Hablamos con Carlos Lechuga sobre "Vicenta B", a concurso en el Festival de Biarritz

por © Carolina G. Guerrero (Biarritz)-NOTICINE.com
Carlos Lechuga (ASG)
Carlos Lechuga (ASG)
El cubano Carlos Lechuga prosigue su periplo festivalero con "Vicenta B", su tercera película, una producción independiente que ahonda en la visión crítica de la realidad cubana que ya mostró con la segunda, "Santa y Andrés", nunca estrenada oficialmente en cines de la isla. Ahora, en el Festival de Biarritz, concursa con esta historia sobre una mujer negra, madura, cartomántica, practicante de la santería, cuya fe se desploma después de que pierde sus capacidades de videncia y su hijo emigra a extranjero. "Teníamos la duda de si una película tan cubana iba a poder ser bien recibida fuera, y la verdad es que estamos muy contentos con la acogida en todas partes", cuenta Lechuga a NOTICINE.com.

Para el cineasta, que debutó en 2012 con "Melaza", su película puede tener hasta "tres lecturas diferentes, pero a la gente les llegan. Está la cuestión de la religión, del silencio de Dios, del "nido vacío", por la partida del hijo, y por otro lado queríamos hablar de un país, en el que un joven o se va o se quema metafóricamente, no desea seguir viviendo así".

Lechuga explica que tardó en poder filmar "Vicenta B", tras hacer "Santa y Andrés" y chocar con la censura del régimen. "Al artista cubano le ha costado mucho siempre hablar de frente. Mi película anterior fue tan frontal  que me tuve que poner a hacer literatura. "Vicenta" está inspirada en mi abuela. Yo le preparaba su vasito de agua cuando echaba las cartas, y de niño escuchaba las desgracias de aquellas mujeres. Es una manera de hablar del país también. Creo que hicimos una película muy femenina y en el equipo había también muchas mujeres", detalla.

De alguna manera, el cineasta cubano se identifica con su personaje, con una generación que ha visto "que la generación de nuestros padres lo dio todo y no tienen nada, no pueden ni vivir siendo profesionales, y la gente joven se va".

La actual situación en Cuba llevó a Lechuga a afincarse en Barcelona (ahora prepara un libro sobre su experiencia como emigrante político), y a dejar de rodar en su país: "Ahora mismo yo no podría recibir un dinero y filmar una historia en Cuba cuando el simple hecho de tratar de encontrar pollo para comer es una odisea. Eticamente, prefiero parar".

Por ello, no es sorprendente que cuando NOTICINE.com le pregunta sobre qué premio le gustaría recibir por su película, conteste: "Primero que se caiga la dictadura y que liberen a los presos políticos, sería un gran premio para la película, y después me gustaría que mi actriz (Linnett Hernández Valdés) que es maravillosa, pudiera seguir trabajando, sería una genialidad".



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