Sábado gris sin el brillo del buen cine en la Berlinale
- por © J.A. (Berlin)-NOTICINE.com
12-II-05
Tres nuevos títulos, este sábado, no lograron elevar el nivel de calidad de la competición en la 55 Berlinale. Por renombre, puede ser la francesa de André Techiné "Les temps qui changent" (Los tiempos que cambian) la que haya aportado una mayor decepción, aunque en opinión de la crítica fue la italiana "Provincia meccanica", de Stefano Mordini, la peor cinta de la jornada. La esperada "One day in Europe", comedia con participación gallega sobre una hipotética final de la Copa de Europa entre el Deportivo de La Coruña y el Galatasaray turco, seguida con fervor por las cuatro esquinas del continente, ofrece algunos momentos puntuales de humor pero no pocos estereotipos y un tono irregular y caótico sin que llegue una clara moraleja.
La veteranía de Téchiné, acompañada por la presencia en el reparto de dos de las mayores estrellas del cine galo en las últimas tres o cuatro décadas, Catherine Deneuve y Gérard Depardieu prometían mucho en "Les temps qui changent", un film que -según su director- refleja "el desorden de la vida" a través de una historia no muy creíble sobre un hombre que ha permanecido 30 años enamorado de su primer amor, y que se reencuentra con ella en Tánger con la aspiración de recuperarla. Se trata en cierta forma -admite Techiné- de una situación de roles invertidos, donde él (Depardieu) refleja unos sentimientos más propios de la mujer (un amor como permanente obsesión de la vida) y ella (Deneuve) la determinación masculina de no conceder a los sentimientos el peso preponderante en su existencia.
Este "culebrón" de final feliz y dispersas buenas intenciones no aporta gran cosa y dejó bastante fría a la audiencia, aunque sonaron algunos aislados aplausos al final de la proyección. Deneuve, en ausencia de un Depardieu que la víspera iniciaba un nuevo rodaje con su veterano cómplice Bertrand Blier, fue la estrella de la jornada, en su rueda de prensa y el posterior paseo por la alfombra roja (bajo la lluvia) del Berlinale Palast.
El cielo gris y encapotado de la capital alemana era una buena metáfora, efectivamente, del día. Gris oscura fue la acogida a la representante italiana "Provincia meccanica", donde ni el encanto de Valentina Cervi, logra salvar este melodrama sobre una pareja de provincias que educa a sus hijos de una manera harto liberal que choca a los responsables del colegio al que acuden, lo cual provoca la actuación de la abuela que reclama su custodia.
Muchos se preguntaron qué pintaba esta película en la selección, y las valoraciones de la crítica han sido las peores desde el inicio del certamen, el pasado jueves.
Respecto de la alemana, con participación española "One day in Europe" (Un día en Europa), la expectiva era grande. Su director, Hannes Stöhr, fue muy elogiado por su anterior "Berlin is Germany" y en el pase de prensa hubo que habilitar hasta dos salas para albergar a los informadores y críticos. Lo que nos cuenta en este comedia donde suenan diferentes lenguas es el diversidad de culturas y sentimientos que conviven en el más o menos unido continente europeo, en el cual los dos únicos elementos en común parecen ser la pasión por el fútbol, y los robos, reales o fingidos.
La acción se desarrolla simultaneamente en cuatro ciudades: Moscú, donde se celebra la final de la Copa de Europa de Fútbol entre el Galatasaray de Estambul y el Deportivo de La Coruña; Berlín, Santiago de Compostela y la propia Estambul. Hay dos o tres símpaticas bromas en la trama, que generan carcajadas, pero también mucho estereotipo y alguna inverosimilitud, sin que se sepa muy bien qué quiere decirnos Hannes Stöhr, salvo que hay gente buena y mala en todas partes y que frente al delito menor la policía es inutil en cualquier país. Dos evidencias que todos sabíamos antes de perder 100 minutos ante la pantalla.
Tres nuevos títulos, este sábado, no lograron elevar el nivel de calidad de la competición en la 55 Berlinale. Por renombre, puede ser la francesa de André Techiné "Les temps qui changent" (Los tiempos que cambian) la que haya aportado una mayor decepción, aunque en opinión de la crítica fue la italiana "Provincia meccanica", de Stefano Mordini, la peor cinta de la jornada. La esperada "One day in Europe", comedia con participación gallega sobre una hipotética final de la Copa de Europa entre el Deportivo de La Coruña y el Galatasaray turco, seguida con fervor por las cuatro esquinas del continente, ofrece algunos momentos puntuales de humor pero no pocos estereotipos y un tono irregular y caótico sin que llegue una clara moraleja.
La veteranía de Téchiné, acompañada por la presencia en el reparto de dos de las mayores estrellas del cine galo en las últimas tres o cuatro décadas, Catherine Deneuve y Gérard Depardieu prometían mucho en "Les temps qui changent", un film que -según su director- refleja "el desorden de la vida" a través de una historia no muy creíble sobre un hombre que ha permanecido 30 años enamorado de su primer amor, y que se reencuentra con ella en Tánger con la aspiración de recuperarla. Se trata en cierta forma -admite Techiné- de una situación de roles invertidos, donde él (Depardieu) refleja unos sentimientos más propios de la mujer (un amor como permanente obsesión de la vida) y ella (Deneuve) la determinación masculina de no conceder a los sentimientos el peso preponderante en su existencia.
Este "culebrón" de final feliz y dispersas buenas intenciones no aporta gran cosa y dejó bastante fría a la audiencia, aunque sonaron algunos aislados aplausos al final de la proyección. Deneuve, en ausencia de un Depardieu que la víspera iniciaba un nuevo rodaje con su veterano cómplice Bertrand Blier, fue la estrella de la jornada, en su rueda de prensa y el posterior paseo por la alfombra roja (bajo la lluvia) del Berlinale Palast.
El cielo gris y encapotado de la capital alemana era una buena metáfora, efectivamente, del día. Gris oscura fue la acogida a la representante italiana "Provincia meccanica", donde ni el encanto de Valentina Cervi, logra salvar este melodrama sobre una pareja de provincias que educa a sus hijos de una manera harto liberal que choca a los responsables del colegio al que acuden, lo cual provoca la actuación de la abuela que reclama su custodia.
Muchos se preguntaron qué pintaba esta película en la selección, y las valoraciones de la crítica han sido las peores desde el inicio del certamen, el pasado jueves.
Respecto de la alemana, con participación española "One day in Europe" (Un día en Europa), la expectiva era grande. Su director, Hannes Stöhr, fue muy elogiado por su anterior "Berlin is Germany" y en el pase de prensa hubo que habilitar hasta dos salas para albergar a los informadores y críticos. Lo que nos cuenta en este comedia donde suenan diferentes lenguas es el diversidad de culturas y sentimientos que conviven en el más o menos unido continente europeo, en el cual los dos únicos elementos en común parecen ser la pasión por el fútbol, y los robos, reales o fingidos.
La acción se desarrolla simultaneamente en cuatro ciudades: Moscú, donde se celebra la final de la Copa de Europa de Fútbol entre el Galatasaray de Estambul y el Deportivo de La Coruña; Berlín, Santiago de Compostela y la propia Estambul. Hay dos o tres símpaticas bromas en la trama, que generan carcajadas, pero también mucho estereotipo y alguna inverosimilitud, sin que se sepa muy bien qué quiere decirnos Hannes Stöhr, salvo que hay gente buena y mala en todas partes y que frente al delito menor la policía es inutil en cualquier país. Dos evidencias que todos sabíamos antes de perder 100 minutos ante la pantalla.