La nonagenaria Kim Novak, que considera logró "sobrevivir a Hollywood", recibe el León de Oro en Venecia

por © Redacción-NOTICINE.com
Kim Novak
Kim Novak
Kim Novak, estrella de Hollywood en los 50 y 60 del pasado siglo, vuelve a las portadas más de tres décadas después de dejar el cine. Recibe el León de Oro por toda una carrera en la Mostra de Venecia. La actriz, cuya imagen quedó congelada en el tiempo gracias a títulos como "Vértigo", "Picnic" o "Bésame, tonto / Kiss Me, Stupid", recibe así, muy activa a los 92 años, un reconocimiento por su trayectoria y su imagen legendaria.

La razón oficial del viaje es doble: el galardón y el estreno del documental "Kim Novak’s Vertigo", dirigido por Alexandre Philippe. La cinta es un viaje hacia atrás, un intento de comprender una trayectoria que se truncó cuando su protagonista decidió que ya había tenido suficiente con el juego de Hollywood. Novak se marchó del negocio del cine por su propio pie, primero en 1966 y ya definitivamente -tras algunas "recaídas" en 1991, siguiendo los pasos de su ídolo, Marlene Dietrich. Se casó con un veterinario especializado en caballos y cambió los platós por la cría de animales y la pintura. Se recluyó en una vida lejos de los focos, construyendo una existencia donde el valor de las cosas se medía con una escala diferente.

El documental de Philippe ahonda en ese pasado. El director creció en una casa con el mismo papel pintado rojo intenso que adorna la escena icónica de "Vértigo" donde James Stewart observa, embobado, la belleza de Novak. La película le da a la actriz la oportunidad de revivir ese clásico de Alfred Hitchcock que la encasilló en un doble papel. Una cinta que, pese a su fracaso inicial, hoy es considerada una de las mejores de todos los tiempos.



Sin embargo, el documental elude en gran medida una de las relaciones más comentadas de su vida: su romance con Sammy Davis Jr. Un idilio del que el actor y director Colman Domingo pretende hacer una película protagonizada por Sydney Sweeney. En su momento, un columnista de cotilleos anunció que la pareja estaba a punto de casarse. La reacción del jefe de Columbia Pictures, Harry Cohn, fue inmediata y brutal. Emitió una amenaza: si la relación continuaba, Davis Jr. podría "perder su otro ojo" a manos de matones de la mafia. Fuentes cercanas al asunto señalaron que el idilio no fue mucho más que un flechazo y que Novak no quedó desconsolada cuando se hizo público, porque le dio una razón para salir de una relación que no iba a acabar en matrimonio. Tal vez también hubo un elemento de desafío, de querer fastidiar a Cohn, un jefe de mano de hierro al que respetaba pero con el que se enfrentaba constantemente por las ataduras del sistema de contratos de los estudios.

"Ambos reaccionamos igual. ¿Cómo se atreven a decirnos cómo debemos vivir nuestras vidas? ¿Cómo se atreven a decirnos con quién podemos salir y con quién no?", declaró Novak al respecto. "Sacó la rebeldía en los dos porque Cohn realmente amenazó a Davis Jr. Para mí fue: 'bueno, tu carrera se irá al infierno'. Y yo dije: '¡Oye! No me vas a amenazar con eso'". La actriz reconoció la naturaleza racista de la amenaza. "Él era racista, y sentía que esto enfadaría a todos los racistas contra mí. Y desde su perspectiva, era la vida de Sammy la que estaba amenazada, no la mía". Pero la situación escaló hasta un punto de no retorno. "Pusieron guardias en mi puerta y todo, y eso me molestó. Quería reaccionar y ser desafiante. Pero, por otro lado, cuando me enteré de que no solo le amenazaban a él de muerte, sino también a su familia... por supuesto, eso se convirtió en lo importante".

