Hablamos en Huelva con Leonardo Ortizgris: "Cuando al acabar la película viene una mujer, llorando, y te da las gracias, todo cobra sentido"

por © Jon Apaolaza (Huelva)-NOTICINE.com
Leonardo Ortizgris
Leonardo Ortizgris
Afincado en España en los últimos años, el actor mexicano Leonardo Ortizgris esta vez no tuvo que hacer un viaje demasiado largo para llegar a Huelva, donde su película "México 86" compite por el Colón de Oro. Sin embargo, son numerosas las ocasiones en las que debe "saltar el charco" para trabajar en su país natal o en otros de América Latina. De su creciente carrera y sus proyectos como creador habló en exclusiva con NOTICINE.com.

- ¿Cómo es su personaje en la película que trae a Huelva?
Miguel es un personaje que, en "México 86", se fue transformando desde el momento de lectura de guion hasta el encuentro cuando yo voy a Guatemala. Pasó por muchos procesos, por muchas preguntas y por muchos cambios respecto a la relación que tiene con María y con el niño. Al principio era un Miguel que era el cómplice de María, el que sostenía a María, el que la apoyaba. Pero en el rodaje algo pasó, la magia del cine, también, que fuimos encontrando que la necesidad de Miguel en esta historia era un guerrillero que supiera contener, pero al niño. O sea, creo que se convierte más como en el cómplice y en el cuidador del niño más que en una relación amorosa con María. Eso se fue difuminando y más bien se fue fortaleciendo la relación con el niño. Y me pareció muy interesante porque también se muestra a un guerrillero desde otro lugar.

- Este tipo de personaje realmente no se ha tocado demasiado en el cine... bueno iba a decir mexicano, pero en este caso, es mexicano pero tampoco lo es del todo. Porque el director es guatemalteco… En fin, es otra aproximación, pero en el cine mexicano, lo que fueron movimientos armados, revolucionarios, es algo que no se ha tocado mucho.
Sí, bueno, tenemos a los más grandes iconos revolucionarios, no sólo mexicanos, sino también latinoamericanos. Pero, es como se ha contado la historia. La mujer siempre ha quedado en un lugar a parte, en un lugar atrás. Y este tipo de luchador social, con otra energía, con otra manera de aproximarse a la lucha, sí que no se ha retratado. Un ser más sensible, más amoroso. No se permitía en algún momento mostrar a un ser así, a un luchador social aún revolucionario, aún guerrillero.




- Por esas debilidades humanas ¿no?
Claro, por esas debilidades humanas que, en cierto momento, no eran un atributo, sino un defecto.

- ¿Cómo se sintió ante un proyecto como este tan internacional, donde hay actores de diferentes nacionalidades? ¿Le atrae esa posibilidad de intercambio con colegas suyos de Europa?
Me encanta poder tener estos encuentros latinoamericanos o iberoamericanos. Un poco porque yo me vine a vivir a España, es por esa necesidad de abrir un campo de acción de contar historias, de lo que pasa de este lado. Pero también gracias a que estoy aquí he conocido a directores argentinos y he podido trabajar también en Chile, en Guatemala y en Ecuador. Entonces me encanta. Fíjate que yo, antes de ser actor, cursé estudios latinoamericanos en la universidad, en la UNAM, porque me interesaba mucho la historia de Latinoamérica. Y ahora que estoy en este festival me siento muy acogido con todas las identidades latinoamericanas que están aquí, que podemos compartir y hablar de cine, y ver esas historias me emociona mucho. Y me encantaría poder ser de esos actores que cuentan historias de todo el mundo.

- Ahora, gracias a las plataformas, se está dando un fenómeno que antes no se daba tanto, el de incorporar a actores de diversas nacionalidades con acentos diferentes del español...
Completamente, y creo que esta diversidad se tiene que dar obligadamente porque, además, somos tan multiculturales en un solo territorio. O sea, tú ve a Madrid, y ves médicos, ves banqueros y ves tantos latinoamericanos. He de decir que todavía hay un trabajo muy duro que hacer para quitar al latinoamericano la etiqueta del corrupto, el tramposo, el ignorante o el sucio. Sigue habiendo ese prejuicio de no darse cuenta de que España también ha cambiado, de cómo la población ha cambiado y hay muchos latinoamericanos en las calles y en los trabajos. Es objeto de estudio. Ahora bien, las ficciones también se han empezado a crear desde un lugar que, en la ficción no necesariamente tenemos que explicar por qué tú, español, y yo, somos hermanos. Simplemente se da por hecho, porque la historia no va de eso. Y porque perfectamente puede pasar. Antes la gente decía: "es que tenemos que justificar esto". Y ahora simplemente: "hermanos, vale". Y listo. O sea, el fenómeno de ayer no sé hasta qué punto influye en la historia o en la ficción, o en este enganche a una persona latinoamericana que habla español a lo que pasa con una persona que ve esta película de "México 86" que no habla español. Sí que hay también una diferencia. Sí creo que hay también un punto de enganche porque sí detectas también que la protagonista habla distinto. Entonces creo que también eso es un laboratorio y es parte de la ficción y el juego de cómo se cuentan las historias.

