos en exclusiva con Fernanda Valadez, directora de "Sin señas particulares"
- por © Carolina G. Guerrero (San Sebastián)-NOTICINE.com
La llamada "guerra contra el narcotráfico" en México, devenida en conflicto armado que cuesta cada año miles de vidas inocentes, está detrás de "Sin señas particulares", la opera prima de Fernanda Valadez, que -tras estrenarse el pasado enero en Sundance- participa ahora en el apartado Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián, donde habló en exclusiva con NOTICINE.com.
- ¿Podría comentar de qué trata a grandes rasgos su película "Sin señas particulares"?
Es una película que habla sobre una madre que emprende una travesía en busca de su hijo desaparecido y, en medio de este viaje, se encuentra con otro joven que es deportado de los Estados Unidos y que vuelve buscando a su madre. Son historias que se encuentran en el contexto del México contemporáneo, de las expresiones forzadas y de la violencia tan extrema que estamos viviendo.
- ¿Qué nos podría contar sobre ese conflicto sangriento en México?
Desafortunadamente es un fenómeno que está sucediendo desde hace diez años y que empezó como una guerra contra el narcotráfico. Así, fue declarada con supuestos daños colaterales y que en realidad lo que provocó fue el desencadenamiento de violencia en todos los estratos de la sociedad. En realidad, no son daños colaterales, sino una violencia que atraviesa a todas las clases sociales provocando desapariciones, miles de muertos, pueblos fantasmas y una incertidumbre con respecto a lo que nos espera como mexicanos.
- ¿Le parecía necesario filmar esta película?
Siento que esta película es en realidad tanto de Astrid Rondero, coguionista y productora de la película, como mía. Ambas sentíamos la urgencia de poder hablar de esta violencia que nos impactó y cambió nuestra percepción sobre el país en el que vivimos. Del mismo modo, queríamos hacer honor a los familiares que dentro de toda esta negrura emprenden travesías en busca de sus seres queridos y que a pesar de la incertidumbre y de todos los riesgos que corren porque muchos de ellos han sido asesinados en sus procesos de búsquedas. Es una película que trata de inspirarse en estos dos extremos.
- Imagino que habrá sido complicada de rodar…
La verdad es que fue un privilegio, una experiencia muy bonita porque encontramos a un equipo muy comprometido para poder contar esta historia junto a nosotros. Quizás, lo más complicado fue el financiamiento. En México, desafortunadamente, el fondo que nos financió ya no existe. Fue eliminado este año en el contexto de la pandemia, pero era un fondo que apoyaba películas sin importar la temática, sobre todo lo que ellos llaman la calidad de la película. El asunto fue que, en el momento en que nos adaptamos, redujeron el financiamiento por la mitad, y una película de esta temática es difícil que tenga inversionistas privados u otro tipo de financiamientos. Por tanto, hicimos un recorrido de financiamiento a lo largo de un par de años y, cómo no logramos completar todo el presupuesto, decidimos filmar con lo que teníamos.
- Es decir, el tema de las localizaciones y todo el sistema de rodaje ha sido complicado…
Esa ha sido una de las cosas con las que más afortunada me siento. Yo soy del estado de Guanajuato y, puesto que teníamos muy poco presupuesto, la manera en que abordamos el rodaje fue hacer casi todo el viaje en este estado por la riqueza de paisajes. Creo que la magia del cine es que a lo largo de las distintas estaciones el montaje nos permite hacer parecer espacios que en realidad son el mismo pero en épocas diferentes, nos dan la sensación de estar haciendo un viaje. El 80% de la película fue en Guanajuato y solamente viajamos para las secuencias de la frontera.
- La idea principal que tenía sobre esta película ¿es la que ha terminado de ser o se ha ido modificando a lo largo del proceso del rodaje?
Se fue modificando a lo largo de la escritura y el financiamiento, puesto que fue un proceso bastante largo. La idea original, porque antes hicimos un cortometraje exploratorio de todo esto, era estas dos historias que se cruzan, la madre que busca al hijo desaparecido y el hijo deportado que busca a la madre. El trabajo con Astrid Rondero, además de ser una directora muy talentosa es una gran guionista, fue el de fortalecer la textura y poblar esta historia de otros personajes que ayudaran a expresar esta crisis que atraviesan las clases sociales en México y las distintas regiones. Eso fue lo que cambió poco a poco y creo que para bien.
- ¿Cómo está viviendo el Festival Internacional de Cine de San Sebastián?
Con mucho gusto, a pesar de que todo el mundo tenga que llevar la mascarilla. Por otro lado, muy feliz porque prácticamente no había salido de casa, solamente para ir al supermercado, a pasear a mis perros o dar clases en línea, y el poder estar aquí ahora es un privilegio. Este festival ha sido fundamental para la película porque viene de Cine en Construcción.
- ¿Qué supondría un premio para su película?
