Críticas positivas ante el estreno de "El soborno del cielo", de Lisandro Duque
- por © Carlos Grossocordón-NOTICINE.com
Ya está en las salas de Colombia la nueva película del director nacional Lisandro Duque, una comedia negra sobre la intransigencia religiosa. Ambientada en el país a mediados de los años sesenta, "El soborno del cielo", que llega paradojicamente en el inicio de la Semana Santa, girará en torno a la historia del párroco del municipio de Sevilla, que hasta que no se traslade el cuerpo de un suicida, de campo santo al cementerio laico, no ejercerá su cargo como administrador de sacramentos. La ciudad de Colombia sufre la negativa del sacerdote: niños sin bautizar, bodas que han de retrasarse y moribundos que fallecen sin recibir la extremaunción. Presionada por los vecinos de la localidad, la familia del suicida manda un contundente aviso: Mudarán el cadáver si todos los demás cuerpos de suicidas enterrados, que no son pocos, aunque se hayan mantenido como un secreto a voces, también son trasladados al cementerio laico.
"Lisandro dijo que la premisa de esta historia es tan absurda que la comedia aparece por sí sola, y en buena parte es cierto, pero la real esencia de este largometraje está más que en las actuaciones (todas muy buenas, pero destacándose especialmente el párroco interpretado por Germán Jaramillo), el grandioso trabajo sonoro, el buen montaje y en el guion tan bien escrito. "El soborno del cielo" es una comedia pintoresca y de un fantástico humor negro que con ciertas pullas ridiculiza tanto a la iglesia, como a los políticos y a la hipocresía de la gente", afirma Sandra Ríos en su crítica de la película para CineVista Blog.
Una película, que como ha comentado su director, a los ateos les va a gustar mucho, pues es una reivindicación a su derecho a discrepar de las creencias religiosas; aunque también los creyentes la disfrutarán porque les servirá para formarse en la pluralidad y el respeto de quienes no creen lo mismo que ellos. "Por el mismo título, cualquiera podrá pensar que es una película con pretensiones de herejía, sacrilegio, pero no, demuestra que se puede ejercer el escepticismo y la religión de una manera divertida", dijo Lisandro en unas declaraciones recientes.
Para Duque, "El soborno del cielo" se convirtió en una obsesión personal, no solo por ser una historia de la que fue testigo, sino porque quería revelar episodios que la sociedad colombiana debe conocer y la mayoría desconoce, sobre el papel de la iglesia en los tiempos recientes.
"En definitiva, "El soborno del cielo" es una película redonda, sin excesos, divertida y dirigida con precisión que debe ser vista por una gran cantidad de público. Una comedia escrita con inteligencia y con personajes muy bien diseñados", concluye Ríos para CineVista Blog.
Algo menos entusiasta se muestra Mauricio Reina en "El tiempo": "'El soborno del cielo' vuela alto durante la primera mitad de la proyección. Tras un planteamiento contundente, la película avanza a plena marcha gracias a un guion ingenioso y dinámico, salpicado con buenos apuntes y sabiduría popular. En este entramado sobresalen las buenas actuaciones de Germán Jaramillo y Guillermo García, como los antagonistas de la historia. Pero cuando el enfrentamiento de estas dos fuerzas y sus armas está en su punto, el guion se traiciona a sí mismo y toma el camino fácil. La historia da un giro gratuito hacia la peluquera del pueblo, una caprichosa derivación argumental que recuerda uno de los recursos más socorridos del cine colombiano de antaño: un erotismo costumbrista tan ingenuo como innecesario".
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"Lisandro dijo que la premisa de esta historia es tan absurda que la comedia aparece por sí sola, y en buena parte es cierto, pero la real esencia de este largometraje está más que en las actuaciones (todas muy buenas, pero destacándose especialmente el párroco interpretado por Germán Jaramillo), el grandioso trabajo sonoro, el buen montaje y en el guion tan bien escrito. "El soborno del cielo" es una comedia pintoresca y de un fantástico humor negro que con ciertas pullas ridiculiza tanto a la iglesia, como a los políticos y a la hipocresía de la gente", afirma Sandra Ríos en su crítica de la película para CineVista Blog.
Una película, que como ha comentado su director, a los ateos les va a gustar mucho, pues es una reivindicación a su derecho a discrepar de las creencias religiosas; aunque también los creyentes la disfrutarán porque les servirá para formarse en la pluralidad y el respeto de quienes no creen lo mismo que ellos. "Por el mismo título, cualquiera podrá pensar que es una película con pretensiones de herejía, sacrilegio, pero no, demuestra que se puede ejercer el escepticismo y la religión de una manera divertida", dijo Lisandro en unas declaraciones recientes.
Para Duque, "El soborno del cielo" se convirtió en una obsesión personal, no solo por ser una historia de la que fue testigo, sino porque quería revelar episodios que la sociedad colombiana debe conocer y la mayoría desconoce, sobre el papel de la iglesia en los tiempos recientes.
"En definitiva, "El soborno del cielo" es una película redonda, sin excesos, divertida y dirigida con precisión que debe ser vista por una gran cantidad de público. Una comedia escrita con inteligencia y con personajes muy bien diseñados", concluye Ríos para CineVista Blog.
Algo menos entusiasta se muestra Mauricio Reina en "El tiempo": "'El soborno del cielo' vuela alto durante la primera mitad de la proyección. Tras un planteamiento contundente, la película avanza a plena marcha gracias a un guion ingenioso y dinámico, salpicado con buenos apuntes y sabiduría popular. En este entramado sobresalen las buenas actuaciones de Germán Jaramillo y Guillermo García, como los antagonistas de la historia. Pero cuando el enfrentamiento de estas dos fuerzas y sus armas está en su punto, el guion se traiciona a sí mismo y toma el camino fácil. La historia da un giro gratuito hacia la peluquera del pueblo, una caprichosa derivación argumental que recuerda uno de los recursos más socorridos del cine colombiano de antaño: un erotismo costumbrista tan ingenuo como innecesario".
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