Directo, de Bollywood a la Habana
- por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
12-I-06
Música, danza, coreografías vistosas y atractivamente montadas, lágrimas y risas mezcladas, colorido, historias llenas de vicisitudes y peripecias, todo en abundancia, en verdadero derroche, caracterizan al cine más prolífico del mundo, el que procede de la India, país de mayor producción fílmica, con más de mil títulos anuales en más de doce lenguas dirigidos a un público que supera el billón de espectadores distribuídos en buena parte del planeta.
Y no crean que hablo de Hollywood, sino de su émulo, con una B delante que procede de Bombay (principal centro de producción) según término acuñado por un reportero local que lo bautizó así y desde entonces se ha hecho popular. Aunque es justamente el melodrama (aquí literalísimo) el género predominante, debido a la masiva aceptación, puede hablarse sin embargo de una apreciable diversidad genérica en lo que también se conoce como cine popular indio.
Cualesquiera que sea su temática, tono o asunto, el cine “bollywoodiense” se caracteriza por su larguísima duración, entre 180 y 225 minutos, debido a la preferencia del público del área por pasar mucho tiempo en la sala oscura. Hay, por otra parte, un consolidado “star system”, con figuras de fuerte arraigo popular y que, dadas las características de ese cine, en su mayoría cantan., bailan y pueden asumir roles lo mismo cómicos que dramáticos, tomando en cuenta lo mezclados que aparecen ambos registros en las películas. Una selección de las mismas desde 1998 hasta 2004, ofrece ahora la Cinemateca de Cuba en su sede habitual de estos ciclos, la sala Chaplin, la cual, en su moderno equipamiento con sonido Dolby estéreo, permitirá apreciar mucho mejor ese elemento como hemos dicho, esencial en el cine de Bolywood: la banda sonora.
Del 15 al 21 de este mes estará la primera parte en la céntrica sala de 23 y 10, y después, hasta el 28, por remodelación de la Chaplin, pasará a otra del Proyecto 23, la del Riviera (donde, sin embargo, la bocina en condiciones no precisamente óptimas dificultará un tanto la apreciación del sonido).
La première con “Directo del corazón”, de Sanjay Leela Bhansali, (188’) realizada en 1999 es perfectamente representativa de ese cine mayoritario al cual nos referíamos, hecho "con un cuidado extremo en la puesta en escena y especialmente en los diálogos -la tradición oral es fundamental en la cultura india-, lujosos decorados y vestuarios, extraordinarias voces que ejecutan pegadizas canciones, atractivas danzas y coreografías, y un sistema de estrellas perfectamente estructurado -los actores y cantantes son adorados-", según rezan las notas al programa.
Dentro de la clase alta india, ajen a las miserias que la mayoría de la población sufre, tiene lugar este “pas de trois” entre una muchacha y dos hombres que se la disputan, y donde entre el baile y el canto, cuya perfecta sincronización, su riqueza, cromatismo, delicioso ritmo e indiscutible virtuosismo, se reflexiona en torno al verdadero amor, las tradiciones y prejuicios, el triste papel que aún desempeña la mujer dentro de una sociedad machista y patriarcal, las pugnas generacionales, Dios, la familia y otros ítems.
Todo dentro de una trama vastísima, mediante situaciones muchas veces forzadas e increíbles, con soluciones dramáticas no sólo procedentes del melodrama más rancio y su tradición sino de pura telenovela, y en un engarce tragicómico que no siempre, a la verdad, cristaliza, pero que debemos apreciar desde la perspectiva hindú, en este filme protagonizado por dos estrellas de Bollywood: Khan y Rai. que fuera ganador de cinco premios Filmfare (Oscares en la India), 11 premios de la Academia Internacional de Cine allí-incluido mejor film- junto a otras distinciones, y que tiene ahora su estreno en Cuba.
Por esa misma cuerda melodramática, aunque acentuando la parte grave, estará en la muestra “Veer-Zaara: una leyenda de amor” que realizara el veterano Yash Chopra en el cercano 2004 y el cual, inspirado en hechos reales, narra una sentida historia de amor entre un joven indio y una muchacha paquistaní que se inicia cuando él, Veer, jefe de escuadrilla de la fuerza aérea de la India, rescata a la hermosa Zaara mientras ella se disponía a cumplir la última voluntad de la anciana que la crió. Veintidós años después, en una prisión de Pakistán, Veer relata su historia a una abogada que hará todo lo posible por devolverle la libertad.
Octavo lugar entre las 20 películas más taquilleras del cine indio, conoce también los excesos melodramáticos del mismo, si bien prevalecen la cuidada dirección de arte y (en este caso) el maquillaje, la ambientación y reconstrucción epocales así como la aludida gracia, la magnificencia envidiable en lo coreográfico-musical, dentro de una abundancia de sucesos, unas reiteraciones diegéticas que siempre vienen sobrando.
Seguiremos hablando del cine indio en la Habana, dentro de esta representativa muestra (avalancha, dado el caso) que ya se nos viene encima.
