San Sebastián: El final de la vida con resultados opuestos para Palomero y Ozon
- por © Carolina G.Guerrero (San Sebastián)-NOTICINE.com
Domingo de festival, el único, pues este certamen dura nueve días, y el ambiente está un poco tenso, un poco gris, un poco vacío. Como en parte está muy gris y muy triste la película de Pilar Palomero, "Los destellos", la directora de "Las niñas", que en esta ocasión nos narra una deprimente historia, real como la vida misma, que, ¿qué necesidad...?
Sí, hay cintas que no tienen mucha razón de ser. Esta cinta de Pilar Palomero nos cuenta la historia de una familia desestructurada, en la que el padre, que vive solo y separado del mundo, se está apagando poco a poco. Basándose en un relato de Eider Rodríguez, la directora alude al amor como lo que queda en esta pareja rota.
Una cinta lenta, insípida, y que todo el mundo, como siempre, ve cosas tan sutiles que no existen. Antonio de la Torre interpreta a este hombre enfermo, a punto de morirse. Creo que, otra vez, se intenta forzar algo natural que no aporta nada, como una escena del hospital en la que los tres miembros de la familia están reunidos mientras la hija Madalen lee un fragmento de "Platero y yo". Un esfuerzo por plasmar una naturalidad que chirría. La cinta ha gustado a los fans de Palomero, pero desde luego, a la prensa en general, no. Es una historia que quiere contar cómo es morir con dignidad. Surgen incongruencias en esta historia, otra que habla de la muerte, que parece que últimamente en el cine está muy de moda.
Lo que se sigue sin entender es cómo tanta gente ve poesía y arte en este trabajo tan insulso. Pero atención, porque al final, en un momento dado, va el jurado y le regala una Concha... Las interpretaciones de Patricia López Arnaiz y Antonio de la Torre son meritorias, dando todo lo que pueden de ellos mismos, pero no hay demasiado lucimiento, porque no hay de dónde sacar.
Todo lo contrario podríamos decir de la cinta francesa que dirige el incombustible e hiperactivo François Ozon, ya un veterano en Sebastián, "Quand vient l'automne" (Cuando llega el otoño). Es una cinta sin grandes pretensiones que plasma muy bien ese carácter francés, tan natural y desenfadado, que en este caso es absolutamente creíble y muy bien llevado.
Estamos ante la historia de dos mujeres mayores ya jubiladas, que viven en un pequeño pueblo de la Borgoña. La hija de la protagonista la visita para pedirle que cuide a su nieto. Pero las cosas se tuercen, y en ese conflicto salen a relucir trapos sucios del pasado, reproches enquistados, y una serie de acontecimientos que atrapan al espectador, que además tendrá que sacar en muchos momentos sus propias conclusiones de la historia, ya que, de nuevo, Ozon deja en el aire varias situaciones sin resolver.
"Quand vient l'automne" es una película que entretiene, que habla de la vejez desde otra perspectiva. Ya se sabe que en Francia una persona es persona hasta que se muere, y es válida y atractiva o divertida independientemente de la edad. Es algo natural, sin dramatismos, sin necesidad de recordarse la edad que uno tiene. Hay gente que es vieja desde que nace, da igual la edad que se tenga; en cambio, una mujer mayor puede ser fresca y juvenil, no depende de la edad. Aquí en España es otro cantar.
La cinta francesa ha gustado mucho, la prensa encantada, y el público en general también. Hemos visto esta vez a este director francés, que ganó su Concha por "En la casa / Dans la maison", mucho más amable que en otras ocasiones, más distendido, más cercano. La rueda de prensa posterior a la proyección fue interesante y relajada. Deseamos lo mejor a esta película, que no ha defraudado y que reserva muchas sorpresas al espectador.
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Sí, hay cintas que no tienen mucha razón de ser. Esta cinta de Pilar Palomero nos cuenta la historia de una familia desestructurada, en la que el padre, que vive solo y separado del mundo, se está apagando poco a poco. Basándose en un relato de Eider Rodríguez, la directora alude al amor como lo que queda en esta pareja rota.
Una cinta lenta, insípida, y que todo el mundo, como siempre, ve cosas tan sutiles que no existen. Antonio de la Torre interpreta a este hombre enfermo, a punto de morirse. Creo que, otra vez, se intenta forzar algo natural que no aporta nada, como una escena del hospital en la que los tres miembros de la familia están reunidos mientras la hija Madalen lee un fragmento de "Platero y yo". Un esfuerzo por plasmar una naturalidad que chirría. La cinta ha gustado a los fans de Palomero, pero desde luego, a la prensa en general, no. Es una historia que quiere contar cómo es morir con dignidad. Surgen incongruencias en esta historia, otra que habla de la muerte, que parece que últimamente en el cine está muy de moda.
Lo que se sigue sin entender es cómo tanta gente ve poesía y arte en este trabajo tan insulso. Pero atención, porque al final, en un momento dado, va el jurado y le regala una Concha... Las interpretaciones de Patricia López Arnaiz y Antonio de la Torre son meritorias, dando todo lo que pueden de ellos mismos, pero no hay demasiado lucimiento, porque no hay de dónde sacar.
Todo lo contrario podríamos decir de la cinta francesa que dirige el incombustible e hiperactivo François Ozon, ya un veterano en Sebastián, "Quand vient l'automne" (Cuando llega el otoño). Es una cinta sin grandes pretensiones que plasma muy bien ese carácter francés, tan natural y desenfadado, que en este caso es absolutamente creíble y muy bien llevado.
Estamos ante la historia de dos mujeres mayores ya jubiladas, que viven en un pequeño pueblo de la Borgoña. La hija de la protagonista la visita para pedirle que cuide a su nieto. Pero las cosas se tuercen, y en ese conflicto salen a relucir trapos sucios del pasado, reproches enquistados, y una serie de acontecimientos que atrapan al espectador, que además tendrá que sacar en muchos momentos sus propias conclusiones de la historia, ya que, de nuevo, Ozon deja en el aire varias situaciones sin resolver.
"Quand vient l'automne" es una película que entretiene, que habla de la vejez desde otra perspectiva. Ya se sabe que en Francia una persona es persona hasta que se muere, y es válida y atractiva o divertida independientemente de la edad. Es algo natural, sin dramatismos, sin necesidad de recordarse la edad que uno tiene. Hay gente que es vieja desde que nace, da igual la edad que se tenga; en cambio, una mujer mayor puede ser fresca y juvenil, no depende de la edad. Aquí en España es otro cantar.
La cinta francesa ha gustado mucho, la prensa encantada, y el público en general también. Hemos visto esta vez a este director francés, que ganó su Concha por "En la casa / Dans la maison", mucho más amable que en otras ocasiones, más distendido, más cercano. La rueda de prensa posterior a la proyección fue interesante y relajada. Deseamos lo mejor a esta película, que no ha defraudado y que reserva muchas sorpresas al espectador.
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