- Usted ha hecho últimamente varios trabajos para plataformas . ¿Tiene alguna particularidad? ¿Es una fórmula diferente de cuando hace una película mexicana?
Es tan cambiante lo de las plataformas... Esto va cambiando y va cambiando. Muchas de las películas que actualmente están en plataformas se hicieron sin la plataforma en principio. Entonces hay otras libertades, hay otros mecanismos para trabajar. He hecho otras películas que van directamente a plataformas y he tenido dos experiencias muy distintas respecto a esto. En una sí que había una libertad creativa, etc, etc. Y en otra, estaba muy acotado por la industria de qué es lo que funciona y cómo se tiene que decir y hacer para que esto entre como un producto. Las plataformas, desde mi punto de vista, tienen muchos pros y muchas contras. Creo que también las plataformas, por lo menos en México, le han quitado la responsabilidad cómodamente al Estado para apoyar la industria. Los guionistas y productores están creando contenidos para que las plataformas los acepten. Entonces se van creando una especie de candados de qué historias se tienen que contar y cómo se tienen que contar. Las plataformas cada vez tienen más poder de qué historias se quieren contar y cómo se van a contar. Entonces eso también hace un pensamiento único. Pero, por otra parte, hay películas que, si no existieran las plataformas, no las verías. Ahora, también, estando en plataformas, una película puede estar condenada al olvido y a la desaparición. Porque no vas a tener manera de conseguir ese material si lo tiene la plataforma, y la plataforma lo puede esconder del cintillo. Eso ocurre. Entonces, es un dilema. Es un dilema de mercado. Pero ahí están. Pero, lo que te decía al principio, se transforman. Y esto va cambiando. Y el famoso algoritmo, que a veces sí, a veces no, quién programa el algoritmo. Y esta película, ¿se quiere ver? ¿No se quiere ver?. Pero entonces vamos a ver puras historias de adolescentes cachondos, pero no esto ya no, eso ya dejó de funcionar... Entonces, bueno, va cambiando.
 En la vorágine, puede pasar cualquier cosa. Yo solo espero que los cineastas sigan juntando sus moneditas y sigan haciendo el cine que quieran hacer. Y que vivan para hacerlo. Y yo me apunto a esa lista.

- Cuando empezó con "Güeros" estaba muy asociado a Alonso Ruizpalacios, y de hecho ha seguido haciendo con él otras cosas, pero también se ha liberado de esa exclusividad y está haciendo muchas cosas y muy diferentes...
Sí, tengo que decir que Alonso Ruizpalacios de alguna manera abre esta caja de Pandora conmigo, y gracias a "Güeros" también tuve, en México al menos, una importancia en la escena cinematográfica

- ¿Se imaginaba que iba a poder llegar a su actual diversidad o pensaba que iba a estar haciendo cine y teatro con amigos?
Mi tirada nunca fue hacer cine. Siempre es y ha sido el teatro. Es un sitio donde me encanta estar, el cine. Ahora lo disfruto, pero las primeras veces que iba a filmar lo sufría muchísimo. Era como un mal necesario para mí.

- ¿Por el esfuerzo que significaba para usted?
Por el lenguaje cinematográfico, por la manera de abordar la ficción... Por cómo encontrarme con mis otros compañeros, por los procesos creativos, los ensayos, la discusión, los tiempos… Todo es muy distinto al teatro.  No lo acababa de comprender y me costaba. Y terminaba agotado de filmar.

- ¿Ahora ya lo entiende?
Ahora lo comprendo y sé navegar en este mundo del cine, que es tan singular. Pero, ahora hablando de Ruizpalacios, viene a Madrid y le escribí y le dije "oye, nos tenemos que ver porque tengo dos propuestas". Tengo ganas de trabajar con él en teatro, que se venga un rato a Madrid, y también tengo una serie que escribí que me encantaría que él dirigiera algunos capítulos cuando esto se acabe.

- ¿Y esto es un proyecto que ya está en marcha o es voluntad?
No, es un deseo. Es un sueño. Todavía no hay lana. Todavía no se materializa esto. Pero bueno, soñar no cuesta nada. Así que está en la cabeza.

- ¿De qué va?
La serie va de muchos temas. Habla del racismo, de la migración y la precariedad laboral. Pero es una comedia, un dramedy. Y habla de estos temas que están tan presentes en nuestro cotidiano. Y es la historia de un cocinero que llega a España y se encuentra con una realidad muy particular. Un cocinero mexicano que yo no voy a hacer.

- ¿Usted sería el guionista y contempla dirigir algún capítulo o no?
Quiero actuar también, pero no quiero dirigir.

- ¿Pero es algo que tiene ahí guardado con intención de algún día poder hacerlo o no le interesa para nada?
Sí, lo quiero hacer. Lo queremos levantar. Fíjate que yo el teatro lo dirijo, y me siento bien en ese sitio. Pero ser director cinematográfico me parece una tarea de una naturaleza muy particular, en la que me cuesta verme. No lo veo todavía, pero bueno, uno nunca sabe. Sólo hay que dar el pasito.

- Ya no es como muchos actores que simplemente se limitan a ser la mano de obra en manos de otros creadores.  A usted le seduce actuar pero también le seduce crear...
Completamente. Y, para mí, no se puede el uno sin el otro. Y esa es mi motivación, es mi para qué. Aquí en Huelva, cuando terminé de ver la película, mi agradecimiento absoluto fue con la gente que me dio esa muestra de empatía. Con la película que vieron. Y es ahí como ser creador me da aliento para seguir adelante. Porque ese es el motivo. Ese es el para qué yo cuento historias, para abrir universos, para que una madre, como ayer, me abrazara y se quebrara diciéndome: "Muchas gracias por contar esta historia, no sé qué me está pasando, lo siento, qué vergüenza", pero no podía parar de llorar. Entonces ahí es cuando cobra sentido todo, y para mí es muy importante eso.

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