Música, danza, coreografías vistosas y atractivamente montadas, lágrimas y risas mezcladas, colorido, historias llenas de vicisitudes y peripecias, todo en abundancia, en verdadero derroche, caracterizan al cine más prolífico del mundo, el que procede de la India, país de mayor producción fílmica, con más de mil títulos anuales en más de doce lenguas dirigidos a un público que supera el billón de espectadores distribuídos en buena parte del planeta.
Y no crean que hablo de Hollywood, sino de su émulo, con una B delante que procede de Bombay (principal centro de producción) según término acuñado por un reportero local que lo bautizó así y desde entonces se ha hecho popular. Aunque es justamente el melodrama (aquí literalísimo) el género predominante, debido a la masiva aceptación, puede hablarse sin embargo de una apreciable diversidad genérica en lo que también se conoce como cine popular indio.
Cualesquiera que sea su temática, tono o asunto, el cine “bollywoodiense” se caracteriza por su larguísima duración, entre 180 y 225 minutos, debido a la preferencia del público del área por pasar mucho tiempo en la sala oscura. Hay, por otra parte, un consolidado “star system”, con figuras de fuerte arraigo popular y que, dadas las características de ese cine, en su mayoría cantan., bailan y pueden asumir roles lo mismo cómicos que dramáticos, tomando en cuenta lo mezclados que aparecen ambos registros en las películas. Una selección de las mismas desde 1998 hasta 2004, ofrece ahora la Cinemateca de Cuba en su sede habitual de estos ciclos, la sala Chaplin, la cual, en su moderno equipamiento con sonido Dolby estéreo, permitirá apreciar mucho mejor ese elemento como hemos dicho, esencial en el cine de Bolywood: la banda sonora.
Del 15 al 21 de este mes estará la primera parte en la céntrica sala de 23 y 10, y después, hasta el 28, por remodelación de la Chaplin, pasará a otra del Proyecto 23, la del Riviera (donde, sin embargo, la bocina en condiciones no precisamente óptimas dificultará un tanto la apreciación del sonido).
La première con “Directo del corazón”, de Sanjay Leela Bhansali, (188’) realizada en 1999 es perfectamente representativa de ese cine mayoritario al cual nos referíamos, hecho "con un cuidado extremo en la puesta en escena y especialmente en los diálogos -la tradición oral es fundamental en la cultura india-, lujosos decorados y vestuarios, extraordinarias voces que ejecutan pegadizas canciones, atractivas danzas y coreografías, y un sistema de estrellas perfectamente estructurado -los actores y cantantes son adorados-", según rezan las notas al programa.
Dentro de la clase alta india, ajen a las miserias que la mayoría de la población sufre, tiene lugar este “pas de trois” entre una muchacha y dos hombres que se la disputan, y donde entre el baile y el canto, cuya perfecta sincronización, su riqueza, cromatismo, delicioso ritmo e indiscutible virtuosismo, se reflexiona en torno al verdadero amor, las tradiciones y prejuicios, el triste papel que aún desempeña la mujer dentro de una sociedad machista y patriarcal, las pugnas generacionales, Dios, la familia y otros ítems.
Todo dentro de una trama vastísima, mediante situaciones muchas veces forzadas e increíbles, con soluciones dramáticas no sólo procedentes del melodrama más rancio y su tradición sino de pura telenovela, y en un engarce tragicómico que no siempre, a la verdad, cristaliza, pero que debemos apreciar desde la perspectiva hindú, en este filme protagonizado por dos estrellas de Bollywood: Khan y Rai. que fuera ganador de cinco premios Filmfare (Oscares en la India), 11 premios de la Academia Internacional de Cine allí-incluido mejor film- junto a otras distinciones, y que tiene ahora su estreno en Cuba.
Por esa misma cuerda melodramática, aunque acentuando la parte grave, estará en la muestra “Veer-Zaara: una leyenda de amor” que realizara el veterano Yash Chopra en el cercano 2004 y el cual, inspirado en hechos reales, narra una sentida historia de amor entre un joven indio y una muchacha paquistaní que se inicia cuando él, Veer, jefe de escuadrilla de la fuerza aérea de la India, rescata a la hermosa Zaara mientras ella se disponía a cumplir la última voluntad de la anciana que la crió. Veintidós años después, en una prisión de Pakistán, Veer relata su historia a una abogada que hará todo lo posible por devolverle la libertad.
Octavo lugar entre las 20 películas más taquilleras del cine indio, conoce también los excesos melodramáticos del mismo, si bien prevalecen la cuidada dirección de arte y (en este caso) el maquillaje, la ambientación y reconstrucción epocales así como la aludida gracia, la magnificencia envidiable en lo coreográfico-musical, dentro de una abundancia de sucesos, unas reiteraciones diegéticas que siempre vienen sobrando.
Seguiremos hablando del cine indio en la Habana, dentro de esta representativa muestra (avalancha, dado el caso) que ya se nos viene encima.