Lo mejor en la primera parte del Festival habanero
- por © Frank Padrón-NOTICINE.com
10-XII-07
La Habana y el resto de las provincias cubanas arden de entusiasmo ante las proyecciones del 29 Festival del Nuevo cine latinoamericano. Y de veras que hay cosas excepcionales. Digamos, el último Lars von Trier ("El jefe de todo esto", coproducción entre Dinamarca, Suecia, Francia e Italia) llegó sin la exuberancia visual ni las complejidades narrativas de su trilogía sobre Norteamérica, que tantas polémicas causó, pero dentro de una historia bien sencilla (el dueño de una empresa de tecnología informática que decide venderla contrata a un actor para ocultarse tras de su identidad y no dar la cara a sus empleados) insiste en un ítem que ya había desarrollado en aquellos films: la impostura de la representación escénica, mal necesario y bendito más allá del bien y el mal, incluso de los límites éticos que sus personajes imponen; con una sobria puesta en pantalla, el danés vuelve por sus fueros desde un guión rebosante de ironía e inteligentes subtextos que se apoya en notables desempeños histriónicos y se disfruta de principio y fin.
Un asombrado y agradecido Fito Páez (invitado al Festival) ante la multitudinaria y entusiasta recepción de su nuevo film, "¿De quién es el portaligas?", asistió a las dos presentaciones en el Yara; conectado con su ópera prima (el mediometraje "La Balada de Doña Helena) en tanto barroquismo expresivo y parodia al cine de género, el nuevo empeño del cantautor devenido cineasta muestra logros parciales en el manejo de la ironía y en el expresionista diseño de personajes, ambientes y guión; sin embargo, no logró contener el torrente de situaciones, que simplemente, desbordan el conjunto: su película es en todos sentidos, excesiva, peca de varios finales y por tanto, anticlímax y no consigue mantener con la misma facilidad el ritmo, a pesar de lo cual es a ratos muy divertida y portadora de esa energía radiante de su autor
Provechosas resultaron las "Conversaciones con mi jardinero", del francés Jean Becker, las cuales vuelven a poner el dedo en la llaga sobre la vieja pugna civilización-barbarie: troca de roles, inversión de valores, sabiduría popular en los aparentemente simples y torpeza en los “iluminados” conforman este excelente guión que, sobre todo, loa la amistad por encima de cualquier barrera, como una ósmosis donde lo mejor de cada integrante enriquece a ambos; la limpieza y gracilidad de la puesta en pantalla corresponde perfectamente a la escritura previa sobre la relación entre un pintor y su hortelano, que se apoya sobre todo en los superlativos desempeños de dos ranqueados de la actuación francesa: Daniel Auteuil y Jean-Pierre Darroussin...
Ahora, película redonda, perfecta, de lo mejor visto por el crítico hasta ahora: "El infierno", de Danis Tanovic, que partiera del guión de dos ilustres Krzysztof (Piesiewicz y Kiewlovski): cinta de atmósferas, cuya diégesis va cerrando de modo progresivo y equilibrado, hasta llegar a un contundente (que no efectista) desenlace, el seguimiento de una familia destruida por causa de un mal entendido y, en última instancia, una intolerancia, luce asimismo una puesta en cámara excepcional; los casos de esas tres hermanas llenas de fobias y frustraciones descuella por un montaje exquisito, cuidadoso y como si fuera poco, creativo (no sólo en continuidad, también en sobreimpresiones, en alternancias y sutiles mixturas), aunque no quedan atrás la armoniosa fotografía, la música (en cuya autoría participó el propio director) y varias actuaciones inolvidables, entre ellas Emmanuelle Béart, Karin Viard, Marie Gillain y la mítica Carole Bouquet.
