Entrevista en Huelva con Marianna Brennand, directora de "Manas"
- por © Jon Apaolaza (Huelva)-NOTICINE.com
A Marianna Brennand le mueve el ímpetu por cambiar las cosas, por combatir la desigualdad y la injusticia. La ilusión juvenil de la cineasta brasileña, que concursa en Huelva con su opera prima de ficción, "Manas", premiada el pasado septiembre en las Giornate degli Autori de la Mostra de Venecia, la impulsa a creer firmemente en que el cine es un arma capaz de cambiar su país y -por qué no...- el mundo. Así lo contó en exclusiva a NOTICINE.com
- ¿Cómo tuvo usted acceso a los hechos que cuenta en "Manas"?
Hace unos poco años una amiga, cantante, que proviene de la zona del Brasil donde ocurre la acción me habló de las situaciones de abuso de menores y explotación sexual que se daban allí. Quedé muy impresionada, y como documentalista quise investigarlo y denunciarlo. Así, el proyecto nació como un documental, pero durante el proceso y tras conocer a víctimas y ver el dolor que sentían llegué a la conclusión de que sería prolongar sus traumas ponerlas ante una cámara. Decidí en consecuencia que la única manera de hablar sobre eso sin ahondar en las heridas sería a través de la ficción, usando a actrices y actores. La ficción me daría esa posibilidad, de construir una historia humana que podía ser muy sensible y delicada también, respetando más a las víctimas.
- Antes historias tan terribles como las de su película cabe preguntarse: ¿Dónde está el Estado, la Ley, la persecución del delito?...
Es una buena pregunta y nos la hacemos todos. Estamos ante un Estado que no está protegiendo a las niñas, que intenta llegar y no lo consigue. A esto se suma un sistema judicial, patriarcal, machista, que ha dejado a abusadores libres. Brasil es un país continente, muy grande y esa comunidad donde se desarrolla la historia vive muy aislada y apartada. Entonces espero que esta película proponga muchos debates sociales, políticos y de derechos humanos.
- ¿La película ya ha generado en Brasil esos debates?
Quizás es aún pronto. "Manas" se ha exhibido en el Festival de Río, y en la Muestra Internacional de Cine de San Pablo. Ganamos premios, y se ha empezado a hablar de ella, pero creemos que la inquietud y todo ese debate se producirán mucho más cuando entre en el circuito comercial a principios del año que viene.
- ¿Cómo ha sido la andadura de la película desde que se estrenó en Venecia?
Ha sido una trayectoria muy bonita y muy gratificante. Creemos que está conectando con el público en muy diferentes lugares del mundo. Es una historia humana muy particular que acontece en el norte de Brasil, y aunque pueda parecer algo muy puntual la explotación sexual acontece en el mundo entero. Creo que conseguimos esa realidad de la violencia de una manera sensorial y emocional, desde el corazón de la protagonista y de una manera muy cuidadosa, sin mostrar, insinuando la violencia, para que el espectador imagine y deduzca sin necesidad de ver. Ha sido importante para mí como directora y para todo el equipo que hizo la película los premios recibidos y los buenos comentarios. Confío en que llega a esa nueva generación que va a abrigar un mundo mejor.
- Aunque la película, como acaba de decir, evita y huye de mostrar gráficamente la violencia y el abuso, está ahí flotando en toda la historia esa violencia. ¿Cómo trabajó con las niñas protagonistas para que aceptaran y se relacionaran con ese tema tan fuerte?
Esta película interpreta cualquier tipo de abuso, que no es solo sexual, físico, sino moral, psicológico…. Y entonces era muy importante para mí preservar la salud mental de esas niñas, desde un lado emocional. Primero seleccionamos doce o quince niñas, para seleccionar entre ellas a las protagonistas. Lo hicimos en otra ciudad, no donde se desarrolla la historia. Calibramos sus capacidades para desenvolverse ante la cámara, su grado de madurez, la interacción con las otras. La protagonista, que hace el papel de Marcielle, Jamilli Correa, desde sus inicios se mostró una chica con mucho coraje y muy concentrada, con mucha capacidad de conectar, y con un mundo interior muy maduro para su edad. Y durante el proceso de la película, tanto los niños como los padres que dieron su autorización, ellos sabían cuál era el tema de la película, pero en ningún momento les dimos el guión completo. Trabajamos la convivencia, la esencia de las escenas, la relación entre ellos.
- ¿Cuáles son sus proyectos ahora?
El principal, el lanzamiento de la película, haciendo una campaña social y humana, en las comunidades, intentando hacer un trabajo importante de concienciación… En paralelo estoy investigando un nuevo proyecto, una película que también trata de lo femenino. Estamos investigando en este momento.