Su camino al estrellato fue tan rápido como surrealista. De Chicago a un viaje promocional para una nueva línea de congeladores domésticos. Una de las otras modelos con las que viajaba le sugirió que, ya que estaban en la costa oeste, fueran a Hollywood. De pura casualidad, fue extra en una película, la descubrieron y, en dos años, era la actriz más taquillera del negocio. "Sí. Fue gracioso porque cuando dejé Chicago para ir al trabajo de modelaje, mi madre y mi padre me llevaron a la estación de tren y todos pensamos que pronto volvería. Para cuando regresé, era una estrella de cine famosa. Fue en cuestión de meses, realmente, antes de hacer mi primera película. Funcionó, las cosas hicieron clic y todo en mi vida cambió", recordó.

Pero la fábrica de sueños tenía un precio, según contó a Deadline. "No era solo que te dijeran qué películas hacer. Incluso te decían con quién salir. Tenías que ir a promocionar tu estudio, así que cada vez que había un estreno de una película, tenías que ir, y querían decirte con quién ir". Novak describió la absurda situación de encontrarse en una limusina con un completo desconocido, cumpliendo órdenes. "Hice un poco de eso, pero finalmente pensé: 'No puedo soportar esto más. Si voy, quiero ir con quien quiera ir, o no voy, punto'".

Su mayor apoyo, irónicamente, fue también su mayor opresor: Harry Cohn. "Sí, era un dictador y todo lo que no quieres en alguien para quien trabajas. Pero, por otro lado, realmente sabía la diferencia entre buenos y malos guiones. Me dejó trabajar en algunas películas increíbles con directores increíbles". Reveló un momento de vulnerabilidad inédito del temido jefe de estudio. En Navidad, decidió hacerle un regalo inusual: un lote de fudge de chocolate casero. "Fui a su oficina y él dijo: '¿Para qué estás aquí? ¿Qué quieres?' Le dije: 'No quiero nada. Quiero darte algo'. Y juro que fue la única vez en la que se conmovió. No quería que lo viera, pero pude captarlo en sus expresiones, era como si nadie le hubiera hecho un regalo así de personal. Y eso le emocionó de alguna manera".

Su ruptura definitiva con Hollywood llegó con la muerte de Cohn. "De repente no había nadie que supiera qué era realmente bueno, a quién poner en qué película... simplemente no sabían". Le ofrecieron una película de playa que le pareció estúpida y sin sentido. "Pensé: 'Sabes qué, no voy a hacerlo. Voy a hacer lo que más me gusta, que siempre ha sido pintar y el arte'". El arte fue su tabla de salvación. "Creo que si no lo hubiera tenido, no podría haber vivido en el sistema de Hollywood como era en ese momento. Mucha gente no podía soportarlo, y te podía costar la vida. Y siendo una superviviente, sentí que tenía que hacer eso. Tenía un lugar adonde ir".

Incluso en la cúspide de su fama, la opulencia era una ficción. "Bueno, había glamour, pero no fue mi elección vivir así. Nunca lo fue. Siempre he sido Marilyn Novak, no Kim Novak". Se rebeló contra el nombre que el estudio quería imponerle, Kit Marlowe. "No iba a tener gente llamándome Kit Marlowe, como si fuera una gatita. No hay nada de gatita o felino en mí, y simplemente no pude hacerlo. Y estoy tan contenta de no haberlo hecho, porque mantener el apellido Novak me hizo real, para mí. Tenía una familia, tenía raíces".

Ahora, en el Lido, mira hacia atrás sin nostalgia, con la serenidad de quien encontró su camino mucho después de que los focos se apagaran. La joven que huyó de un novio que insistía en casarse en Chicago escribiendo un poema de despedida, la misma que se enfrentó a los estudios y que desafió las convenciones raciales de una época, parece haber aplicado su propia regla hasta el final: nunca dejar que nadie te haga sentir atrapada.

Sigue nuestras últimas noticias por INSTAGRAM, BLUESKY o FACEBOOK.