Sin embargo, pocas veces una "Expiación" ha sido tan grata como la que implicó la cinta así titulada en español: se trata de "Atonement", propuesta británica al Oscar este mismo año que, si les da por ser justos a los señores académicos, dará guerra en la próxima premiación. La cinta de Joe Wright relata el proceso de remordimiento y evolución de una escritora que, siendo adolescente, comete un acto que arruina varias vidas; la Inglaterra desde los años 30 hasta que ya la protagonista es una anciana, sirve de marco a esta moderna tragedia que tiene la potencia de los griegos, aunque en un tono menor correspondiente a la posmodernidad: uno de los oscares indudables deberá ser el de sonido, y otro el de diseño de la banda sonora (incorporando incluso a la partitura los golpes de la vieja máquina de escribir y hasta los pasos de los personajes) para seguir por las actuaciones; claro que la fotografiable Keira Knightley (Orgullo y prejuicio) aunque nada mal, repite su rostro siempre amado por la cámara, que en sus minutos finales Vanessa Redgrave nos recuerda su clase inmarcesible, pero en este sentido, las verdaderas revelaciones son James McAvoy y, sobre todo, una inmensa, intimista y perfecta Salirse Ronan como la Briony adolescente, de los platos fuertes del festival, como lo es también, a no dudarlo, la rumana "4 meses, 3 semanas, 2 días", de Cristian Mungiu, uno de los más justas palmas doradas de las entregadas en Cannes; el problema del aborto en el período terminal de los 80, antes de la caída del Muro, agita un telón de fondo mucho más complejo, porque por encima del tema específico la incisiva cámara del realizador evalúa comportamientos y conflictos sociales que lo incluyen pero lo trascienden; la puesta en pantalla es austera y fría como el cuchillo del inescrupuloso médico, pero la planimetría y todo el andamiaje tecno-expresivo es de una calculada perfección, incluyendo el final, sí, porque he oído por ahí a muchos decepcionados con la manera abrupta en que el último plano cierra la historia, mas ¿qué querían?: a mí me parece super consecuente con todo lo visto antes; quizá esos insatisfechos esperaban la boda de la amiga, el ajusticiamiento del médico, etc: se equivocaron de film.
Y, hablando de matrimonios, otra buenísima, y que ya está siendo de las perseguidas por los cines festivaleros es "La boda de Tuya" (China), de Wang Quan´an, suerte de odisea que protagonizara una Penélope no sólo es fiel, como la homérica, al amor del esposo (aquí postrado) sino que rechaza hasta a los mejores pretendientes que no lo incluyan en la futura familia: un certero equilibrio entre comedia y drama, una narración serena y limpia, varias actuaciones (comenzando por la protagónica Yu Nan y Senge) y una agradecible apelación a la honestidad y la coherencia ética son el saldo de este logrado título del Oriente.
Decepcionante, sin embargo, "Tiempos de amor, juventud y libertad", del taiwanés Hou Hsiao-hsien, porque estas historias que abarcan diversos períodos (1911, 1966 y 2005) reflejados en el respectivo lenguaje fílmico de cada época brilla por la reconstrucción de los mismos , pero no logra insertarse en un todo coherente y sobre todo, extravía la comunicación con el público ante lo anémico y moroso de la narración. Seguiremos comentando...
La Habana y el resto de las provincias cubanas arden de entusiasmo ante las proyecciones del 29 Festival del Nuevo cine latinoamericano. Y de veras que hay cosas excepcionales. Digamos, el último Lars von Trier ("El jefe de todo esto", coproducción entre Dinamarca, Suecia, Francia e Italia) llegó sin la exuberancia visual ni las complejidades narrativas de su trilogía sobre Norteamérica, que tantas polémicas causó, pero dentro de una historia bien sencilla (el dueño de una empresa de tecnología informática que decide venderla contrata a un actor para ocultarse tras de su identidad y no dar la cara a sus empleados) insiste en un ítem que ya había desarrollado en aquellos films: la impostura de la representación escénica, mal necesario y bendito más allá del bien y el mal, incluso de los límites éticos que sus personajes imponen; con una sobria puesta en pantalla, el danés vuelve por sus fueros desde un guión rebosante de ironía e inteligentes subtextos que se apoya en notables desempeños histriónicos y se disfruta de principio y fin.
Un asombrado y agradecido Fito Páez (invitado al Festival) ante la multitudinaria y entusiasta recepción de su nuevo film, "¿De quién es el portaligas?", asistió a las dos presentaciones en el Yara; conectado con su ópera prima (el mediometraje "La Balada de Doña Helena) en tanto barroquismo expresivo y parodia al cine de género, el nuevo empeño del cantautor devenido cineasta muestra logros parciales en el manejo de la ironía y en el expresionista diseño de personajes, ambientes y guión; sin embargo, no logró contener el torrente de situaciones, que simplemente, desbordan el conjunto: su película es en todos sentidos, excesiva, peca de varios finales y por tanto, anticlímax y no consigue mantener con la misma facilidad el ritmo, a pesar de lo cual es a ratos muy divertida y portadora de esa energía radiante de su autor
Provechosas resultaron las "Conversaciones con mi jardinero", del francés Jean Becker, las cuales vuelven a poner el dedo en la llaga sobre la vieja pugna civilización-barbarie: troca de roles, inversión de valores, sabiduría popular en los aparentemente simples y torpeza en los “iluminados” conforman este excelente guión que, sobre todo, loa la amistad por encima de cualquier barrera, como una ósmosis donde lo mejor de cada integrante enriquece a ambos; la limpieza y gracilidad de la puesta en pantalla corresponde perfectamente a la escritura previa sobre la relación entre un pintor y su hortelano, que se apoya sobre todo en los superlativos desempeños de dos ranqueados de la actuación francesa: Daniel Auteuil y Jean-Pierre Darroussin...
