Luciano Cáceres: "Trabajar en otros países potenciaría mucho al cine argentino ante la actual falta de recursos"

por © Adolfo Morales-NOTICINE.com
Cáceres, en el rodaje de "Adiós Madrid"
Cáceres, en el rodaje de "Adiós Madrid"
El actor argentino Luciano Cáceres se encuentra en Madrid, ciudad en la que filmó y ahora estrena "Adiós Madrid", dirigida por su compatriota Diego Corsini y que habla del viaje que realiza a la ciudad española su protagonista, Ramiro, para decidir sobre la vida o muerte de su padre. Junto a actores como Javier Godino, Fariba Sheikhan y Mónica Solau, el actor llega con esta nueva propuesta que participa en la 33 edición del Festival de Cine de Madrid-PNR. Ante el estreno del film, NOTICINE.com tuvo el privilegio de conversar en exclusiva con Cáceres sobre su experiencia en el rodaje, la conexión con su personaje y los desafíos que enfrenta al explorar nuevas facetas en su carrera.

- Por lo que sabemos hasta ahora, "Adiós Madrid" parece tener una carga emocional importante. ¿Qué historia narra la película y cómo se preparó para interpretar su personaje?
Bueno, la verdad que es un viaje muy intenso y sanador. Básicamente se cuenta la historia de Ramiro, un argentino que a los 10 años dejó de ver a su padre, quien  decidió viajar a España a vivir la movida madrileña, y desde entonces -él ahora con 45 años- no tuvo vínculo con su padre. Un día recibe un llamado de la pareja de su padre en el que le dice que hace unos meses que está en un coma inducido y que no hay nada que hacer. Ramiro es el único familiar directo que tiene para firmar la autorización para que lo desconecten. Por lo tanto, él viene a hacer este viaje casi como un trámite porque está enojado por esa falta de vínculo que tuvo durante 35 años. Pasa una noche entera en Madrid en donde va a reencontrarse con su padre y con la gente que lo conocía. Va a conocer un padre que nunca conoció, y es un viaje de alguna manera de perdón, de reencuentro, de sanación y de mucha cuestión. Es una película que al principio se encuentra con un personaje bastante seco y distante que viene muy enojado, y en el correr de lo que sucede en esa noche con su vínculo y con todos los allegados a su padre, va a haber un reencuentro de alguna manera.

- ¿Cómo influye la ciudad de Madrid en la narrativa de la película? ¿Cómo interactúan los personajes con el espacio y el tiempo en esta ciudad?
Yo creo que eso le da el paisaje ideal al relato. Estar en una ciudad desconocida para este personaje pero que completa la identidad de este padre ausente es una visión muy particular y artística de alguna manera estilizada para el relato de cómo los personajes viven esta noche madrileña, desde los más sencillos hasta los más extremos. Lo que significa, digamos, un enfoque artístico de la misma calle que los personajes transitan. Tiene muchos claroscuros la película.



- ¿Qué mensaje cree que dejará la película en los espectadores? O, también, ¿hay alguna enseñanza o reflexión personal que usted mismo haya obtenido al trabajar en esta película?
Yo creo que hay algo que completa la sanación y poder liberar también la angustia de entender las decisiones personales de cada uno. Hay algo ahí que el enojo muchas veces no te deja ver, como es la realidad y como son realmente los acontecimientos y lo que necesita cada uno. A veces hay lugares que no son los que a vos te permiten ser quien sos, y el personaje del padre encontró su lugar, sus vínculos y su liberación en esta ciudad tan particular como es Madrid. Se trata de pensar en estos 35 años como ha cambiado la visión con respecto a las diferencias y a la aceptación de las elecciones en Madrid, sobre todo en estos tiempos desde el destape para acá, ya que ha abierto y acobijado mucho ahora a las diferencias.

