Entrevista en Berlín con Ingrid Pokropek: "Me gustaría que algo de 'Los tonos mayores' atraviese al público"
- por © Marina Durán / Jon Apaolaza (Cádiz)-NOTICINE.com
En su ópera prima "Los tonos mayores", la directora Ingrid Pokropek nos lleva a explorar la temprana adolescencia con una mezcla sutil de realidad y fantasía en esta historia presentada en el Festival de Mar de Plata, y ahora seleccionada para competir en el apartado Generation de la Berlinale. Este sábado será su debut internacional en un apartado que comparte con otros seis largometrajes y siete cortometrajes de 19 países diferentes.
El relato gira en torno a Ana, interpretada por la preadolescente Sofía Clausen, a quien una prótesis metálica en su antebrazo le revela un misterioso código morse. Acompañada por sus amigos, Ana emprende el desafío de descifrar este enigmático código que sale de su cuerpo. En entrevista exclusiva, la cineasta argentina nos comparte su inspiración tras la película, su enfoque en la ficción para explorar los desafíos de la juventud o el por qué de su elección de la ciudad de Buenos Aires como marco de su obra.
- Su película participa en una sección dedicada a los adolescentes, como lo es su personaje central. ¿La hizo pensando en este tipo de público o también en el adulto?
No lo hice pensando tanto en el tipo de público, sino en el personaje que me interesaba retratar. En ese sentido me interesa que esta sección piense tanto en el público, al que puede llegar a interesar este tipo de películas como en los personajes que protagonizan dichas películas, así que de alguna manera también creo que puede llegar a interesar al público adulto, sí.
- La película se rodó en su propia casa familiar. ¿Fue una cuestión digamos económica o una reafirmación del aspecto personal de la historia?
Tiene que ver con muchas cosas en realidad. En primer lugar con que cuando escribo guiones siempre trato de escribir conociendo muy bien los lugares en los que quiero filmar, porque me cuesta escribir desconociendo o pensando que después voy a encontrar un lugar para esa escena. Me gusta conocer previamente los lugares y siempre quise que se filmara puntualmente en esa casa, que es donde llevo grabando toda mi vida, durante mis estudios, en cortometrajes que hice, etc. Es una casa que conozco muy bien a la hora de trabajar, y quería que el cuarto de la niña fuese mi cuarto de la infancia pero no tanto por una cuestión autobiográfica o algo así, sino porque es un espacio en el que me sé manejar bien con la cámara. Además, en cuanto al tema económico para una película independiente es algo muy útil, mucho más que alquilar una locación.
- ¿Cree que podría haber filmado esta película en cualquier otra ciudad del mundo?
Esta película está pensada para Buenos Aires. Por un lado esta elección tiene un matiz autobiográfico, y es el hecho de que la protagonista viva a las afueras. Para poder ir a la capital que es donde pasa la aventura, tiene que hacer grandes traslados. Ella es alguien que siempre está fuera y eso es lo que a mí me interesaba, porque es algo que yo viví durante toda mi adolescencia. Esto hace que el movimiento sea mucho más complejo también, porque crea la situación de que, por ejemplo, pierda el último bus que pase, vague toda la noche hasta que abran de nuevo el transporte para poder volver a casa o dependa siempre de dormir con amigos; en fin son cuestiones muy propias de la adolescencia que quería que se vieran reflejadas en la película. Por otro lado, también había ciertos lugares puntuales de la ciudad que a mí me interesaban como el planetario y otros monumentos que aparecen, por lo que no podría haber trasladado la historia a otra ciudad.
- ¿En qué situación se encuentra ahora mismo el cine argentino tras el primer rechazo a la ley Ómnibus de Milei si finalmente salen adelante sus intentos? ¿Cómo ve usted su futuro como cineasta?
