Entrevista exclusiva con Carla Simón, ganadora del Oso de Oro en Berlín
- por © Jon Apaolaza (Berlín)-NOTICINE.com
El Festival de Berlín es el festival de Carla Simón. La cineasta española se dio a conocer en el certamen de la capital alemana hace cinco años con "Verano 1993", ganando el premio a la mejor opera prima, y esta semana, su segunda película, "Alcarràs" se alzaba con el Oso de Oro, un honor rara vez obtenido por una cinta española o iberoamericana. Fue en 1983 la última ocasión en que eso ocurrió, de la mano de Mario Camus y "La colmena". NOTICINE.com tuvo la ocasión de hablar en exclusiva con Simón, el mismo día de su triunfo.
- ¿Cómo se siente tras ganar en Berlín?
Muy contenta, es un año muy raro por todo el tema del Covid porque está el festival con una euforia de celebrarse, pero a la vez con el aforo a medias, muchas restricciones, con mucho pasaporte, pero estoy muy emocionada de volver. Esta vez sentía que nos habían invitado a la mesa de los adultos, con directores que admiro muchísimo como Isaki Lacuesta, Claire Denis, y es un honor estar aquí. El premio fue increíble e inesperado.
- Pero la película ya tuvo una buena recepción antes del fallo del jurado...
Sí, ha sido muy bonita, muy intenso todo, porque como el festival tiene menos días esta vez, todo pasa con más euforia. La estrenamos el miércoles y tuvo una recepción muy calurosa y bonita, estaba gran parte del equipo que vino a Berlín y de los actores. Compartir la película con ellos por primera vez fue maravilloso, pero también la recepción del público fue muy bonita y es estupendo cuando sientes que la gente ha entendido el largometraje que querías contar.
- ¿Preveía algo similar o incluso superior a lo que ocurrió con su aplaudida opera prima?
Lo veía difícil porque "Verano..." fue muy bien y es complicado que se repita un viaje tan bonito y tan largo. Pero en cualquier caso lo importante para mí es que esta película ha sido un proceso de aprender mucho y que he sentido que como cineasta me ha hecho avanzar. Al final, considero que es lo más importante cuando haces una película, que con cada film sientas que te hace avanzar en tu aprendizaje de lo que estás haciendo o buscando.
- Cuando una opera prima triunfa, la segunda película resulta un desafío que muchos cineastas no son capaces de superar ¿Ha sentido esa presión con "Alcarràs"?
Sí, he sentido mucha presión. Cuando me puse a escribir después de "Verano...", sentía toda esa presión de pensar queese film había ido muy bien y ahora qué hacía. Pero luego, al empezar a trabajar, me olvidé, porque al final estas haciendo un largometraje y ya no estás pensando qué dirán, sino qué quieres contar. Después me volvió un poco el miedo, hace una semana, antes de volver aquí a Berlín y pensar qué dirían, porque la cinta estaba terminada. Aunque mientras la hacíamos no, pienso que es importante centrarte en lo que quieres contar.
- ¿Tiene parte autobiográfica?
Esta película no tanto. Tiene parte de mi familia, porque ellos cultivan melocotones en Alcarràs y es un poco el punto de partida, aunque luego toda la historia que se cuenta es ficción y digamos que la estructura familiar que tiene esta cinta también lo es. Creo que siempre es bonito cuando partes de cosas que te importan porque te da la oportunidad de retratarlo con más cariño, más amor porque es algo que te toca.
- Supimos que el rodaje tuvo que rodarse un año más tarde de lo previsto (2020) por culpa de la pandemia ¿Cree que ha afectado positiva o negativamente a su película?
Pienso que sería una película bastante parecida si la hubiésemos filmado cuando tocaba. Mucha gente me dice: ¿Pero al rodarlo más tarde no hay cosas positivas? Para mí no. En realidad, lo único que pasa es que era una cinta imposible de rodar en plena pandemia, cuando paramos. Una razón era porque se retrasó y teníamos que rodar en verano, ya que es cuando hay melocotones. Pero otra razón muy grande es porque el punto de partida de la premisa de la película es que es un relato coral con mucha gente junta, con abuelos, con niños, con adultos, todos en las mismas habitaciones y espacios y eso es exactamente lo que no se podía hacer durante la pandemia. Pienso que valió mucho la pena atrasarlo un año para poder mantener este espíritu que pedía la película, además de poder mantener ciertas escenas que estaban previstas para ser rodadas con gente, configuración, las fiestas mayores del pueblo y todo eso.
- ¿Modificó el guion?
