Michael Douglas se disculpó en Italia ante México por la política de Trump, como digno heredero del espíritu de su padre
- por © Lorena Hoyos-NOTICINE.com

Durante su homenaje en el 71 Festival de Cine de Taormina en Sicilia, Italia, el actor y productor Michael Douglas no dudó en emitir un contundente mensaje político. El actor, de 80 años, expresó abiertamente su vergüenza por las acciones de Estados Unidos en el escenario internacional, particularmente durante la administración de Donald Trump, y se disculpó ante países como México. Así demostró ser un más que digno heredero del siempre progresista papel de su padre, el gran actor Kirk Douglas, quien no dudo en desafiar las más reaccionarias políticas de EEUU.
"Entiendo que gran parte de la responsabilidad del caos mundial proviene de mi país. Me avergüenzo y pido disculpas", declaró Douglas durante una clase magistral. Sus palabras estaban dirigidas específicamente a México, Canadá, la Unión Europea y los miembros de la OTAN. Aunque evitó mencionar directamente a Trump, sus críticas al aumento del gasto militar y a las políticas migratorias fueron claras.
Douglas, ganador de dos premios Oscar por "Wall Street" y "Atracción fatal", mostró su frustración por la persistencia de guerras pese a los avances tecnológicos. "Con toda la inteligencia artificial que tenemos, es ridículo que sigamos teniendo tantos conflictos", afirmó. También criticó el enfoque del gobierno estadounidense hacia la inmigración, refiriéndose a las recientes redadas en California: "Convertir a los migrantes en chivos expiatorios es una distracción política".
"Nací en 1944, al final de la II Guerra Mundial, pero este es el peor período que recuerdo en mi vida", afirmó el actor y productor. Douglas vinculó su postura con el legado de su padre, Kirk Douglas, conocido por enfrentarse a la lista negra de Hollywood en los años 50. "Él siempre defendió sus principios, y eso me marcó", comentó. Sin embargo, aclaró que sus opiniones no son nuevas: "He hablado de esto antes, pero nunca con tanta claridad".
Aunque el festival lo homenajeó por su trayectoria —que incluye clásicos como "Instinto básico" y su reciente papel en "Ant-Man and the Wasp: Quantumania"—, el foco terminó en sus declaraciones. Douglas aprovechó para reflexionar sobre el poder del cine: "Necesitamos más películas que fomenten el diálogo, no la división".
También habló de su vida personal, desde su matrimonio con Catherine Zeta-Jones hasta los desafíos de ser hijo de una leyenda como Kirk Douglas. "Lo llaman 'nepo baby', pero construir tu propia identidad es más difícil de lo que parece", señaló.
Con mirada pesimista hacia la inteligencia artificial y esperanzada en la Generación Z, Douglas cerró con un llamado a la acción: "Los jóvenes deben tomar las riendas. Han heredado un desastre, pero también la oportunidad de cambiarlo".
Herencia moral de Kirk Douglas
En la década de 1950, cuando el macartismo extendía su sombra sobre Hollywood, Kirk Douglas, descendiente de emigrantes judíos europeos, se erigió como una de las pocas estrellas dispuestas a enfrentar la censura política. Mientras muchos colegas callaban por miedo a represalias, Douglas tomó una decisión que cambiaría la historia del cine: darle crédito como guionista a Dalton Trumbo, un talentoso escritor proscrito por la lista negra, en la película Espartaco (1960). Con ese acto, no solo desafió al sistema, sino que ayudó a fracturar para siempre el poder de la caza de brujas en la industria.
Douglas, entonces una de las estrellas más grandes del cine, produjo y protagonizó "Espartaco", un épico film histórico que Stanley Kubrick dirigió. Pero su mayor batalla no fue frente a las cámaras, sino en los créditos. Originalmente, el guion estaba firmado por un seudónimo, como ocurría con las obras de los escritores incluidos en la lista negra. Sin embargo, Douglas insistió en que apareciera el nombre real de Trumbo, a pesar de las advertencias de los estudios y las presiones políticas.
"Fue un acto de justicia", diría años después. "Sabía que era arriesgado, pero alguien tenía que hacerlo". El gesto no solo restituyó la carrera de Trumbo, sino que marcó el principio del fin de la lista negra, abriendo el camino para que otros artistas perseguidos pudieran volver a trabajar sin esconderse.