Creo que nos encontramos en un panorama de incertidumbre absoluta en el que todos estamos muy atentos y obviamente muy preocupados. Aún así creo firmemente en que el cine argentino es muy fuerte y que nunca va a dejar de existir. Además creo que hay algo que tiene que ver con ser argentino, y es el hecho de estar en permanente transformación, adaptándose a las circunstancias. Esto es algo que todos vamos a tener que hacer si el panorama se vuelve más hostil. En este sentido yo tengo la esperanza de que las producciones van a encontrar su manera de seguir siendo, pero no creo que sea fácil.
- ¿Podría compartir alguna anécdota interesante o algún desafío específico que haya enfrentado durante el rodaje de la película?
El desafío al que yo más miedo le tenía, que me sorprendió mucho después, era que la protagonista, Sofía Clausen, que aparece en casi todas las escenas de la película, fuese una niña, eso a mí realmente me generaba temor, porque la película la filmamos en invierno durante las vacaciones pero finalmente se terminó alargando, se le juntó con sus clases y tenía que compaginar el rodaje con la escuela. Pero en definitiva el descubrimiento de Sofia Clausen fue una bendición, porque es una niña que aprendió muy rápido el estilo del rodaje y que incluso nos sacó de más de un apuro desde su desconocimiento y frescura. Una anécdota que podría mencionar es que cumplió sus 13 años durante el rodaje de la película y ese día le preparamos su comida favorita: hicimos una torta enorme de nachos con queso.
- ¿Qué significa para usted presentar la película en Berlín?
Fue muy sorprendente porque es mi primera película, no tuve ninguna especulación de donde se iba a estrenar sino que yo ya con el mero hecho de que existiera ya estaba muy feliz. Que tenga su estreno en una sección que me parece tan pertinente para esta película y que la atención que se le ha dado sea tan positiva hace que esté muy contenta y muy sorprendida, porque es una película muy chiquitita y que participe en un festival tan grande es algo muy espectacular.
- ¿Qué mensaje de reflexión espera que el público obtenga al ver "Los tonos mayores"?
En principio espero que la disfruten como una experiencia, que el transcurrir de la película sea grato, que se diviertan y se rían. Por suerte ya tuvimos el estreno en el festival de Mar del Plata antes de Berlín y este fue muy bueno. También me gustaría que algo del pequeño relato de esta niña atraviese de alguna manera al público, porque nunca dejamos de crecer ni de aprender de los misterios que nos rodean.
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El relato gira en torno a Ana, interpretada por la preadolescente Sofía Clausen, a quien una prótesis metálica en su antebrazo le revela un misterioso código morse. Acompañada por sus amigos, Ana emprende el desafío de descifrar este enigmático código que sale de su cuerpo. En entrevista exclusiva, la cineasta argentina nos comparte su inspiración tras la película, su enfoque en la ficción para explorar los desafíos de la juventud o el por qué de su elección de la ciudad de Buenos Aires como marco de su obra.
- Su película participa en una sección dedicada a los adolescentes, como lo es su personaje central. ¿La hizo pensando en este tipo de público o también en el adulto?
No lo hice pensando tanto en el tipo de público, sino en el personaje que me interesaba retratar. En ese sentido me interesa que esta sección piense tanto en el público, al que puede llegar a interesar este tipo de películas como en los personajes que protagonizan dichas películas, así que de alguna manera también creo que puede llegar a interesar al público adulto, sí.
- La película se rodó en su propia casa familiar. ¿Fue una cuestión digamos económica o una reafirmación del aspecto personal de la historia?
Tiene que ver con muchas cosas en realidad. En primer lugar con que cuando escribo guiones siempre trato de escribir conociendo muy bien los lugares en los que quiero filmar, porque me cuesta escribir desconociendo o pensando que después voy a encontrar un lugar para esa escena. Me gusta conocer previamente los lugares y siempre quise que se filmara puntualmente en esa casa, que es donde llevo grabando toda mi vida, durante mis estudios, en cortometrajes que hice, etc. Es una casa que conozco muy bien a la hora de trabajar, y quería que el cuarto de la niña fuese mi cuarto de la infancia pero no tanto por una cuestión autobiográfica o algo así, sino porque es un espacio en el que me sé manejar bien con la cámara. Además, en cuanto al tema económico para una película independiente es algo muy útil, mucho más que alquilar una locación.
