Argentina, Perú y Cuba a concurso en La Habana
- por © Frank Padrón (La Habana)-NOTICINE.com
13-XII-04
Bien entrado en su segunda semana, la 26 edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano sigue con propuestas de interés en lo que a competencia respecta.
Del peruano Chicho Durant (“Ojos de perro”) se exhibió una agradable comedia sobre un estafador que, aprovechándose de la crisis (y de la ingenuidad de sus víctimas) hace de las suyas; “Doble juego” tiene buen ritmo y mantiene todo el tiempo entretenido al espectador, aunque poco más puede extraerse de la misma, como no sean unas actuaciones eficaces.
Argentina sigue pegando fuerte, y mientras se exhibía la nueva de Adolfo Aristarain (“Roma”), con la presencia entre nosotros de su actriz protagónica, Susú Pecoraro, también se presentaba “Luna de Avellaneda”, de Juan José Campanella. Lejos de los edulcoramientos al estilo del melo hollywoodense en que aterrizaba su film anterior (“El hijo de la novia”), el cineasta nos adentra en la decadencia de un antiguo club deportivo y social, que da título al filme, con la profunda crisis que atravesaba, sobre todo en esos momentos, año 2002, el país, como generador de ese y otros conflictos que viven los personajes.
Con mucho tino y mesura se van nexando los problemas de los personajes, en un tono que mezcla situaciones hilarantes a otras muy graves, con un desarrollo de la trama y de los propios seres que la pueblan en verdad elogiable, de modo que pese a su longitud (más de dos horas), la cinta no sólo se tolera sino que se disfruta. Ricardo Darín, Mercedes Morán, Eduardo Blanco y el resto del elenco, proyectan desempeños excelentes.
Por casa, el público sobre todo foráneo (y el local que no lo había hecho), ha podido conocer la más reciente producción cubana: “Tres veces dos”, de Giraud-Hamlet-Insuasti, el cual, a pesar de las desigualdades en su cristalización, denota la sangre fresca que demandaba, y en buena medida aporta esta cinta al cine cubano. Y también la comedia de equívocos “Perfecto amor equivocado”, de Gerardo Chijona, una simpática propuesta, aunque sin la esperada profundización en muchos de los conflictos que expone.
Bien entrado en su segunda semana, la 26 edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano sigue con propuestas de interés en lo que a competencia respecta.
Del peruano Chicho Durant (“Ojos de perro”) se exhibió una agradable comedia sobre un estafador que, aprovechándose de la crisis (y de la ingenuidad de sus víctimas) hace de las suyas; “Doble juego” tiene buen ritmo y mantiene todo el tiempo entretenido al espectador, aunque poco más puede extraerse de la misma, como no sean unas actuaciones eficaces.
Argentina sigue pegando fuerte, y mientras se exhibía la nueva de Adolfo Aristarain (“Roma”), con la presencia entre nosotros de su actriz protagónica, Susú Pecoraro, también se presentaba “Luna de Avellaneda”, de Juan José Campanella. Lejos de los edulcoramientos al estilo del melo hollywoodense en que aterrizaba su film anterior (“El hijo de la novia”), el cineasta nos adentra en la decadencia de un antiguo club deportivo y social, que da título al filme, con la profunda crisis que atravesaba, sobre todo en esos momentos, año 2002, el país, como generador de ese y otros conflictos que viven los personajes.
Con mucho tino y mesura se van nexando los problemas de los personajes, en un tono que mezcla situaciones hilarantes a otras muy graves, con un desarrollo de la trama y de los propios seres que la pueblan en verdad elogiable, de modo que pese a su longitud (más de dos horas), la cinta no sólo se tolera sino que se disfruta. Ricardo Darín, Mercedes Morán, Eduardo Blanco y el resto del elenco, proyectan desempeños excelentes.
Por casa, el público sobre todo foráneo (y el local que no lo había hecho), ha podido conocer la más reciente producción cubana: “Tres veces dos”, de Giraud-Hamlet-Insuasti, el cual, a pesar de las desigualdades en su cristalización, denota la sangre fresca que demandaba, y en buena medida aporta esta cinta al cine cubano. Y también la comedia de equívocos “Perfecto amor equivocado”, de Gerardo Chijona, una simpática propuesta, aunque sin la esperada profundización en muchos de los conflictos que expone.