Cine en Construcción es un antes y un después de una plataforma y una vida que no nos imaginábamos. Realmente creo que no esperamos premios, si llegara sería un regalo de la vida, pero el verdadero premio es tener esta plataforma, esta visibilidad y que la película encuentre nuevas audiencias.
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- ¿Podría comentar de qué trata a grandes rasgos su película "Sin señas particulares"?
Es una película que habla sobre una madre que emprende una travesía en busca de su hijo desaparecido y, en medio de este viaje, se encuentra con otro joven que es deportado de los Estados Unidos y que vuelve buscando a su madre. Son historias que se encuentran en el contexto del México contemporáneo, de las expresiones forzadas y de la violencia tan extrema que estamos viviendo.
- ¿Qué nos podría contar sobre ese conflicto sangriento en México?
Desafortunadamente es un fenómeno que está sucediendo desde hace diez años y que empezó como una guerra contra el narcotráfico. Así, fue declarada con supuestos daños colaterales y que en realidad lo que provocó fue el desencadenamiento de violencia en todos los estratos de la sociedad. En realidad, no son daños colaterales, sino una violencia que atraviesa a todas las clases sociales provocando desapariciones, miles de muertos, pueblos fantasmas y una incertidumbre con respecto a lo que nos espera como mexicanos.
- ¿Le parecía necesario filmar esta película?
Siento que esta película es en realidad tanto de Astrid Rondero, coguionista y productora de la película, como mía. Ambas sentíamos la urgencia de poder hablar de esta violencia que nos impactó y cambió nuestra percepción sobre el país en el que vivimos. Del mismo modo, queríamos hacer honor a los familiares que dentro de toda esta negrura emprenden travesías en busca de sus seres queridos y que a pesar de la incertidumbre y de todos los riesgos que corren porque muchos de ellos han sido asesinados en sus procesos de búsquedas. Es una película que trata de inspirarse en estos dos extremos.
- Imagino que habrá sido complicada de rodar…
La verdad es que fue un privilegio, una experiencia muy bonita porque encontramos a un equipo muy comprometido para poder contar esta historia junto a nosotros. Quizás, lo más complicado fue el financiamiento. En México, desafortunadamente, el fondo que nos financió ya no existe. Fue eliminado este año en el contexto de la pandemia, pero era un fondo que apoyaba películas sin importar la temática, sobre todo lo que ellos llaman la calidad de la película. El asunto fue que, en el momento en que nos adaptamos, redujeron el financiamiento por la mitad, y una película de esta temática es difícil que tenga inversionistas privados u otro tipo de financiamientos. Por tanto, hicimos un recorrido de financiamiento a lo largo de un par de años y, cómo no logramos completar todo el presupuesto, decidimos filmar con lo que teníamos.
- Es decir, el tema de las localizaciones y todo el sistema de rodaje ha sido complicado…
Esa ha sido una de las cosas con las que más afortunada me siento. Yo soy del estado de Guanajuato y, puesto que teníamos muy poco presupuesto, la manera en que abordamos el rodaje fue hacer casi todo el viaje en este estado por la riqueza de paisajes. Creo que la magia del cine es que a lo largo de las distintas estaciones el montaje nos permite hacer parecer espacios que en realidad son el mismo pero en épocas diferentes, nos dan la sensación de estar haciendo un viaje. El 80% de la película fue en Guanajuato y solamente viajamos para las secuencias de la frontera.
- La idea principal que tenía sobre esta película ¿es la que ha terminado de ser o se ha ido modificando a lo largo del proceso del rodaje?
Se fue modificando a lo largo de la escritura y el financiamiento, puesto que fue un proceso bastante largo. La idea original, porque antes hicimos un cortometraje exploratorio de todo esto, era estas dos historias que se cruzan, la madre que busca al hijo desaparecido y el hijo deportado que busca a la madre. El trabajo con Astrid Rondero, además de ser una directora muy talentosa es una gran guionista, fue el de fortalecer la textura y poblar esta historia de otros personajes que ayudaran a expresar esta crisis que atraviesan las clases sociales en México y las distintas regiones. Eso fue lo que cambió poco a poco y creo que para bien.
- ¿Cómo está viviendo el Festival Internacional de Cine de San Sebastián?
Con mucho gusto, a pesar de que todo el mundo tenga que llevar la mascarilla. Por otro lado, muy feliz porque prácticamente no había salido de casa, solamente para ir al supermercado, a pasear a mis perros o dar clases en línea, y el poder estar aquí ahora es un privilegio. Este festival ha sido fundamental para la película porque viene de Cine en Construcción.
- ¿Qué supondría un premio para su película?
Cine en Construcción es un antes y un después de una plataforma y una vida que no nos imaginábamos. Realmente creo que no esperamos premios, si llegara sería un regalo de la vida, pero el verdadero premio es tener esta plataforma, esta visibilidad y que la película encuentre nuevas audiencias.
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