Bigelow actualiza en Venecia el cine bélico sobre Irak, ahora con heroísmo
- por © E.E. (Venecia)-NOTICINE.com
Un año después de que aquí se lanzaran dos películas de experimentados profesionales de Hollywood como Paul Haggis y Brian de Palma sobre la Guerra de Irak, la ocupación de ese país por las fuerzas norteamericanas vuelve al Lido de la mano de la "reina" del cine de acción, Kathryn Bigelow, única mujer que opta al León de Oro, quien con "The Hurt Locker" ha hecho bastante ruído en esta recta final de la Mostra. Por contra, la segunda cinta de autor africano en competencia, "Gabbla", de Tariq Teguia, se dio bastante prisa en vaciar su sala de proyección.
Se dice que lo importante es que hablen de uno (Dalí apostillaba... aunque sea bien), y desde luego "The Hurt Locker" ha generado muchos comentarios, y no pocos contrapuestos. No está la cosa este año en Venecia -ya lo saben- para andar despreciando incluso mediocridades. Quizás si esta cinta sobre un grupo de soldados USA desactivadores de bombas en Irak, adictos a la tensión del riesgo a saltar en pedazos, se hubiera presentado en otro certamen de mayor nivel hubiera pasado con bastante más pena que gloria. Pero, aquí nos podemos permitir prestar atención a Bigelow y sus heroicos guerreros "enganchados" al subidón de adrenalina cuando se tiene cerca un artefacto terrorista.
Esta hormona no es nueva en la trayectoria de una cineasta que llevaba seis años sin dar señales de vida laboral en las salas, desde que dirigió a Harrison Ford en "K 19: The widowmaker". Recordamos sus agitadas "Días extraños", "Point Break / Le llaman Bodhi" o "Acero azul / Testigo fatal". A Bigelow, que fue capaz de compartir su vida unos pocos años con James Cameron, le ponen las emociones fuertes.
En este caso, "The Hurt Locker" no es totalmente una ficción. Su guionista, Mark Boal, periodista de Playboy, estuvo en Irak con las tropas en los primeros tiempos de la invasión y sabe de qué habla. La película no engaña. No pretende ser un reflejo fidedigno de la situación, porque se centra única y exclusivamente en ese grupo militar de élite. "Que el espectador se sienta dentro de sus botas", ha dicho aquí el periodista, quien ya fue coguionista de "En el valle de Elah / La conspiración". O sea todo lo demás no importa. Ni los "terroristas" ni sus motivaciones, tampoco qué piensan los irakíes de a pie, que son simples "extras" huyendo despavoridos de unos y otros.
Bigelow, aunque aquí ha clamado por la partida de las tropas -ha dicho que sólo Obama podría lograrlo-, tiene claro quiénes son los "buenos" de su historia, y así los trata. No hay dudas finalmente sobre su sentido del heroísmo y el deber. Encima la resistencia irakí es cruel y cobarde. "Casi no hay imágenes sobre esa guerra en mi país -decía la cineasta- y por eso quise hacer esta película". Luego añadía: "Pienso que mi representación es verdadera, realista y precisa"... (¡Nada menos!).
Lo cierto es que "The Hurt Locker" podría tener más posibilidades que las películas de Haggis y De Palma, claramente críticas con esos mismos soldados, y que fueron dadas de lado por la distribución y los espectadores en Estados Unidos. Ya veremos...
Si es evidente que fuera de Argelia y países de la región vemos poco futuro a "Gabbla", un drama de más de dos horas, lento hasta la agonía, sobre un topógrafo que se pesea por el desierto argelino (sus vistas son lo mejor de la película) haciendo mediciones, y allí entra en contacto con el conflicto entre grupos terroristas islámicos y el ejército argelino, y de paso se plantea ayudar a una emigrante ilegal a llegar a la costa para alcanzar desde allí Europa.
Se dice que lo importante es que hablen de uno (Dalí apostillaba... aunque sea bien), y desde luego "The Hurt Locker" ha generado muchos comentarios, y no pocos contrapuestos. No está la cosa este año en Venecia -ya lo saben- para andar despreciando incluso mediocridades. Quizás si esta cinta sobre un grupo de soldados USA desactivadores de bombas en Irak, adictos a la tensión del riesgo a saltar en pedazos, se hubiera presentado en otro certamen de mayor nivel hubiera pasado con bastante más pena que gloria. Pero, aquí nos podemos permitir prestar atención a Bigelow y sus heroicos guerreros "enganchados" al subidón de adrenalina cuando se tiene cerca un artefacto terrorista.
Esta hormona no es nueva en la trayectoria de una cineasta que llevaba seis años sin dar señales de vida laboral en las salas, desde que dirigió a Harrison Ford en "K 19: The widowmaker". Recordamos sus agitadas "Días extraños", "Point Break / Le llaman Bodhi" o "Acero azul / Testigo fatal". A Bigelow, que fue capaz de compartir su vida unos pocos años con James Cameron, le ponen las emociones fuertes.
En este caso, "The Hurt Locker" no es totalmente una ficción. Su guionista, Mark Boal, periodista de Playboy, estuvo en Irak con las tropas en los primeros tiempos de la invasión y sabe de qué habla. La película no engaña. No pretende ser un reflejo fidedigno de la situación, porque se centra única y exclusivamente en ese grupo militar de élite. "Que el espectador se sienta dentro de sus botas", ha dicho aquí el periodista, quien ya fue coguionista de "En el valle de Elah / La conspiración". O sea todo lo demás no importa. Ni los "terroristas" ni sus motivaciones, tampoco qué piensan los irakíes de a pie, que son simples "extras" huyendo despavoridos de unos y otros.
Bigelow, aunque aquí ha clamado por la partida de las tropas -ha dicho que sólo Obama podría lograrlo-, tiene claro quiénes son los "buenos" de su historia, y así los trata. No hay dudas finalmente sobre su sentido del heroísmo y el deber. Encima la resistencia irakí es cruel y cobarde. "Casi no hay imágenes sobre esa guerra en mi país -decía la cineasta- y por eso quise hacer esta película". Luego añadía: "Pienso que mi representación es verdadera, realista y precisa"... (¡Nada menos!).
Lo cierto es que "The Hurt Locker" podría tener más posibilidades que las películas de Haggis y De Palma, claramente críticas con esos mismos soldados, y que fueron dadas de lado por la distribución y los espectadores en Estados Unidos. Ya veremos...
Si es evidente que fuera de Argelia y países de la región vemos poco futuro a "Gabbla", un drama de más de dos horas, lento hasta la agonía, sobre un topógrafo que se pesea por el desierto argelino (sus vistas son lo mejor de la película) haciendo mediciones, y allí entra en contacto con el conflicto entre grupos terroristas islámicos y el ejército argelino, y de paso se plantea ayudar a una emigrante ilegal a llegar a la costa para alcanzar desde allí Europa.