Cronistas argentinos piden al INCAA clarificar su política respecto de los festivales
- por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
Uno de los considerados más internacionales entre los festivales que se celebran en la Argentina, Pantalla Pinamar, se cerró el pasado fin de semana con la incógnita de si muere o seguirá celebrándose, ante los recortes presupuestarios del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales del país (INCAA). Como comentaba nuestro compañero Juan Pablo Russo esta misma semana, de desaparecer, Pinamar se uniría a un plantel de eventos extintos recientemente como los las Tres Fronteras, Ventana Andina y UNASUR. Ahora, la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina ha hecho público un comunicado al respecto:
"Desde hace un año, la producción de festivales de cine en nuestro país sufre limitaciones, cancelaciones o postergaciones que nos lleva, a la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina (ACCA) a reflexionar sobre el tema.
En 1959 la ACCA retomó la idea de un festival en Mar del Plata iniciada en 1954, y logró con apoyos principalmente oficiales, la realización del primero con la primera categoría de internacional "A" de la FIAPF (Federacion Internacional de Asociaciones de Productores), que luego, por distintos avatares de raíces principalmente políticas, se discontinuó por más de una década.
El fin de semana último se instalaron rumores referidos a la posibilidad de que algunos de los encuentros realizados fuera de la órbita oficial vean comprometida su continuidad. Las versiones circulantes, que son públicas y notorias, lamentablemente no fueron desmentidas por los involucrados. El caso concreto que evidencia está realidad tiene que ver con Pantalla Pinamar, organizado en su totalidad por el INCAA, que por primera vez en sus trece ediciones, no tiene aún fecha definida para 2018.
Este tipo de encuentros culturales son espacios para que el cine llegue a una enorme cantidad de público y lugares donde no existen salas, o las que sí funcionan solo exhiben producciones comerciales, la mayoría de las veces de los centros hegemónicos de producción.
Además, es en estas muestras donde el público accede al diálogo abierto y personal con realizadores, actores, productores y críticos, en cuyo intercambio se enriquece el universo simbólico tanto de los muy interesados espectadores locales como de los visitantes.
La devolución de la mirada novedosa de los espectadores amplía los horizontes de quienes son, en definitiva, los creadores de la diversidad de la imagen nacional. Más allá de las grandes iniciativas, todos los encuentros de este tipo abren puertas que producen beneficios a todos y en muchos sentidos.
Por este motivo la ACCA expresa su preocupación. Entendemos que es importante para toda la comunidad cinematográfica que el INCAA exponga su política respecto de los festivales, dado que está en juego un aspecto clave de la formación de los espectadores, al igual que el intercambio con otros países y sus culturas, base de la construcción de las sociedades modernas.
Nos parece fundamental que el organismo rector de nuestra cinematografía no solo vele por los festivales en cuya producción está más comprometido, sino que se preocupe para que en todo el país no se apaguen estas pantallas, que presentan a los espectadores un cine diferente que no pueden ver de otra manera.
La desatención de una situación aún en ciernes, puede dañar la seriedad con la que se encara el tema en la Argentina, y desalentar la realización de otros acontecimientos cinematográficos con participación activa de creadores y publico en el resto del país, tanto los ya existentes o por existir".
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"Desde hace un año, la producción de festivales de cine en nuestro país sufre limitaciones, cancelaciones o postergaciones que nos lleva, a la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina (ACCA) a reflexionar sobre el tema.
En 1959 la ACCA retomó la idea de un festival en Mar del Plata iniciada en 1954, y logró con apoyos principalmente oficiales, la realización del primero con la primera categoría de internacional "A" de la FIAPF (Federacion Internacional de Asociaciones de Productores), que luego, por distintos avatares de raíces principalmente políticas, se discontinuó por más de una década.
El fin de semana último se instalaron rumores referidos a la posibilidad de que algunos de los encuentros realizados fuera de la órbita oficial vean comprometida su continuidad. Las versiones circulantes, que son públicas y notorias, lamentablemente no fueron desmentidas por los involucrados. El caso concreto que evidencia está realidad tiene que ver con Pantalla Pinamar, organizado en su totalidad por el INCAA, que por primera vez en sus trece ediciones, no tiene aún fecha definida para 2018.
Este tipo de encuentros culturales son espacios para que el cine llegue a una enorme cantidad de público y lugares donde no existen salas, o las que sí funcionan solo exhiben producciones comerciales, la mayoría de las veces de los centros hegemónicos de producción.
Además, es en estas muestras donde el público accede al diálogo abierto y personal con realizadores, actores, productores y críticos, en cuyo intercambio se enriquece el universo simbólico tanto de los muy interesados espectadores locales como de los visitantes.
La devolución de la mirada novedosa de los espectadores amplía los horizontes de quienes son, en definitiva, los creadores de la diversidad de la imagen nacional. Más allá de las grandes iniciativas, todos los encuentros de este tipo abren puertas que producen beneficios a todos y en muchos sentidos.
Por este motivo la ACCA expresa su preocupación. Entendemos que es importante para toda la comunidad cinematográfica que el INCAA exponga su política respecto de los festivales, dado que está en juego un aspecto clave de la formación de los espectadores, al igual que el intercambio con otros países y sus culturas, base de la construcción de las sociedades modernas.
Nos parece fundamental que el organismo rector de nuestra cinematografía no solo vele por los festivales en cuya producción está más comprometido, sino que se preocupe para que en todo el país no se apaguen estas pantallas, que presentan a los espectadores un cine diferente que no pueden ver de otra manera.
La desatención de una situación aún en ciernes, puede dañar la seriedad con la que se encara el tema en la Argentina, y desalentar la realización de otros acontecimientos cinematográficos con participación activa de creadores y publico en el resto del país, tanto los ya existentes o por existir".
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