- ¿Cree que podría haber filmado esta película en cualquier otra ciudad del mundo?
Esta película está pensada para Buenos Aires. Por un lado esta elección tiene un matiz autobiográfico, y es el hecho de que la protagonista viva a las afueras. Para poder ir a la capital que es donde pasa la aventura, tiene que hacer grandes traslados. Ella es alguien que siempre está fuera y eso es lo que a mí me interesaba, porque es algo que yo viví durante toda mi adolescencia. Esto hace que el movimiento sea mucho más complejo también, porque crea la situación de que, por ejemplo, pierda el último bus que pase, vague toda la noche hasta que abran de nuevo el transporte para poder volver a casa o dependa siempre de dormir con amigos; en fin son cuestiones muy propias de la adolescencia que quería que se vieran reflejadas en la película. Por otro lado, también había ciertos lugares puntuales de la ciudad que a mí me interesaban como el planetario y otros monumentos que aparecen, por lo que no podría haber trasladado la historia a otra ciudad.
- ¿En qué situación se encuentra ahora mismo el cine argentino tras el primer rechazo a la ley Ómnibus de Milei si finalmente salen adelante sus intentos? ¿Cómo ve usted su futuro como cineasta?
Creo que nos encontramos en un panorama de incertidumbre absoluta en el que todos estamos muy atentos y obviamente muy preocupados. Aún así creo firmemente en que el cine argentino es muy fuerte y que nunca va a dejar de existir. Además creo que hay algo que tiene que ver con ser argentino, y es el hecho de estar en permanente transformación, adaptándose a las circunstancias. Esto es algo que todos vamos a tener que hacer si el panorama se vuelve más hostil. En este sentido yo tengo la esperanza de que las producciones van a encontrar su manera de seguir siendo, pero no creo que sea fácil.
- ¿Podría compartir alguna anécdota interesante o algún desafío específico que haya enfrentado durante el rodaje de la película?
El desafío al que yo más miedo le tenía, que me sorprendió mucho después, era que la protagonista, Sofía Clausen, que aparece en casi todas las escenas de la película, fuese una niña, eso a mí realmente me generaba temor, porque la película la filmamos en invierno durante las vacaciones pero finalmente se terminó alargando, se le juntó con sus clases y tenía que compaginar el rodaje con la escuela. Pero en definitiva el descubrimiento de Sofia Clausen fue una bendición, porque es una niña que aprendió muy rápido el estilo del rodaje y que incluso nos sacó de más de un apuro desde su desconocimiento y frescura. Una anécdota que podría mencionar es que cumplió sus 13 años durante el rodaje de la película y ese día le preparamos su comida favorita: hicimos una torta enorme de nachos con queso.
- ¿Qué significa para usted presentar la película en Berlín?
Fue muy sorprendente porque es mi primera película, no tuve ninguna especulación de donde se iba a estrenar sino que yo ya con el mero hecho de que existiera ya estaba muy feliz. Que tenga su estreno en una sección que me parece tan pertinente para esta película y que la atención que se le ha dado sea tan positiva hace que esté muy contenta y muy sorprendida, porque es una película muy chiquitita y que participe en un festival tan grande es algo muy espectacular.
- ¿Qué mensaje de reflexión espera que el público obtenga al ver "Los tonos mayores"?
En principio espero que la disfruten como una experiencia, que el transcurrir de la película sea grato, que se diviertan y se rían. Por suerte ya tuvimos el estreno en el festival de Mar del Plata antes de Berlín y este fue muy bueno. También me gustaría que algo del pequeño relato de esta niña atraviese de alguna manera al público, porque nunca dejamos de crecer ni de aprender de los misterios que nos rodean.
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