Kirk Douglas no fue ajeno a la controversia política. En una época en la que el Comité de Actividades Antiamericanas (HUAC) interrogaba a actores, directores y guionistas por supuestas afiliaciones comunistas, él mantuvo posturas claramente progresistas. Apoyó causas como los derechos civiles y se opuso públicamente a la discriminación racial en una industria que aún segregaba a actores negros en papeles secundarios y estereotipados.
Aunque nunca fue comunista, defendió el derecho de sus colegas a tener ideas políticas sin ser perseguidos. "En Estados Unidos, se supone que tenemos libertad de expresión", declaró en una entrevista. "Pero en esos años, el miedo hizo que muchos traicionaran a sus amigos". Su postura le valió enemigos, pero también el respeto de quienes admiraban su integridad.
La lucha de Douglas contra la injusticia no se limitó a Hollywood. En 1958, produjo "Senderos de gloria / Paths of Glory", una brutal crítica antibélica dirigida por Kubrick que los estudios rechazaron por considerarla "antiamericana". La película, que expone la corrupción y la crueldad en el ejército francés durante la I Guerra Mundial, fue vetada en varios países, pero se convirtió en un clásico atemporal.
En sus memorias, Douglas recordaría: "Quería hacer películas que significaran algo, que hicieran pensar a la gente". Su activismo no fue gratis. Aunque nunca fue incluido oficialmente en la lista negra, Douglas admitió que algunas puertas se cerraron para él en Hollywood durante los años más oscuros del macartismo. "Perdí proyectos, me llamaron 'peligroso'", confesó. "Pero nunca me arrepentí".
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Con el tiempo, incluso sus detractores reconocieron su papel en la defensa de la libertad creativa. En 1996, el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos le otorgó un premio honorífico por su valentía al darle crédito a Trumbo. "Kirk fue uno de los pocos que tuvo el coraje de hacer lo correcto cuando todos guardaban silencio", dijo el escritor Walter Bernstein.
Kirk Douglas falleció en 2020 a los 103 años, pero su lucha por la justicia en Hollywood sigue siendo un referente. En una industria donde el miedo y la autocensura aún acechan, su ejemplo recuerda que el cine no es solo entretenimiento, sino también un campo de batalla por las ideas.
Como dijo el propio Douglas: "El arte debe incomodar, debe cuestionar. Si no, no sirve para nada". Y él, hasta el final, nunca dejó de cuestionar.
"Entiendo que gran parte de la responsabilidad del caos mundial proviene de mi país. Me avergüenzo y pido disculpas", declaró Douglas durante una clase magistral. Sus palabras estaban dirigidas específicamente a México, Canadá, la Unión Europea y los miembros de la OTAN. Aunque evitó mencionar directamente a Trump, sus críticas al aumento del gasto militar y a las políticas migratorias fueron claras.
Douglas, ganador de dos premios Oscar por "Wall Street" y "Atracción fatal", mostró su frustración por la persistencia de guerras pese a los avances tecnológicos. "Con toda la inteligencia artificial que tenemos, es ridículo que sigamos teniendo tantos conflictos", afirmó. También criticó el enfoque del gobierno estadounidense hacia la inmigración, refiriéndose a las recientes redadas en California: "Convertir a los migrantes en chivos expiatorios es una distracción política".
"Nací en 1944, al final de la II Guerra Mundial, pero este es el peor período que recuerdo en mi vida", afirmó el actor y productor. Douglas vinculó su postura con el legado de su padre, Kirk Douglas, conocido por enfrentarse a la lista negra de Hollywood en los años 50. "Él siempre defendió sus principios, y eso me marcó", comentó. Sin embargo, aclaró que sus opiniones no son nuevas: "He hablado de esto antes, pero nunca con tanta claridad".
Aunque el festival lo homenajeó por su trayectoria —que incluye clásicos como "Instinto básico" y su reciente papel en "Ant-Man and the Wasp: Quantumania"—, el foco terminó en sus declaraciones. Douglas aprovechó para reflexionar sobre el poder del cine: "Necesitamos más películas que fomenten el diálogo, no la división".