- Mirando hacia el futuro, ¿qué tipo de historias o personajes le gustaría explorar que aún no ha tenido la oportunidad de interpretar?
De alguna manera con los años creo que llegan esos personajes que están empezando a dar la vuelta, siendo ganadores o perdedores de lo que cuesta vivir, digamos, de lo que cuesta transitar. Yo tengo 47 años y trabajo desde los 11 como actor, y en este momento empiezan a llegar esos personajes que han transitado, han tenido familia, han sido padres y que les ha pasado la vida por encima. Entonces, empiezan a aparecer esos colores también, que no solo es como la esperanza o futuro, sino que el futuro ya te llegó y debes pensar qué haces con eso y cómo. En los clásicos del teatro empiezan a aparecer también esos personajes que ya casi no pueden ir a la batalla, sino que la tienen que crear o tienen que estudiar también sus movimientos.

- ¿Qué significa para usted participar en este Festival de Cine de Madrid, y qué importancia cree que tienen estos espacios para el cine independiente o de autor?
Para mí es el lugar ideal. La película se hizo con mucho esfuerzo y valentía, y es genial poder estar acompañado acá de los colegas locales y los realizadores. Yo creo que es un público ideal para que arranque el recorrido que va a tener la peli. Ya sabemos que hay otros festivales que vienen después, todavía no te lo puedo decir, pero nos acaban de seleccionar otros. Cabe destacar que este proyecto nació en conexión Buenos Aires – Madrid, que es un proyecto de intercambio del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires que se hizo en base a una idea de Diego Corsini y Maru Cangas, que es la guionista. Tuvieron un encuentro conmigo y de ahí surgió que una productora española se sumase al proyecto. Estos lugares de intercambio para intentar sumar recursos son claves, y sobre todo para este momento también del cine argentino.

- En los últimos tiempos ha incursionado en países como Italia y España. ¿Qué le aportan estas experiencias?
Siempre de alguna manera uno piensa que es distinto, y hay algo en la forma de trabajar en la que te encontrarás mucho más hermanado que lo que imaginás. Obviamente hay otros presupuestos y otro nivel de industria, pero el amor al cine es brutal en todos lados. Trabajé también en Brasil, en Italia como dijiste, tuve la suerte también de firmar en Jerusalén, y así te puedo dar una larga lista. Siempre es una experiencia hermosa poder transitar este oficio en otros países y conocer otros compañeros. Es muy gratificante.

- ¿Cree que con la situación del cine en Argentina con Javier Milei, trabajar en otros países es una alternativa cada vez más necesaria?
Sí, y sobre todo creo que trabajar en otros países potenciaría mucho al cine nacional ante la falta de recursos en este momento y ante la crisis para el cine y para todas las industrias. Es un momento de transición muy potente, más allá de las decisiones de cómo se establecen los recursos de carga central y emocional. Siempre existe la posibilidad de coproducciones y de buscar la forma para llevar a cabo las películas. Es clave para que el cine argentino no muera.

- ¿Cuál cree que ha sido el mayor golpe de suerte en su vida profesional?
Tuve muchos golpe de suerte, pero más que suerte es trabajo. Yo siento que desde los 11 años que me dedico al teatro independiente y al cine independiente, creo que el mayor golpe de suerte es entender que las cosas no van a suceder solas, sino hay que ir hay que ir a por ellas. Hay que trabajar, prepararse y estar listo para la oportunidad.

- Su carrera muestra una constante mutación: del cine al teatro, de un género a otro… ¿Se parece a lo que soñó cuando empezaba o ha sido más bien consecuencia de una suma de casualidades?
Superó las expectativas. De alguna manera todos los compañeros que transitábamos el oficio en esos tiempos siempre teníamos un trabajo en paralelo. Nunca pensé que iba a poder vivir de mi pasión, y la verdad es que en estos últimos 20 años poder dedicarme de lleno a mi oficio, porque para mí esto es un oficio como el que trabaja la madera o el metal, es un privilegio.

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