Hablamos con Matías Bize sobre el estreno de "Mensajes privados" en Málaga
- por © Carolina G. Guerrero (Málaga)-NOTICINE.com
Habitualmente presente en Festivales internacionales como Venecia, Locarno, Cartagena o La Habana, el chileno Matías Bize eligió el español Festival de Málaga para estrenar su nuevo trabajo, "Mensajes privados". NOTICINE.com habló con él en exclusiva.
- Esta película surgió de la pandemia y el confinamiento, ¿no?
Sí, surgió en el momento más duro del confinamiento, cuando estábamos encerrados y no salíamos a ningún lado, la verdad. Y yo tuve la idea un poco de transformar este sentimiento que estábamos teniendo, este sentimiento de urgencia, de miedo también, y dije: "Bueno, quiero hacer una película, quiero transmitir, quizás... porque con el confinamiento nos volvimos a los afectos, nos volvimos a lo más importante: a cómo somos como padre, cómo somos como pareja... y lo que yo quise hacer fue una invitación a actores que admiro mucho, actores que son cercanos también, a que juntos pensáramos una peli, y que no sabíamos como iba a terminar tampoco, o sea era una invitación muy abierta a que nos miráramos hacia dentro y pensáramos de que queríamos hablar. A algunos actores yo les propuse un texto, les propuse una historia, y otros propusieron ellos sus propias historias. Todas son reales en la película, algunas son interpretadas por los actores y otras son las propias historias de los actores.
- Realmente el confinamiento fue un campo de cultivo para un montón de películas y proyectos... esto se ha definido como un experimento cinematográfico, pero ¿no crée que ya está más o menos todo inventado en el cine?
Sí, yo creo que por un lado hay que arreglárselas para poder hacer cine cuando no se puede también. Era un momento en el que no podíamos siquiera salir de la casa y yo dije "Bueno, ¿cómo lo hago para poder transmitir?". Es pensar en el cine y el arte también como resistencia, como una manera de mantenernos vivos, de mantenernos ocupados... Por un lado, claro, era trabajar, era hacer lo que nos gusta hacer, era hacer lo que nos mantiene vivos y, por otro lado, entregar un mensaje también: entregar una pregunta, entregar una semilla... y así surge esta historia que nos hace reflexionar también en cómo somos nosotros.
- Técnicamente, ¿cómo se filmó? ¿Fue complicado? ¿Cada uno utilizó sus propias webcams o celulares...?
La invitación era muy concreta: era que cada actor se grabara con su propio teléfono en su casa. Ellos figuran también como directores de fotografía en los créditos de la película y ellos me enviaron el material por mail después. Entonces yo me junté con el montajista, fuimos armando estos monólogos para convertirlos en una sola película.
- Para estar grabados con el móvil, están muy bien...
La película sí tuvo una postproducción en un estudio muy bueno en Chile, en Filmosonido, entonces se ve y se escucha como una película convencional, en el fondo, pero de alguna manera nos las arreglamos para poder hacer cine cuando era muy difícil hacerlo. O sea, no podíamos siquiera bajar a la calle, ese momento en que nos cambiábamos la ropa cuando salíamos, que desinfectábamos todo, estábamos filmando una película... Y sobre todo con ese sentimiento de urgencia, de cercanía a la muerte también, y eso fue lo que quisimos aprovechar. Yo desde el principio les dije que no quería hablar del confinamiento... me parecía que era un momento demasiado específico, estábamos demasiado encima, pero sí ocupar ese sentimiento de volver a lo importante, y a partir de eso fueron surgiendo las historias.
- ¿Y cómo fue la selección?
Es muy loco, porque es la película misma la que nos iba diciendo cuáles eran las historias. Obviamente se grabaron más historias que las que quedaron en la película, pero la película misma un poco nos fue diciendo cuáles eran los temas: la paternidad, cómo somos como padre, cómo somos como hijo, cómo somos como pareja, hay violencia intrafamiliar, hay abuso de menores... hay temas importantes. Nos parecía que era esencial poner temas importantes sobre la mesa y, además, el hecho de que todas sean historias reales también le da un sello de honestidad a la película que para nosotros era súper importante. Es una película que dialoga también mucho con el documental.