Un poco, pero seguramente lo poquito que lo hubiésemos tocado rodando también el año pasado. Porque aún teníamos un poco de margen y siempre que entran los actores se ajustan algunas cosas. En ese caso no, cuando decidimos no rodar lo que hice fue cerrar el proyecto, lo que fue muy triste, ya que estábamos en un momento muy bonito de todo el equipo ya colaborando creativamente y fue una interrupción muy fuerte. Decidí cerrar el proyecto porque hay veces que si sigues trabajando sobre algo que ya está casi preparado –y nosotros estábamos muy cerca de rodar–, creo que corres el riesgo de pensarlo incluso demasiado. Ha sido una cinta que necesitaba mucha cabeza, pensamiento y mucha construcción, por todo el tema de ser un relato coral; ya nos habíamos pasado mucho tiempo con el guion, así que lo que hice fue cerrar el proyecto y ponerme a escribir otra cosa. Me pasé quizás de seis a nueve meses con un nuevo trabajo, que ya rodaremos, espero que no muy tarde. Cuando volvimos a abrir "Alcarràs" sí que le dimos una vuelta al guion, para ver cómo nos sentíamos con él en ese momento, pero no fueron grandes cambios.
- ¿Le complicó trabajar con algunos actores no profesionales?
Lo de los actores no profesionales me atrae mucho, pero la verdad es que es difícil. Lo que me parece más fácil son los niños, me gusta y me siento muy cómoda; los adultos, cuando hay niños en el set, hacen que actúen mejor o que encuentren más el tono que busco. Pero sin duda es complicado, para mí este proceso ha sido muy bonito, pero se tenía que hacer con mucho cuidado. Por eso hicimos un casting muy largo, que por suerte lo realizamos antes de la pandemia porque después no sé si habría sido posible. Nos fuimos a todas las pistas mayores de los pueblos de la zona y ahí mirábamos a la gente y, cuando veíamos a alguien que se parecía un poco al perfil que buscábamos, lo invitábamos al casting. Observamos como a 9000 personas, vimos muchísima gente, porque ellos también estaban muy entusiasmados con la idea de que se rodará algo ahí, por lo que venían muchos al casting. Intentamos encontrar personas que se parecieran un poco a los personajes que habíamos escrito y así no tenían que actuar tanto en realidad. Después pasamos 3 meses creando estas relaciones, cada tarde teníamos una combinación de gente distinta, un día venía el abuelo con la nieta, otro el padre con el hijo, otro los hermanos. Ahí íbamos construyendo todos esos lazos hasta que ya llegó el momento en el que se acercaba el rodaje, leímos el guion y empezamos a ensayar las escenas.
- ¿Cree que su cine va a seguir siendo rural?
A mí me encanta el mundo rural, porque he crecido en un pueblo y mi familia cultiva melones, es algo que encuentro siempre muy cinematográfico, pero ahora me apetece mucho rodar en una ciudad, en el mar o algo un poco distinto.
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- ¿Cómo se siente tras ganar en Berlín?
Muy contenta, es un año muy raro por todo el tema del Covid porque está el festival con una euforia de celebrarse, pero a la vez con el aforo a medias, muchas restricciones, con mucho pasaporte, pero estoy muy emocionada de volver. Esta vez sentía que nos habían invitado a la mesa de los adultos, con directores que admiro muchísimo como Isaki Lacuesta, Claire Denis, y es un honor estar aquí. El premio fue increíble e inesperado.
- Pero la película ya tuvo una buena recepción antes del fallo del jurado...
Sí, ha sido muy bonita, muy intenso todo, porque como el festival tiene menos días esta vez, todo pasa con más euforia. La estrenamos el miércoles y tuvo una recepción muy calurosa y bonita, estaba gran parte del equipo que vino a Berlín y de los actores. Compartir la película con ellos por primera vez fue maravilloso, pero también la recepción del público fue muy bonita y es estupendo cuando sientes que la gente ha entendido el largometraje que querías contar.
- ¿Preveía algo similar o incluso superior a lo que ocurrió con su aplaudida opera prima?
Lo veía difícil porque "Verano..." fue muy bien y es complicado que se repita un viaje tan bonito y tan largo. Pero en cualquier caso lo importante para mí es que esta película ha sido un proceso de aprender mucho y que he sentido que como cineasta me ha hecho avanzar. Al final, considero que es lo más importante cuando haces una película, que con cada film sientas que te hace avanzar en tu aprendizaje de lo que estás haciendo o buscando.
- Cuando una opera prima triunfa, la segunda película resulta un desafío que muchos cineastas no son capaces de superar ¿Ha sentido esa presión con "Alcarràs"?
Sí, he sentido mucha presión. Cuando me puse a escribir después de "Verano...", sentía toda esa presión de pensar queese film había ido muy bien y ahora qué hacía. Pero luego, al empezar a trabajar, me olvidé, porque al final estas haciendo un largometraje y ya no estás pensando qué dirán, sino qué quieres contar. Después me volvió un poco el miedo, hace una semana, antes de volver aquí a Berlín y pensar qué dirían, porque la cinta estaba terminada. Aunque mientras la hacíamos no, pienso que es importante centrarte en lo que quieres contar.
