Sol Carballo, protagonista de "Memorias de un cuerpo que arde": "Tengo la esperanza de que en Costa Rica haya un cambio profundo, radical, en la situación femenina"

por © Jon Apaolaza-NOTICINE.com
Sol Carballo
Sol Carballo
Sin previa experiencia en cine, Sol Carballo encabeza el femenino elenco de "Memorias de un cuerpo que arde", de Antonella Sudasassi, una de las cintas latinoamericanas más premiadas del año, ahora proyectándose en el Festival de La Habana. NOTICINE.com habló en exclusa con la intérprete costarricense.

-¿Esta es su primera película o ya había hecho alguna antes?
No, es mi primera experiencia en cine. Tengo mucha experiencia en formación, en interpretación, en danza, en teatro y en circo. Pero proyectos escénicos, en vivo.

- ¿Y cómo llega usted a la película?
Bueno Antonella hace un casting, la directora de casting, me invita a ir y me dice que vayamos, que vayamos. Y bueno, yo voy. Me gustó mucho conocerla a ella. Me gustaron mucho las historias. Ella me contó sobre qué iban las historias y me pareció muy interesante. Desde que buscaron una persona grande hasta oír las historias de estas mujeres, que ya eran grandes también, algunas mayores que yo, y cómo habían logrado salir de esos lugares donde asustan, ¿verdad? Y cómo se planteaban la huida a estas alturas, me pareció muy lindo. Entonces dije que sí, con la directora de casting tuvimos como unos pequeños entrenamientos. Como que querían ver qué tan buena era yo para interpretar emociones, por ejemplo, situaciones emocionales. Y les gustó. Y yo creo que el cuerpo tal vez ya estaba entrenado a hablar, el cuerpo.

- Hablando de cuerpo, ¿no le frenó el hecho de tener que desnudarse?
En algún momento, no tanto por mí, sino que yo le dije a Antonella “Alto, yo no creo que mis pechos sean para que vendan una película” (ríe). Y me gustó mucho que ella contestó: “Bueno, es que yo no ando buscando un cuerpo comercial. Yo ando buscando un cuerpo que haya vivido. Que si tiene cicatrices, es porque ha vivido, y sigue vivo”. Entonces como que me dio otra dimensión de lo que es el cuerpo.



- El tipo quizás de mujeres que retrata la película viene de un tipo de experiencia más conservadora quizás que la suya propia, ¿no? Es decir, usted por ejemplo tiene esa escuela, quiero decir, es una mujer que en su momento, supongo, era más moderna que las demás. ¿Cree que su experiencia vital es diferente que la de estas mujeres?
Sí y no. Porque primero no tiene un montón de referencias. Yo no tuve mamá, entonces no tenía una imagen al respecto. Bueno, no tuve mamá viva. Pero tengo a mi suegra por ejemplo, que podría ser el mejor ejemplo de esas historias. Tengo amigas y yo insisto, lo he dicho muchas veces, yo creo que esas historias están en el ADN de las mujeres. Yo me imagino que mis ancestras, mi abuela india pipila, mi tatarabuela indígena pipila, pasó por muchas de esas cosas. Yo no las siento lejanas a mí aunque yo no las haya vivido. Se dice que el ADN guarda memoria, y el cuerpo lo tiene, ¿verdad?

- No sé si usted tiene hijas.
Tengo una hija hermosa.

- ¿Qué piensa de que estas nuevas generaciones, de alguna manera, hayan conseguido superar todo lo que está contando la película?
Bueno, ella es feminista. Lucha mucho por los derechos de las mujeres. Ella creció con un modelo de mamá diferente, porque como usted dice yo no era como lo típico. Pero tanto ella como yo creemos que no es cierto que se hayan superado tanto. Que ahora pueden hablar, que ahora pueden, en principio, ir vestidas como quieran, que pueden escoger su pareja, y género. Pero igual hay otro montón de mujeres que no viven esa realidad. Y en Costa Rica se pierden, por mes, dos mujeres, de las cuales el 60% o más son adolescentes. Y no solo para hablar de mis noticias, en Francia, la señora de Francia, en Afganistán, las mujeres que no pueden hablar. En Japón, que si tienen hijos, en Corea más bien, entiendo que si tienen hijos ya no pueden trabajar. Es como que el marco en que la mujer está oprimida es mundial y atemporal. Entonces creo que es una lucha que cada una, a su manera, también es una cosa que la competencia que nos inculcaron por años a las mujeres, de que las otras son competencia, rivales, los celos de mujer a mujer, el no tener el cuerpo.

- ¿O sea cree usted que, digamos, esa competitividad entre las mujeres les ha perjudicado a la hora de conseguir derechos?
Claro, porque ese es un mecanismo sutil. Es un micromachismo sutil que tenemos muy encarnado. Nos enseñaron que son rivales, que Fulanita te puede quitar el marido, bueno ahora la novia. Que, en vez de unirnos como especie, como género, tenemos que estar atentas a que nadie nos gane. Ni hombres ni mujeres. Pero pienso que eso poco a poco está cambiando. Que ahora sí, las mujeres somos más abiertas a ser buenas amigas. Que estamos en la misma lucha. Yo creo que eso es de lo que sí ha cambiado.

