Mariana Wainstein, en Huelva con "Linda": "En Argentina tenemos un presidente que boicotea la Cultura"

por © Jon Apaolaza (Huelva)-NOTICINE.com
Mariana Wainstein
Mariana Wainstein
La argentina Mariana Wainstein ha pasado por la competencia del Festival de Huelva con "Linda", una película en la que el atractivo y la belleza de una empleada doméstica (Eugenia "China" Suárez) recién llegada va a sacudir los cimientos de una familia adinerada. El film es el único argentino que concursa este año en el certamen onubense, prueba de una crisis de producción en el país austral que se ha hecho patente tras el triunfo del ultraliberal Javier Milei. Sobre todo ello habló NOTICINE.com con Wainstein, en exclusiva.

- ¿Cuál es el origen de la película? ¿Es un encargo o un proyecto propio?
Es una mezcla, porque surgió la posibilidad de hacer la película en un espacio en la productora, donde tenían un proyecto a concretarse. A partir de ahí, me permitieron escribir libremente sobre una historia, que yo ya venía imaginando y que se terminó de construir junto con otras guionistas. El origen es el interés de abordar las dinámicas familiares en cierto tipo de familias. La película narra la irrupción de alguien forastero, como en una especie de estructura “western”, que viene a alterar la armonía aparente y que se va y deja todo patas arriba. Esta idea me permitió hablar de muchos temas que atraviesan la película y que me atraviesan a mí; y que tienen que ver con el lugar de la mujer, los abusos de autoridad, los roles de poder dentro de la familia, la influencia de la belleza hegemónica y lo que esta genera, la sexualidad femenina en las diferentes instancias de la vida y lo poco explorada que está. Todo esto se entremezcla con las diferencias sustanciales de clase, que obviamente están muy naturalizadas. Por ejemplo, desde lo espacial, porque las empleadas domésticas de la película ocupan habitaciones muy pequeñas sin apenas ventilación dentro de una casa gigante con espacios enormes.

- Todos entendemos que el poder está basado en el dinero, en la posición social… Pero de repente aparece alguien que no tiene nada de eso, sino algo que puede resultar muy poderoso, el atractivo físico, personificado en Eugenia "China" Suárez.
Sí, la película juega con lo que puede provocar la belleza ante ese tipo de poder, que lo desbarata todo. Lo interesante es que las empleadas domésticas son personajes invisibilizados, no son lindas, nadie las ve. Solo nos damos cuenta de ese prejuicio terrible cuando ese personaje es visible, porque responde a todos los parámetros de belleza. En la familia esto genera una contradicción muy grande y los descoloca y los hace reaccionar, cada uno a su manera. Cuando la empleada aparece en la monótona vida de la mujer de la familia, que no tiene nada que la haga vibrar, y se fija en ella, aparece una especie de morbo. Es una mujer más joven que trabaja para ella; es todo lo prohibido. Esto le despierta volver a sentir cosas y se arma una relación entre ellas desde ese lugar.



-  El poder de la belleza o el atractivo sexual es muy importante y siempre hay personas que utilizan eso, tanto hombres como mujeres...
Si, por ejemplo la "femme fatale", como este personaje clásico que aprovecha su belleza para manipular los hilos. En este caso, la protagonista, Linda, tiene una forma de seducir que consiste en incomodar y en generar situaciones de tensión constantes que van desarmando a los personajes y los va metiendo en algo de lo que no pueden salir. Linda genera unos silencios y unas situaciones que incomodan mucho porque tiene un rol social en el que no debería estar haciendo eso.

- Imagino que la elección de "China" Suárez fue automática.
Sí, ella es despampanante y tiene algo muy mágico. Posee un magnetismo y una potencia que es propia del personaje. Tanto que le pedí tratar de reducir todo su encanto natural, porque es muy sonriente, y lo que quería es que Linda fuera más oscura, más extraña, más hermética… Trabajamos mucho ese perfil para que fuera alguien realmente extraño, que camine distinto, que mire desde un lugar diferente, que intimide… pero a la vez que mantenga esa dulzura.

- La película ya se estrenó en Argentina, pero, pese a sus potencialidades comerciales, como casi todos los estrenos nacionales del año, no está funcionando bien. ¿Qué está sucediendo con el público?
En Argentina, actualmente, hay un presidente que está boicoteando la Cultura, y creo que eso tiene mucho que ver. Hay un mensaje que está haciendo que la producción de cine pare y que se pause completamente toda la actividad, no solo cinematográfica sino también cultural en general.