- ¿Qué tipo de expectativas tienes respecto a su película?
Yo quiero que encuentre a su público y que genere una reflexión, que genere preguntas. Más allá de que sea una hora y veinte, que la gente se emocione, se conmueva, siga el viaje de la película, me interesa que "Mensajes privados" también sea una semilla y que nosotros mismos nos preguntemos cómo es nuestra vida, qué nos está pasando con nuestro afecto, con nuestras cosas también más privadas... En ese sentido, esa es mi gran aspiración: que la película nos invite a reflexionar. Y de alguna manera, siento que esa es la misión del arte también, intentar mejorar el mundo de alguna manera.
- ¿El resultado final es como usted lo imaginó, o ha ido también cambiando?
Mucho mejor de lo que yo me imaginé. O sea, yo arranqué esta película sin saber nada. Simplemente tenía la idea de hacer una película. Tenía la suerte de poder tener un grupo de actores que admiro mucho y que son muy cercanos también y que pueden entrar en una aventura como ésta, sin saber dónde íbamos a terminar, o sea, esta invitación de "Hagamos una película, no sé cómo ni cómo va a terminar, pero sí a mirarnos hacia dentro y hablar desde la honestidad"... Entonces, en ese sentido, el que la hayamos hecho, que estemos aquí hoy día presentándola en el Festival de Málaga, ya cumple todas nuestras expectativas y nos tiene muy felices.
- ¿Y algún actor amigo suyo o conocido ha dicho "¿Por qué yo no? ¿Por qué no me has llamado a mí?".
Sí, claro, obviamente. Era muy loco, porque era un momento en el que era muy terapéutico hacer algo. Todos me decían "Perfecto. Tengo que ingeniármelas porque estoy lavando la losa, acostando a mi hijo, haciendo el aseo de la casa...". Pero todos encontraban un momento: por las noches, por las mañanas, cuando los hijos estaban en el cole por Zoom... entonces, en ese sentido también fue muy terapéutico para todos poder estar. Y, claro, me habría encantado llamar a todos los actores, pero siento que la película misma en algún momento nos dijo "Ya estamos. Esto es".
- ¿Cómo se sentió al saber del caso de Nicolás Poblete?
Fue un regalo, la verdad. Es una historia que yo conocía de Nicolás; somos muy amigos, coincidimos una vez en un viaje en que fuimos para hacer un cortometraje en Chicago. El Nico me contó la historia y, en un momento cuando yo estaba ya armando la película -algunas historias empezaron a llegar antes- y se me ocurre llamar al Nico para decirle si quería participar de la película y si quería participar con esta historia teniendo un 99% de posibilidades de que me dijera que no. Pero ese 1% me hacía confiar y el Nico me dijo "Sí. Es el momento para hacer esto, llevo 20 años de terapia, de ir creciendo, aprendiendo, dándole vueltas. Es lo que tengo que hacer en este momento". Y eso fue increíble porque fue un regalo. Un regalo para la película, un regalo también para él, y es un regalo también para gente que pasa por esa situación y esperamos que, de alguna manera, les ayude. La película también esperamos que cumpla esa función: que ayude a gente que ha pasado por esa situación a que ver que hay vida después.
- ¿Qué supondría un premio en este festival para su carrera?
Sería hermoso, la verdad. Uno intenta no esperar los premios, como para después no sufrirlo, pero ya estar acá es un regalo... ya lo que ha pasado, la sala, la gente que ve la película que se nos acerca después... Ha habido mucha emoción, muchas lágrimas, lágrimas terapéuticas también, de crecimiento, y eso yo lo siento absolutamente pagado.
- ¿Puede hablar de futuros proyectos?