También habló de su vida personal, desde su matrimonio con Catherine Zeta-Jones hasta los desafíos de ser hijo de una leyenda como Kirk Douglas. "Lo llaman 'nepo baby', pero construir tu propia identidad es más difícil de lo que parece", señaló.
Con mirada pesimista hacia la inteligencia artificial y esperanzada en la Generación Z, Douglas cerró con un llamado a la acción: "Los jóvenes deben tomar las riendas. Han heredado un desastre, pero también la oportunidad de cambiarlo".
Herencia moral de Kirk Douglas
En la década de 1950, cuando el macartismo extendía su sombra sobre Hollywood, Kirk Douglas, descendiente de emigrantes judíos europeos, se erigió como una de las pocas estrellas dispuestas a enfrentar la censura política. Mientras muchos colegas callaban por miedo a represalias, Douglas tomó una decisión que cambiaría la historia del cine: darle crédito como guionista a Dalton Trumbo, un talentoso escritor proscrito por la lista negra, en la película Espartaco (1960). Con ese acto, no solo desafió al sistema, sino que ayudó a fracturar para siempre el poder de la caza de brujas en la industria.
Douglas, entonces una de las estrellas más grandes del cine, produjo y protagonizó "Espartaco", un épico film histórico que Stanley Kubrick dirigió. Pero su mayor batalla no fue frente a las cámaras, sino en los créditos. Originalmente, el guion estaba firmado por un seudónimo, como ocurría con las obras de los escritores incluidos en la lista negra. Sin embargo, Douglas insistió en que apareciera el nombre real de Trumbo, a pesar de las advertencias de los estudios y las presiones políticas.
"Fue un acto de justicia", diría años después. "Sabía que era arriesgado, pero alguien tenía que hacerlo". El gesto no solo restituyó la carrera de Trumbo, sino que marcó el principio del fin de la lista negra, abriendo el camino para que otros artistas perseguidos pudieran volver a trabajar sin esconderse.
Kirk Douglas no fue ajeno a la controversia política. En una época en la que el Comité de Actividades Antiamericanas (HUAC) interrogaba a actores, directores y guionistas por supuestas afiliaciones comunistas, él mantuvo posturas claramente progresistas. Apoyó causas como los derechos civiles y se opuso públicamente a la discriminación racial en una industria que aún segregaba a actores negros en papeles secundarios y estereotipados.
Aunque nunca fue comunista, defendió el derecho de sus colegas a tener ideas políticas sin ser perseguidos. "En Estados Unidos, se supone que tenemos libertad de expresión", declaró en una entrevista. "Pero en esos años, el miedo hizo que muchos traicionaran a sus amigos". Su postura le valió enemigos, pero también el respeto de quienes admiraban su integridad.
La lucha de Douglas contra la injusticia no se limitó a Hollywood. En 1958, produjo "Senderos de gloria / Paths of Glory", una brutal crítica antibélica dirigida por Kubrick que los estudios rechazaron por considerarla "antiamericana". La película, que expone la corrupción y la crueldad en el ejército francés durante la I Guerra Mundial, fue vetada en varios países, pero se convirtió en un clásico atemporal.
En sus memorias, Douglas recordaría: "Quería hacer películas que significaran algo, que hicieran pensar a la gente". Su activismo no fue gratis. Aunque nunca fue incluido oficialmente en la lista negra, Douglas admitió que algunas puertas se cerraron para él en Hollywood durante los años más oscuros del macartismo. "Perdí proyectos, me llamaron 'peligroso'", confesó. "Pero nunca me arrepentí".
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Con el tiempo, incluso sus detractores reconocieron su papel en la defensa de la libertad creativa. En 1996, el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos le otorgó un premio honorífico por su valentía al darle crédito a Trumbo. "Kirk fue uno de los pocos que tuvo el coraje de hacer lo correcto cuando todos guardaban silencio", dijo el escritor Walter Bernstein.
Kirk Douglas falleció en 2020 a los 103 años, pero su lucha por la justicia en Hollywood sigue siendo un referente. En una industria donde el miedo y la autocensura aún acechan, su ejemplo recuerda que el cine no es solo entretenimiento, sino también un campo de batalla por las ideas.
Como dijo el propio Douglas: "El arte debe incomodar, debe cuestionar. Si no, no sirve para nada". Y él, hasta el final, nunca dejó de cuestionar.