- Me imagino que tiene fe en que el cine sea capaz de cambiar la realidad.
Sin duda lo creo, y hago cine por eso. Pienso que todas las formas de arte tienen esa capacidad de transformar, pero especialmente el cine puede ser un arma muy potente de transformación política y social.
Sigue nuestras últimas noticias por INSTAGRAM o FACEBOOK.
- ¿Cómo tuvo usted acceso a los hechos que cuenta en "Manas"?
Hace unos poco años una amiga, cantante, que proviene de la zona del Brasil donde ocurre la acción me habló de las situaciones de abuso de menores y explotación sexual que se daban allí. Quedé muy impresionada, y como documentalista quise investigarlo y denunciarlo. Así, el proyecto nació como un documental, pero durante el proceso y tras conocer a víctimas y ver el dolor que sentían llegué a la conclusión de que sería prolongar sus traumas ponerlas ante una cámara. Decidí en consecuencia que la única manera de hablar sobre eso sin ahondar en las heridas sería a través de la ficción, usando a actrices y actores. La ficción me daría esa posibilidad, de construir una historia humana que podía ser muy sensible y delicada también, respetando más a las víctimas.
- Antes historias tan terribles como las de su película cabe preguntarse: ¿Dónde está el Estado, la Ley, la persecución del delito?...
Es una buena pregunta y nos la hacemos todos. Estamos ante un Estado que no está protegiendo a las niñas, que intenta llegar y no lo consigue. A esto se suma un sistema judicial, patriarcal, machista, que ha dejado a abusadores libres. Brasil es un país continente, muy grande y esa comunidad donde se desarrolla la historia vive muy aislada y apartada. Entonces espero que esta película proponga muchos debates sociales, políticos y de derechos humanos.
- ¿La película ya ha generado en Brasil esos debates?
Quizás es aún pronto. "Manas" se ha exhibido en el Festival de Río, y en la Muestra Internacional de Cine de San Pablo. Ganamos premios, y se ha empezado a hablar de ella, pero creemos que la inquietud y todo ese debate se producirán mucho más cuando entre en el circuito comercial a principios del año que viene.
- ¿Cómo ha sido la andadura de la película desde que se estrenó en Venecia?
Ha sido una trayectoria muy bonita y muy gratificante. Creemos que está conectando con el público en muy diferentes lugares del mundo. Es una historia humana muy particular que acontece en el norte de Brasil, y aunque pueda parecer algo muy puntual la explotación sexual acontece en el mundo entero. Creo que conseguimos esa realidad de la violencia de una manera sensorial y emocional, desde el corazón de la protagonista y de una manera muy cuidadosa, sin mostrar, insinuando la violencia, para que el espectador imagine y deduzca sin necesidad de ver. Ha sido importante para mí como directora y para todo el equipo que hizo la película los premios recibidos y los buenos comentarios. Confío en que llega a esa nueva generación que va a abrigar un mundo mejor.
- Aunque la película, como acaba de decir, evita y huye de mostrar gráficamente la violencia y el abuso, está ahí flotando en toda la historia esa violencia. ¿Cómo trabajó con las niñas protagonistas para que aceptaran y se relacionaran con ese tema tan fuerte?
Esta película interpreta cualquier tipo de abuso, que no es solo sexual, físico, sino moral, psicológico…. Y entonces era muy importante para mí preservar la salud mental de esas niñas, desde un lado emocional. Primero seleccionamos doce o quince niñas, para seleccionar entre ellas a las protagonistas. Lo hicimos en otra ciudad, no donde se desarrolla la historia. Calibramos sus capacidades para desenvolverse ante la cámara, su grado de madurez, la interacción con las otras. La protagonista, que hace el papel de Marcielle, Jamilli Correa, desde sus inicios se mostró una chica con mucho coraje y muy concentrada, con mucha capacidad de conectar, y con un mundo interior muy maduro para su edad. Y durante el proceso de la película, tanto los niños como los padres que dieron su autorización, ellos sabían cuál era el tema de la película, pero en ningún momento les dimos el guión completo. Trabajamos la convivencia, la esencia de las escenas, la relación entre ellos.
- ¿Cuáles son sus proyectos ahora?
El principal, el lanzamiento de la película, haciendo una campaña social y humana, en las comunidades, intentando hacer un trabajo importante de concienciación… En paralelo estoy investigando un nuevo proyecto, una película que también trata de lo femenino. Estamos investigando en este momento.
- Me imagino que tiene fe en que el cine sea capaz de cambiar la realidad.
Sin duda lo creo, y hago cine por eso. Pienso que todas las formas de arte tienen esa capacidad de transformar, pero especialmente el cine puede ser un arma muy potente de transformación política y social.
Sigue nuestras últimas noticias por INSTAGRAM o FACEBOOK.