Ahora, película redonda, perfecta, de lo mejor visto por el crítico hasta ahora: "El infierno", de Danis Tanovic, que partiera del guión de dos ilustres Krzysztof (Piesiewicz y Kiewlovski): cinta de atmósferas, cuya diégesis va cerrando de modo progresivo y equilibrado, hasta llegar a un contundente (que no efectista) desenlace, el seguimiento de una familia destruida por causa de un mal entendido y, en última instancia, una intolerancia, luce asimismo una puesta en cámara excepcional; los casos de esas tres hermanas llenas de fobias y frustraciones descuella por un montaje exquisito, cuidadoso y como si fuera poco, creativo (no sólo en continuidad, también en sobreimpresiones, en alternancias y sutiles mixturas), aunque no quedan atrás la armoniosa fotografía, la música (en cuya autoría participó el propio director) y varias actuaciones inolvidables, entre ellas Emmanuelle Béart, Karin Viard, Marie Gillain y la mítica Carole Bouquet.
Sin embargo, pocas veces una "Expiación" ha sido tan grata como la que implicó la cinta así titulada en español: se trata de "Atonement", propuesta británica al Oscar este mismo año que, si les da por ser justos a los señores académicos, dará guerra en la próxima premiación. La cinta de Joe Wright relata el proceso de remordimiento y evolución de una escritora que, siendo adolescente, comete un acto que arruina varias vidas; la Inglaterra desde los años 30 hasta que ya la protagonista es una anciana, sirve de marco a esta moderna tragedia que tiene la potencia de los griegos, aunque en un tono menor correspondiente a la posmodernidad: uno de los oscares indudables deberá ser el de sonido, y otro el de diseño de la banda sonora (incorporando incluso a la partitura los golpes de la vieja máquina de escribir y hasta los pasos de los personajes) para seguir por las actuaciones; claro que la fotografiable Keira Knightley (Orgullo y prejuicio) aunque nada mal, repite su rostro siempre amado por la cámara, que en sus minutos finales Vanessa Redgrave nos recuerda su clase inmarcesible, pero en este sentido, las verdaderas revelaciones son James McAvoy y, sobre todo, una inmensa, intimista y perfecta Salirse Ronan como la Briony adolescente, de los platos fuertes del festival, como lo es también, a no dudarlo, la rumana "4 meses, 3 semanas, 2 días", de Cristian Mungiu, uno de los más justas palmas doradas de las entregadas en Cannes; el problema del aborto en el período terminal de los 80, antes de la caída del Muro, agita un telón de fondo mucho más complejo, porque por encima del tema específico la incisiva cámara del realizador evalúa comportamientos y conflictos sociales que lo incluyen pero lo trascienden; la puesta en pantalla es austera y fría como el cuchillo del inescrupuloso médico, pero la planimetría y todo el andamiaje tecno-expresivo es de una calculada perfección, incluyendo el final, sí, porque he oído por ahí a muchos decepcionados con la manera abrupta en que el último plano cierra la historia, mas ¿qué querían?: a mí me parece super consecuente con todo lo visto antes; quizá esos insatisfechos esperaban la boda de la amiga, el ajusticiamiento del médico, etc: se equivocaron de film.
Y, hablando de matrimonios, otra buenísima, y que ya está siendo de las perseguidas por los cines festivaleros es "La boda de Tuya" (China), de Wang Quan´an, suerte de odisea que protagonizara una Penélope no sólo es fiel, como la homérica, al amor del esposo (aquí postrado) sino que rechaza hasta a los mejores pretendientes que no lo incluyan en la futura familia: un certero equilibrio entre comedia y drama, una narración serena y limpia, varias actuaciones (comenzando por la protagónica Yu Nan y Senge) y una agradecible apelación a la honestidad y la coherencia ética son el saldo de este logrado título del Oriente.
Decepcionante, sin embargo, "Tiempos de amor, juventud y libertad", del taiwanés Hou Hsiao-hsien, porque estas historias que abarcan diversos períodos (1911, 1966 y 2005) reflejados en el respectivo lenguaje fílmico de cada época brilla por la reconstrucción de los mismos , pero no logra insertarse en un todo coherente y sobre todo, extravía la comunicación con el público ante lo anémico y moroso de la narración. Seguiremos comentando...