- ¿Y cómo está la situación de las mujeres en Costa Rica? Se supone que Costa Rica es un país, comparado con otros de América Latina, de alguna manera más desarrollado, más pacífico. ¿Eso es cierto o es solamente una apariencia?
No sé. Hay de todo. Es cierto que no tenemos ejército. Ya eso es una ganancia. Es cierto que, por muchos años, hubo educación a todo nivel. Y no sé, lo mismo nos preguntaron en Alemania. Me hace mucha gracia. Que si creíamos que era diferente Costa Rica del resto de Centroamérica. Pienso que, a ver, pienso que tal vez ya hay mucha más conciencia, que poco a poco se va logrando el despertar tanto de hombres como mujeres al respecto. Hay la Oficina de la Mujer, todos los gobiernos municipales tienen su escuela, etcétera. Pero igual, es una lucha que hay que seguir dando y creo que hay muchas cosas que no salen a la luz al final. Entonces tengo la esperanza de que, como usted dice, en Costa Rica haya un cambio profundo, radical, pero no te lo puedo asegurar con certeza.

- ¿En qué dirección iría ese cambio?
Precisamente en que las mujeres, laboralmente, tengan el mismo salario que cualquier otro hombre en su puesto, que tengan, todas, acceso a la educación, que conozcan sus derechos, por ejemplo. Y sí, creo que a nivel mundial se está dando esa cuestión de visibilizar a la mujer y Costa Rica no es la excepción. No sé, es una lucha. Es lo mismo que se dice, que Costa Rica es el país más verde. Pero seguimos luchando por que no haya minería, ni petróleo, ni nada.

- Costa Rica, como decíamos, está bastante avanzado en algunos campos pero, sin embargo, no en el del cine, comparado con otros países.
Bueno, sobre todo a nivel de fondos. Es que eso es como el punto álgido. Entonces, por ejemplo, hay cualquier cantidad de directoras mujeres y buenas. De hecho, creería que en este momento hay más mujeres directoras que hombres directores, y sus películas han ganado reconocimientos afuera, las de Antonela y las de otras muchachas. Lo que yo no te puedo decir es que sea fácil hacer cine en Costa Rica en estos momentos, a pesar de que el Gobierno tiene una institución que vela por el desarrollo del cine, blablablá.

- Pero en la práctica no hay mucho dinero para el cine ¿verdad?
Exacto, ni para el cine ni para las otras artes. Porque en Costa Rica la cultura sigue siendo como un pañuelito. Al final, el Gobierno, si tiene que recortarle a alguien, le recorta a cultura. Así, sin pensarlo dos veces.

- ¿Se ha movido usted mucho con la película?
¿Viajado? Bastante, sí. Ellas han viajado muchísimo. Generalmente en los festivales invitan a la directora y, tal vez, a los productores. Y a veces llevan a las actrices o actores. En mi caso, he sido privilegiada en algunos de los festivales. Este es una maravilla, me encanta.

- A ver, cuénteme usted alguna anécdota, algún momento del que disfrutara especialmente en esos festivales. Por ejemplo, ¿estuvo en Berlín?
Estuve en Berlín, con el teatro absolutamente lleno, las cinco funciones. Y el día que estrenamos, de bajar, y la alfombra roja, y ver también la, sobre todo más allá de la alfombra roja y del estar en un escenario, es como ver la reacción de un público en un país tan lejano a Costa Rica, tan efusivo. Aplaudieron como tres veces, se pararon. Súper efusivos. Súper emocionados. Después llegaban las señoras y se acercaban, y también los hombres, y nos abrazaban y nos decían un montón de cosas hermosas. Entonces es como un montón de energía flotando en el aire, y una energía linda, buena, amorosa.

- ¿Podríamos deducir que lo que le ha dado esta película está entre las mejores experiencias que ha tenido en la vida?
Sí.  Bueno, mis hijos, el nacimiento de mis hijos es algo que para mí es único, hermoso. He estado también presentándome en el teatro nacional de mi país, con éxito en algunas de mis obras, de mis coreografías. Y el teatro lleno, y la gente, sobre todo hay uno en el que bailo con mi hija, que es como un recuerdo de nuestra relación, y fue muy hermoso, porque la aplaudieron mucho. ¿Qué más? Mi gata. De todo, hay pequeñas y grandes cosas que me hacen sentir viva. Esta película me hace sentirme muy viva.

- ¿Le hubiera gustado que esta película hubiera llegado, no sé, treinta años antes?
No. Tal vez no hubiera sido lo mismo. No, yo pienso que las cosas llegan cuando es el momento adecuado. Ni antes ni después.

-¿Y ahora? ¿Tiene alguna otra propuesta para hacer otra película?
No.

-¿Le gustaría?
Sí, claro. Me encantaría. Una quiere que sea en las mismas condiciones en que fue la de Antonella.

- Y, por ejemplo, hacer televisión en Costa Rica. ¿No lo ve factible?
No sé, tal vez si me proponen algo que me guste. No me gusta mucho la televisión de allá. Sé que hay cosas muy buenas, y viejas también, de otros años. Hay directores que tuvieron su estreno de películas allá. Elvira, no sé, varias. La televisión, fíjate que no es tan cercana a mí. Debe haber cosas muy lindas. Tendría que ver el guion, qué proponen. No me gusta lo comercial. Tengo que ser sincera. Digamos que las comerciales no me hacen mucha gracia.

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