- ¿Tiene parte autobiográfica?
Esta película no tanto. Tiene parte de mi familia, porque ellos cultivan melocotones en Alcarràs y es un poco el punto de partida, aunque luego toda la historia que se cuenta es ficción y digamos que la estructura familiar que tiene esta cinta también lo es. Creo que siempre es bonito cuando partes de cosas que te importan porque te da la oportunidad de retratarlo con más cariño, más amor porque es algo que te toca.
- Supimos que el rodaje tuvo que rodarse un año más tarde de lo previsto (2020) por culpa de la pandemia ¿Cree que ha afectado positiva o negativamente a su película?
Pienso que sería una película bastante parecida si la hubiésemos filmado cuando tocaba. Mucha gente me dice: ¿Pero al rodarlo más tarde no hay cosas positivas? Para mí no. En realidad, lo único que pasa es que era una cinta imposible de rodar en plena pandemia, cuando paramos. Una razón era porque se retrasó y teníamos que rodar en verano, ya que es cuando hay melocotones. Pero otra razón muy grande es porque el punto de partida de la premisa de la película es que es un relato coral con mucha gente junta, con abuelos, con niños, con adultos, todos en las mismas habitaciones y espacios y eso es exactamente lo que no se podía hacer durante la pandemia. Pienso que valió mucho la pena atrasarlo un año para poder mantener este espíritu que pedía la película, además de poder mantener ciertas escenas que estaban previstas para ser rodadas con gente, configuración, las fiestas mayores del pueblo y todo eso.
- ¿Modificó el guion?
Un poco, pero seguramente lo poquito que lo hubiésemos tocado rodando también el año pasado. Porque aún teníamos un poco de margen y siempre que entran los actores se ajustan algunas cosas. En ese caso no, cuando decidimos no rodar lo que hice fue cerrar el proyecto, lo que fue muy triste, ya que estábamos en un momento muy bonito de todo el equipo ya colaborando creativamente y fue una interrupción muy fuerte. Decidí cerrar el proyecto porque hay veces que si sigues trabajando sobre algo que ya está casi preparado –y nosotros estábamos muy cerca de rodar–, creo que corres el riesgo de pensarlo incluso demasiado. Ha sido una cinta que necesitaba mucha cabeza, pensamiento y mucha construcción, por todo el tema de ser un relato coral; ya nos habíamos pasado mucho tiempo con el guion, así que lo que hice fue cerrar el proyecto y ponerme a escribir otra cosa. Me pasé quizás de seis a nueve meses con un nuevo trabajo, que ya rodaremos, espero que no muy tarde. Cuando volvimos a abrir "Alcarràs" sí que le dimos una vuelta al guion, para ver cómo nos sentíamos con él en ese momento, pero no fueron grandes cambios.
- ¿Le complicó trabajar con algunos actores no profesionales?
Lo de los actores no profesionales me atrae mucho, pero la verdad es que es difícil. Lo que me parece más fácil son los niños, me gusta y me siento muy cómoda; los adultos, cuando hay niños en el set, hacen que actúen mejor o que encuentren más el tono que busco. Pero sin duda es complicado, para mí este proceso ha sido muy bonito, pero se tenía que hacer con mucho cuidado. Por eso hicimos un casting muy largo, que por suerte lo realizamos antes de la pandemia porque después no sé si habría sido posible. Nos fuimos a todas las pistas mayores de los pueblos de la zona y ahí mirábamos a la gente y, cuando veíamos a alguien que se parecía un poco al perfil que buscábamos, lo invitábamos al casting. Observamos como a 9000 personas, vimos muchísima gente, porque ellos también estaban muy entusiasmados con la idea de que se rodará algo ahí, por lo que venían muchos al casting. Intentamos encontrar personas que se parecieran un poco a los personajes que habíamos escrito y así no tenían que actuar tanto en realidad. Después pasamos 3 meses creando estas relaciones, cada tarde teníamos una combinación de gente distinta, un día venía el abuelo con la nieta, otro el padre con el hijo, otro los hermanos. Ahí íbamos construyendo todos esos lazos hasta que ya llegó el momento en el que se acercaba el rodaje, leímos el guion y empezamos a ensayar las escenas.
- ¿Cree que su cine va a seguir siendo rural?
A mí me encanta el mundo rural, porque he crecido en un pueblo y mi familia cultiva melones, es algo que encuentro siempre muy cinematográfico, pero ahora me apetece mucho rodar en una ciudad, en el mar o algo un poco distinto.
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