No, por ahora no. Por ahora tengo la misión hermosa de acompañar "Mensajes privados". En mayo se va a estrenar en Chile, entonces eso nos va a servir. Esperamos que la película, a partir de Málaga, tenga un recorrido importante de festivales y estrenos también.
Transcripción: Julio Borrero
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- Esta película surgió de la pandemia y el confinamiento, ¿no?
Sí, surgió en el momento más duro del confinamiento, cuando estábamos encerrados y no salíamos a ningún lado, la verdad. Y yo tuve la idea un poco de transformar este sentimiento que estábamos teniendo, este sentimiento de urgencia, de miedo también, y dije: "Bueno, quiero hacer una película, quiero transmitir, quizás... porque con el confinamiento nos volvimos a los afectos, nos volvimos a lo más importante: a cómo somos como padre, cómo somos como pareja... y lo que yo quise hacer fue una invitación a actores que admiro mucho, actores que son cercanos también, a que juntos pensáramos una peli, y que no sabíamos como iba a terminar tampoco, o sea era una invitación muy abierta a que nos miráramos hacia dentro y pensáramos de que queríamos hablar. A algunos actores yo les propuse un texto, les propuse una historia, y otros propusieron ellos sus propias historias. Todas son reales en la película, algunas son interpretadas por los actores y otras son las propias historias de los actores.
- Realmente el confinamiento fue un campo de cultivo para un montón de películas y proyectos... esto se ha definido como un experimento cinematográfico, pero ¿no crée que ya está más o menos todo inventado en el cine?
Sí, yo creo que por un lado hay que arreglárselas para poder hacer cine cuando no se puede también. Era un momento en el que no podíamos siquiera salir de la casa y yo dije "Bueno, ¿cómo lo hago para poder transmitir?". Es pensar en el cine y el arte también como resistencia, como una manera de mantenernos vivos, de mantenernos ocupados... Por un lado, claro, era trabajar, era hacer lo que nos gusta hacer, era hacer lo que nos mantiene vivos y, por otro lado, entregar un mensaje también: entregar una pregunta, entregar una semilla... y así surge esta historia que nos hace reflexionar también en cómo somos nosotros.
- Técnicamente, ¿cómo se filmó? ¿Fue complicado? ¿Cada uno utilizó sus propias webcams o celulares...?
La invitación era muy concreta: era que cada actor se grabara con su propio teléfono en su casa. Ellos figuran también como directores de fotografía en los créditos de la película y ellos me enviaron el material por mail después. Entonces yo me junté con el montajista, fuimos armando estos monólogos para convertirlos en una sola película.
- Para estar grabados con el móvil, están muy bien...
La película sí tuvo una postproducción en un estudio muy bueno en Chile, en Filmosonido, entonces se ve y se escucha como una película convencional, en el fondo, pero de alguna manera nos las arreglamos para poder hacer cine cuando era muy difícil hacerlo. O sea, no podíamos siquiera bajar a la calle, ese momento en que nos cambiábamos la ropa cuando salíamos, que desinfectábamos todo, estábamos filmando una película... Y sobre todo con ese sentimiento de urgencia, de cercanía a la muerte también, y eso fue lo que quisimos aprovechar. Yo desde el principio les dije que no quería hablar del confinamiento... me parecía que era un momento demasiado específico, estábamos demasiado encima, pero sí ocupar ese sentimiento de volver a lo importante, y a partir de eso fueron surgiendo las historias.
- ¿Y cómo fue la selección?
Es muy loco, porque es la película misma la que nos iba diciendo cuáles eran las historias. Obviamente se grabaron más historias que las que quedaron en la película, pero la película misma un poco nos fue diciendo cuáles eran los temas: la paternidad, cómo somos como padre, cómo somos como hijo, cómo somos como pareja, hay violencia intrafamiliar, hay abuso de menores... hay temas importantes. Nos parecía que era esencial poner temas importantes sobre la mesa y, además, el hecho de que todas sean historias reales también le da un sello de honestidad a la película que para nosotros era súper importante. Es una película que dialoga también mucho con el documental.
