Eduardo Crespo habla de su participación donostiarra con "Nosotros nunca moriremos"

por © Carolina G. Guerrero (San Sebastián)-NOTICINE.com
Eduardo Crespo
Eduardo Crespo (ASG)
El argentino Eduardo Crespo, con producción del muy activo Santiago Loza, es el director de "Nosotros nunca moriremos", un drama familiar que ha concursado por la Concha de Oro en San Sebastián. NOTICINE.com habló en exclusiva sobre este estreno mundial.

- ¿Podría resumirnos qué cuenta en "Nosotros nunca moriremos"?
Trata de una madre y un hijo, Rodrigo, que viajan a un pueblo donde acaba de morir el hermano mayor de este. Ambos se adentran en un duelo por separado, la madre tratando de entender esa muerte prematura y Rodrigo tratando de entender el dolor de los adultos para llegar a esa adultez a cambio de ir perdiendo poco a poco su niñez e ir haciéndose cargo del dolor de su madre.

- ¿Cómo surgió la idea de esta historia?
Tenía ganas de hablar sobre este duelo pero, por otro lado, también tenía ganas de una película sobre los vínculos y la memoria, cómo esta trabaja cuando uno está en una situación de duelo y se crea un desorden. Quería que eso estuviese en la forma de la película porque trabaja un espacio temporal de idas y venidas, del presente al pasado, cosas del estilo que me gustaba transmitir a través de la forma y, sobre todo, era como una despedida de mi pueblo. Yo soy del interior, de un pueblo de Argentina y desde hace muchos años vivo en Buenos Aires, y había algo cada vez que volvía a mi pueblo que cuando me iba era como una despedida y no sabía cuándo volvería de nuevo, había cierta melancolía que me daba vueltas en la cabeza y me daba ganas de poder planificar algo con eso, una ficción.

- Dicen que hay pocas cosas más dolorosas que perder a un hijo, pero su personaje maternal es un modelo de entereza...
Sí, me interesaba en ese personaje que interpreta la actriz Romina Escobar, que es como una madre que atraviesa, quizás, el peor de los dolores que es la pérdida de un hijo pero, cada vez, ella tenía que contener a todo es pueblo que había quedado desolado, a todos esos jóvenes que se habían quedado en un limbo flotando y que de repente llega con algo maternal para abrazarlos a todos juntos. Esa idea me gustaba y pienso que ella tiene su momento de dolor y de exteriorizarlo pero con mucho cuidado porque no quiere lastimar a su hijo menor con su dolor. Su objetivo es cuidarlo y, a la vez, Rodrigo se da cuenta de lo que le sucede a su madre, por lo que también trata de aliviarla y decirle que él se puede hacer cargo de sí mismo.

- Cuando la madre le explica qué es la muerte, es un tema que a veces cuesta un poco de saber explicar.
Sí, es muy bonito ver cómo la inocencia del niño al preguntar va más allá de lo religioso y místico, el descubrir qué va a pasar después con el alma y esas cuestiones que nos planteamos. Eso era lo que me gustaba. También, la historia tiene algo de humor dentro del dolor. El humor es una herramienta que a mí me interesa para atravesar en la vida las situaciones dolorosas y, por suerte, tengo ese don que me ayuda en eso, y me gustaba que hubiese algo de ese humor de lo rutinario o cotidiano para sopesar ese dolor. Por lo tanto, la película tiene unas pequeñas líneas, unos pequeños gestos de humor que a mí me interesan y que alivian ese pesar total de la madre y el hijo.

- Hay una escena especial en la que el libro "El guardián entre el centeno" se usa para morder en una crisis de epilepsia...
Me interesaba ese libro porque fue uno de los primeros que me marcó realmente como adolescente y después la idea de que Brian Alba, el actor que interpreta al joven muerto era un lector en un pueblo muy pequeño pero un gran lector. Él leía no solo libros de novelas o narraciones, sino que leía lo que tenía y en un momento me contó una historia que me gustó mucho y tiene que ver con esto, con un joven lector de un pueblo que leía lo que fuese, cualquier libro que encontrase. Por lo que ese libro tiene la anécdota de esa mordedura, de la ayuda a un chico con epilepsia, como la imagen del libro mordido significa un salvataje de primeros auxilios. Que un libro sirva como salvavidas de alguien me pareció una imagen muy poderosa y quería que estuviese en la película, porque son todos jóvenes, adolescentes y creo que ese libro nos marcó un poco a todos.

- ¿Cómo está viviendo el Festival Internacional de Cine de San Sebastián?
Me siento extraño pero a la vez muy emocionado de poder estar aquí en la Sección Oficial presentando mi película junto a Romina Escobar que también es parte del equipo y les estoy muy agradecido a José Luis (Rebordinos, director del festival) y a todo el equipo de programación que hicieron posible que la película estuviese donde está. También, me interesa venir, no solo por acompañar a la película, sino para apoyar esta decisión tan valiente que ha tomado el festival por impulsar a las películas porque, todo lo demás, las fiestas o los cócteles, pueden esperar para otro año, pero las películas tienen que verse en el cine y eso me parecía muy importante. El poder estar aquí es como dar nuestro apoyo a esa iniciativa, cuidándonos todos y sabiendo que el cine es muy seguro. Por ejemplo, yo he estado yendo a ver muchas películas al cine y uno se siente más seguro ahí que en la calle y parece que finalmente va a ser una decisión histórica pero muy bonita.

- ¿Qué supondría un premio para su película?
Estar aquí ya es un premio, un doble premio por haber viajado, poder presentar la película y estar compartiendo la Competencia Oficial con directores de renombre y que fueron maestros y referentes para mí como Naomi Kawase o Julien Temple. Algunos de ellos me marcaron mucho en mi juventud, estar aquí me emociona y también el acompañar a que la película guste. Con todo eso, nos volvemos con una mochila cargada de cosas extraordinarias.

- ¿Tiene algún proyecto en mente?
Sí, estoy con un nuevo proyecto que quiero filmar también sobre la despedida del pueblo. Me gustaría filmar fuera porque pienso que es un proyecto como más saliéndome del pueblo, así que estoy pensando en filmar aquí, en España, y una parte también en Europa. Tengo ganas de expandirme un poco para pensar, para ver qué pasa cuando salimos de un lugar tan cómodo como es el pueblo donde a uno lo ayudan y tiene la contención de los amigos y la familia, pensarme un poco más hacia el mundo y poder contar algo más universal, aunque esa pequeña película en un pueblito también tenga mucho de universal.



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