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La presidenta de la entidad de gestión de derechos de los actores e intérpretes AISGE, Pilar Bardem, hizo este miércoles un negativo balance del año para los actores españoles, en la gala de entrega de los IV Premios Actúa y HazTuAcción, galardones instaurados por esta entidad para homenajear las mejores trayectorias profesionales y proyectos solidarios, que recayeron los primeros en Julia Gutiérrez Caba, José Carlos Martínez, Juan José Otegui, María Pagés, Miguel Rellán y Rosa Maria Sardà, y los segundos en Cruz Roja y FiSahara. La madre de Javier Bardem acusó al Gobierno de "hacerlo mal" por la subida del IVA a los espectáculos y el sistema de compensación por copia privada.

Reproducimos la parte central de su discurso:

"Este 2012 que ya agoniza ha sido un año francamente malo, para qué engañarnos. Y con pocas excepciones. Quizá lo recuerden con cariño algunos genios, como Leo Messi, y otros personajes de clasificación bastante más dudosa: Angela Merkel y sus amigos del Banco Central Europeo, las empresas privadas que absorben servicios sanitarios públicos, esos patronos ejemplares que nos piden cobrar menos y trabajar más o los obispos que nos condenan al fuego eterno si no nos adecuamos a su único y sacrosanto modelo de familia. Además de tan distinguido paisanaje, las gentes de la cultura nos hemos visto zarandeadas, atropelladas y avasalladas por determinadas decisiones políticas tan manifiestamente inmerecidas y contraproducentes. A buen seguro, entre quienes las han tomado habrá algunos que, más movidos por el rencor que por el correcto ejercicio de su función pública, pretenden humillarnos e incluso hacernos desistir en nuestros empeños. No solo son injustos, sino que dañan, con su mala gestión, esa “marca España” que tanto dicen defender. Y, de paso, maniatan a uno de nuestros sectores productivos más ricos y capacitados para generar puestos de trabajo, ilusión y belleza: el sector del ocio y la cultura.

El Gobierno lo ha hecho mal, y lo sabe. Ha hecho mal, por ejemplo, en arramblar con la compensación por copia privada que hasta ahora debían satisfacer las grandes multinacionales tecnológicas. En un momento en que el país necesita esfuerzo y soluciones, algunos se empeñan en crear nuevos problemas y agravios. Y así, a diferencia de lo que sucede en todo nuestro entorno occidental, el Ejecutivo condona a los grandes gigantes de la tecnología el mínimo compromiso que debían asumir con actores, autores, intérpretes y demás creadores de contenidos. El Gobierno facilita que las imperiales factorías estadounidenses o asiáticas facturen miles de millones en nuestro país a cambio de nada, sin que ni un solo reproductor o dispositivo haya rebajado su precio de venta al púbico a lo largo de estos últimos doce meses. Y en cambio, a los hombres y mujeres de la cultura se nos compensa con una copia privada caprichosa y ridícula que, para más inri, se imputa a los Presupuestos Generales del Estado. En resumen: en lugar de que paguen las multinacionales, José Ignacio Wert prefiere que apoquinemos todos y cada uno de los ciudadanos españoles.

La antología del disparate cultural ha encontrado sublime prolongación con la subida del IVA, una insensatez gracias a la que, de un día para otro, pasamos de pagar un 8 a un 21 por ciento del precio en las entradas de cine, teatro, danza o conciertos. Nuestras preclaras mentes gobernantes decidieron que el trabajo de un actor, un músico, un director de escena o un coreógrafo no era el de un creador de cultura, sino el de un mero productor de “entretenimiento”. Y así quedó en evidencia, de paso, un escalofriante mensaje subliminal: nos prefieren dóciles, manejables y poco formados. Les dan miedo los ciudadanos con sentimiento crítico, los discrepantes, los transgresores, los independientes. Y anhelan pastorear conciencias adormecidas. Les gustamos más en el plano ovino que en el rabiosamente humano. Por eso, qué cosas, las entradas para el fútbol y los toros se quedaron con el IVA reducido del 10 por ciento: para seguir aplicándonos el viejísimo axioma del opio para el pueblo.

Por fortuna, la nuestra es una especie animal rebelde, casi irreductible. Nos queda el orgullo, la inspiración y el esfuerzo de quienes han querido hacernos más llevaderas la vida con la belleza de sus interpretaciones. Nos queda también el sacrificio de quienes velan por nuestros intereses; sin ir más lejos, y si me permiten presumir mínimamente en mi condición de presidenta, los gestores de AISGE que han contribuido al histórico Tratado Internacional para los Actores, un logro inmenso tras quince años de empeños y, a menudo, sinsabores. Desde aquel inolvidable Tratado de Pekín, rubricado por cientos de delegaciones este pasado mes de junio, los actores gozamos del mismo reconocimiento y la misma protección internacionales que, sin ir más lejos, los músicos. Quizás se trate de un logro del que todavía no seamos del todo conscientes. Pero, ya ven, incluso para nosotros ha habido alguna buena noticia en este 2012 de todos nuestros dolores".