Crítica: "Tiempo muerto".. y dialogado
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Emiliano Basile
El cine argentino suele ser esquivo al género fantástico (Moebius es uno de los pocos casos), pocas películas apuestan a un tipo de relatos que necesitan desde la teoría grandes presupuestos con inciertos resultados de taquilla. La película escrita y dirigida por Víctor Postiglione, "Tiempo muerto" (2016) funciona en esa línea con una premisa atractiva de paradoja temporal.
La historia presenta a la pareja que componen Franco (Guillermo Pfening) y Julia (María Nela Sinisterra), cuyas vidas cambian una mañana, al enterarse él que ella falleció en un accidente. El dolor de la pérdida y la aparición del personaje de Luis Luque, suerte de tutor de la chica, lo involucran en una investigación acerca de las causas de su muerte. Mediante información aportada por una agenda, internet y varios personajes misteriosos, Franco se involucra en un mito urbano llamado “tiempo muerto” que trae aparejado magia negra y sesiones de espiritismo con el fin de reencontrarse una vez más con su amada.
La premisa, una mezcla de "Ghost" (1990) con una película de terror de fantasmas, sigue a su vez el camino del relato policial: Franco es quién recopila los datos para que el espectador ate cabos sobre lo sucedido. Pero también es el héroe romántico, sufrido por el dolor existencial que le genera perder a un ser querido al estilo de Víctor Frankenstein desafiando las leyes naturales. En ese juego de citas "Tiempo muerto" (2016) construye su particularidad, al destacarse en el abordaje de un género poco transitado del resto de la producción nacional.
No obstante la película carece de un desarrollo visual acorde a su propuesta. El propio relato empuja a la película a una serie de diálogos entre dos personajes intercambiando datos. Esta información es trasmitida verbalmente al espectador siendo redundante y hasta desprovista de atractivo visual. Escenas resueltas de manera simplista, con una puesta en escena televisiva que presenta a dos personajes hablando en reiteradas ocasiones. El progreso de la trama obligaba a situaciones físicas (persecución, peleas coreografiadas o algunos simbolismos) para no caer en información sólo proporcionada por boca de los protagonistas, como sucede. Esta particularidad también trae aparejada una consecuencia: la explicación en demasía, que la cantidad de información hablada supone, sin contar con la ambigüedad de la imagen, muchas veces más interesante.
Sin embargo se valora la iniciativa de esta coproducción filmada en Buenos Aires y Colombia. Con directores que arriesgan con sus propuestas, el futuro de un cine de género de calidad es posible. Las limitaciones de producción pueden solucionarse, no así la falta de riesgo que aquí celebramos.
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El cine argentino suele ser esquivo al género fantástico (Moebius es uno de los pocos casos), pocas películas apuestan a un tipo de relatos que necesitan desde la teoría grandes presupuestos con inciertos resultados de taquilla. La película escrita y dirigida por Víctor Postiglione, "Tiempo muerto" (2016) funciona en esa línea con una premisa atractiva de paradoja temporal.
La historia presenta a la pareja que componen Franco (Guillermo Pfening) y Julia (María Nela Sinisterra), cuyas vidas cambian una mañana, al enterarse él que ella falleció en un accidente. El dolor de la pérdida y la aparición del personaje de Luis Luque, suerte de tutor de la chica, lo involucran en una investigación acerca de las causas de su muerte. Mediante información aportada por una agenda, internet y varios personajes misteriosos, Franco se involucra en un mito urbano llamado “tiempo muerto” que trae aparejado magia negra y sesiones de espiritismo con el fin de reencontrarse una vez más con su amada.
La premisa, una mezcla de "Ghost" (1990) con una película de terror de fantasmas, sigue a su vez el camino del relato policial: Franco es quién recopila los datos para que el espectador ate cabos sobre lo sucedido. Pero también es el héroe romántico, sufrido por el dolor existencial que le genera perder a un ser querido al estilo de Víctor Frankenstein desafiando las leyes naturales. En ese juego de citas "Tiempo muerto" (2016) construye su particularidad, al destacarse en el abordaje de un género poco transitado del resto de la producción nacional.
No obstante la película carece de un desarrollo visual acorde a su propuesta. El propio relato empuja a la película a una serie de diálogos entre dos personajes intercambiando datos. Esta información es trasmitida verbalmente al espectador siendo redundante y hasta desprovista de atractivo visual. Escenas resueltas de manera simplista, con una puesta en escena televisiva que presenta a dos personajes hablando en reiteradas ocasiones. El progreso de la trama obligaba a situaciones físicas (persecución, peleas coreografiadas o algunos simbolismos) para no caer en información sólo proporcionada por boca de los protagonistas, como sucede. Esta particularidad también trae aparejada una consecuencia: la explicación en demasía, que la cantidad de información hablada supone, sin contar con la ambigüedad de la imagen, muchas veces más interesante.
Sin embargo se valora la iniciativa de esta coproducción filmada en Buenos Aires y Colombia. Con directores que arriesgan con sus propuestas, el futuro de un cine de género de calidad es posible. Las limitaciones de producción pueden solucionarse, no así la falta de riesgo que aquí celebramos.
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