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En un día que, en principio, amenazaba con llover, terminó saliendo el sol en San Sebastián. En lo que se refiere a la competición, esta 72 edición del Zinemaldia se ha iniciado este viernes con nubes y claros. El esperado estreno de la cinta francesa "Emmanuelle" ha sido un fiasco absoluto, no ha gustado a nadie. Es una cinta vacía, de contenido y de continente, con un guion caótico que no cuenta nada. La protagonista (Noémie Merlant) es una mujer que se dedica a evaluar hoteles. Llega a Hong Kong, al hotel que dirige una mujer fría pero resolutiva, interpretada por Naomi Watts.

Ya en el avión, la aburrida y caprichosa Emmanuelle queda en los baños con uno de los pasajeros para su primer encuentro sexual del viaje, una escena carente, como todas las demás, tanto de erotismo como de credibilidad. Todo es forzado, no te crees nada de lo que estás viendo. No por inusual, es que esta cinta está mal planteada, no te la crees. No hay nada, es ver a esta muchacha infeliz e insatisfecha intentando tirarse a todo lo que se le pone por el medio, que, por cierto, no es gran cosa.

Y cómo no, se encaprichará del único personaje que la ignora, un misterioso hombre que ni come ni duerme, tampoco en el hotel donde se aloja, ni tiene sexo, porque ya está de vuelta de todo. Y claro, a Emmanuelle esto le motiva muchísimo. En fin, que no, que ni en Cannes ni en Venecia o Toronto quisieron estrenar esta cinta dirigida por Audrey Diwan. Desde luego, lo mejor que uno puede hacer es olvidarse de ella porque es un auténtico despropósito. Lo que logra es todo lo contrario a lo que se propone, incluso más de uno se durmió en la proyección.



Todo lo contrario ocurre con "Cónclave", película de producción anglo-alemana que dirige Edward Berger y que protagoniza magistralmente Ralph Fiennes, junto a Stanley Tucci, Sergio Castellitto e Isabella Rossellini.

Esta maravillosa cinta recrea el cónclave para elegir Papa tras la muerte inesperada del anterior Santo Padre. Yo ya le daba la Concha de Oro. Esta cinta tiene de todo, y todo en su sitio.

El Cardenal Lawrence (Fiennes) será el encargado, como decano que es, de dirigir el cónclave. Ciento y pico líderes de la Iglesia católica se reúnen en el Vaticano para la elección del nuevo pontífice. Dentro de esta tesitura se desarrollarán conspiraciones de todo tipo, y se descubrirán trapos sucios y sucesos inesperados de los aspirantes a la túnica blanca.

El perfecto atrezzo, el rodaje -suponemos- llevado a cabo en parte del complejo Vaticano y en la Capilla Sixtina, Fiennes hablando un perfecto italiano y un ceremonioso latín, en una historia que no deja indiferente al espectador. Dos horas que pasan volando, que es lo que ocurre cuando una película es buena, y esta lo es, además de contar con un desenlace totalmente inesperado. La cinta atrapa, y por supuesto tiene los suficientes momentos de distensión, que incluso han robado aplausos y carcajadas en su primer pase de prensa.

En definitiva, un trabajo muy bien hecho de su director y del elenco de actores, que están sublimes y absolutamente creíbles.

Para terminar esta primera jornada un tanto desangelada, sin grandes presencias estelares, quitando la del premiado Bardem, que esta noche recibirá el premio Donostia que no pudo recoger el año pasado, en una gala de inauguración que presentan Berto y Buenafuente. Confiemos en que el festival vaya calentando su ambiente, porque lo que es "Emmanuelle", al contrario de lo esperado, nos ha dejado fríos, fríos.

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