- ¿El mensaje de Milei de que los cineastas son unos parásitos sociales ha calado en la sociedad?
Creo que son varias cosas mezcladas. Socialmente, se ve al cine como un gasto innecesario, como algo que pertenece a cierto partido político. Por otro lado, es cierto que la pandemia metió a las personas en sus casas, y eso ha llevado a una explosión de plataformas para ver contenido desde el teléfono, que facilitó el estancamiento del cine. Es algo que sucedió en todas las áreas: el consumo de teatro cayó en un 70%, la venta de libros también disminuyó… Por otro lado, dentro de esos parámetros, la película, que es una producción pequeña, tuvo bastantes espectadores en promedio y tuvo muy buen recibimiento por parte de la crítica y de la audiencia en general. Esto me dejó contenta porque se estrenaron en paralelo películas pequeñas de directores y directoras conocidos que también sufrieron mucho y que tuvieron menos espectadores. Hay algo general que estamos afrontando desde el cine y la cultura argentina que es un desafío para los que nos dedicamos a esto.

- Tras el triunfo de Milei la producción prácticamente ha desaparecido, ¿La única perspectiva que les queda son las plataformas?
La situación es muy grave. Ahora hay un vacío de posibilidades, de presupuestos, de subsidios… Se cortaron todos los recursos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales y, para boicotear el cine, se dejaron algunos concursos con un nivel de complejidad tan alto que se volvió muy complicado alcanzar. Hay un montón de nuevas reglas manejadas por una persona que odia el cine, que es quien está a cargo del Instituto. Se está haciendo un intento por armar una ley que nos beneficie y que se pueda sostener, pero no le están haciendo mucho caso en el Congreso. Hay mucha frustración.

- ¿Veremos a "Linda" en alguna plataforma?  
Sí, Disney + va a distribuir la película. Creo que la llegada de las plataformas abrió muchas puertas para que se puedan producir películas. Por otro lado, también exigen ciertas temáticas y cierto casting. Entonces, no existe la libertad total que uno podría tener haciendo una película a través del Instituto, porque cada uno escribe lo que quiere hacer y va consiguiendo fondos. Con mayor o menor libertad, creo que está buenísimo que existan y creo que es una gran oportunidad, aunque creo que deberían estar las dos cosas.

- Tienes prevista alguna experiencia más directa con plataformas?
Hice una serie que se va a estrenar en enero, que también tuvo bastante libertad en varias cosas.

- Como directora, ¿qué piensa de las series como alternativa a las películas en cuanto al aspecto creativo?
Permiten abrir el abanico de posibilidades. No soy una persona muy cerrada y creo que las series permiten trabajar los temas de otra forma, contar las historias de manera diferente y pensar las estructuras para detenerse más en ciertos personajes. A mí me interesan las dos cosas y me parece difícil el trabajo de una serie. También permiten explorar más posibilidades, porque, por ejemplo, puedes hacer un capítulo que sea de un personaje; y muchas veces en una película uno se queda con muchas ganas de profundizar en determinados personajes. Eso me parece muy jugoso.

- ¿Cuáles son tus prioridades, referencias, admiraciones…?
A mí me gusta mucho el cine que trata temas pequeños de una forma muy profunda, y me gusta mucho la comedia. También el cine independiente americano que tiene un humor muy ácido y que va muy a lo chiquito y a los personajes. Uno de mis directores preferidos es Noah Baumbach. Disfruto mucho del cine europeo también. En “Linda”, la película intenta ir hacia el cine de François Ozon a través de los climas, los silencios, la oscuridad… También me gusta el cine argentino y, en general, aquel que trabaja con los personajes, los lazos entre ellos y las historias pequeñas.

- ¿Qué cineastas argentinos le inspiran?
Disfruto mucho del cine de mis contemporáneas: Ana García Blaya, María Zanetti, Paula Hernández, Ana Katz… Creo que en Argentina hay un cine muy sensible, delicado y profundo que tiene unos toques de acidez y humor muy interesantes.

- ¿Algún proyecto inmediato?
Tengo varios en carpeta pero estoy buscando de qué forma se pueden hacer realidad. Le dedico un poco a eso y a la vez escribo una serie por encargo, en la que sería solo guionista, en principio. También tengo un proyecto personal, que es una serie muy compleja que habla sobre la memoria. Es un proyecto que no he podido mover demasiado. Ahora mismo estoy escribiendo una película que es un poco más liviana que habla sobre salud mental.

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