- ¿Qué tipo de expectativas tienes respecto a su película?
Yo quiero que encuentre a su público y que genere una reflexión, que genere preguntas. Más allá de que sea una hora y veinte, que la gente se emocione, se conmueva, siga el viaje de la película, me interesa que "Mensajes privados" también sea una semilla y que nosotros mismos nos preguntemos cómo es nuestra vida, qué nos está pasando con nuestro afecto, con nuestras cosas también más privadas... En ese sentido, esa es mi gran aspiración: que la película nos invite a reflexionar. Y de alguna manera, siento que esa es la misión del arte también, intentar mejorar el mundo de alguna manera.
- ¿El resultado final es como usted lo imaginó, o ha ido también cambiando?
Mucho mejor de lo que yo me imaginé. O sea, yo arranqué esta película sin saber nada. Simplemente tenía la idea de hacer una película. Tenía la suerte de poder tener un grupo de actores que admiro mucho y que son muy cercanos también y que pueden entrar en una aventura como ésta, sin saber dónde íbamos a terminar, o sea, esta invitación de "Hagamos una película, no sé cómo ni cómo va a terminar, pero sí a mirarnos hacia dentro y hablar desde la honestidad"... Entonces, en ese sentido, el que la hayamos hecho, que estemos aquí hoy día presentándola en el Festival de Málaga, ya cumple todas nuestras expectativas y nos tiene muy felices.
- ¿Y algún actor amigo suyo o conocido ha dicho "¿Por qué yo no? ¿Por qué no me has llamado a mí?".
Sí, claro, obviamente. Era muy loco, porque era un momento en el que era muy terapéutico hacer algo. Todos me decían "Perfecto. Tengo que ingeniármelas porque estoy lavando la losa, acostando a mi hijo, haciendo el aseo de la casa...". Pero todos encontraban un momento: por las noches, por las mañanas, cuando los hijos estaban en el cole por Zoom... entonces, en ese sentido también fue muy terapéutico para todos poder estar. Y, claro, me habría encantado llamar a todos los actores, pero siento que la película misma en algún momento nos dijo "Ya estamos. Esto es".
- ¿Cómo se sentió al saber del caso de Nicolás Poblete?
Fue un regalo, la verdad. Es una historia que yo conocía de Nicolás; somos muy amigos, coincidimos una vez en un viaje en que fuimos para hacer un cortometraje en Chicago. El Nico me contó la historia y, en un momento cuando yo estaba ya armando la película -algunas historias empezaron a llegar antes- y se me ocurre llamar al Nico para decirle si quería participar de la película y si quería participar con esta historia teniendo un 99% de posibilidades de que me dijera que no. Pero ese 1% me hacía confiar y el Nico me dijo "Sí. Es el momento para hacer esto, llevo 20 años de terapia, de ir creciendo, aprendiendo, dándole vueltas. Es lo que tengo que hacer en este momento". Y eso fue increíble porque fue un regalo. Un regalo para la película, un regalo también para él, y es un regalo también para gente que pasa por esa situación y esperamos que, de alguna manera, les ayude. La película también esperamos que cumpla esa función: que ayude a gente que ha pasado por esa situación a que ver que hay vida después.
- ¿Qué supondría un premio en este festival para su carrera?
Sería hermoso, la verdad. Uno intenta no esperar los premios, como para después no sufrirlo, pero ya estar acá es un regalo... ya lo que ha pasado, la sala, la gente que ve la película que se nos acerca después... Ha habido mucha emoción, muchas lágrimas, lágrimas terapéuticas también, de crecimiento, y eso yo lo siento absolutamente pagado.
- ¿Puede hablar de futuros proyectos?
No, por ahora no. Por ahora tengo la misión hermosa de acompañar "Mensajes privados". En mayo se va a estrenar en Chile, entonces eso nos va a servir. Esperamos que la película, a partir de Málaga, tenga un recorrido importante de festivales y estrenos también.
Transcripción: Julio Borrero
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