Crítica: “Soldado argentino solo conocido por Dios”, tragedia politicamente correcta
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Por Edurne Sarriegui
El cordobés Rodrigo Fernández Engler, (“Cartas a Malvinas”) estrena en salas comerciales de su país, Argentina, su último trabajo. “Soldado argentino solo conocido por Dios” es un drama bélico sobre la guerra de Malvinas que lleva por título la leyenda que se puede leer en las tumbas de los soldados no identificados que descansan en el cementerio argentino de la isla Soledad. El tema, ya transitado por el cine nacional en otras oportunidades como “Los chicos de la guerra” (1984) e “Iluminados por el fuego” (2005), sigue muy presente en la opinión pública argentina treinta y cinco años después de su finalización.
A casi dos siglos de la ocupación de las islas por parte de la corona británica, con el consiguiente destierro de las autoridades y población argentinas, la reivindicación por el territorio ocupado se escucha alto y fuerte en cualquier ámbito del país. La recuperación de las islas en el año 1982, durante un gobierno militar, divide las opiniones que fluctúan entre el orgullo por los héroes que la protagonizaron y el dolor generado por las muertes provocadas por la decisión de un gobierno de facto.
Lo que nunca queda en entredicho es la legitimidad de la reivindicación que durante casi doscientos años continúa efectuándose en cuanto foro diplomático está disponible.
El guión de Fernández Engler e Ivana Galdeano tiene como protagonistas a Juan Soria (Mariano Bertolini) y Ramón Molina (Sergio Surraco), dos jóvenes cordobeses que son convocados para combatir. Juan se encuentra realizando la conscripción (servicio militar) y Ramón recién comienza su carrera como militar profesional. Su amistad se ha visto un poco resentida desde que Juan comenzó un noviazgo con Ana (Florencia Torrente), la hermana de Ramón. En las islas volverán a reencontrarse brevemente y sus vidas tendrán destinos opuestos.
Durante su primera parte, el film relata los avatares de las batallas describiendo acciones de guerra basadas eh hechos reales para lo cual su realizador contó con el asesoramiento y apoyo de las tres fuerzas armadas. Esta colaboración se deja notar también en las imágenes de material bélico que dan a la cinta un punto de realismo notable.
Durante la segunda parte del film la historia sigue los pasos de Juan en la vida civil, tratando de encontrar su camino entre una sociedad que reniega de los excombatientes y sus propios demonios internos. Estudiante fracasado, trabajador inconstante y alejado de sus vínculos familiares sobrevive en Buenos Aires sin contacto con sus afectos.
La intención manifiesta del realizador de reivindicar a los combatientes de Malvinas dejando de lado la situación política se ve traicionada, tal vez por un deseo de minimizar el debate y evitar opiniones enfrentadas. Los soldados de este film no muestran actitudes heroicas y los oficiales no pasan de ser seres mediocres que revelan algún signo de cobardía.
“Soldado argentino solo conocido por Dios” ganó el premio a la mejor película en la sección Panorama Argentino de la última edición del Festival de Cine de Mar del Plata. Sin embargo, sus intenciones reivindicatorias naufragan en la tibieza de la corrección política y es probable que no logre satisfacer las expectativas de ninguna de las posiciones.
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El cordobés Rodrigo Fernández Engler, (“Cartas a Malvinas”) estrena en salas comerciales de su país, Argentina, su último trabajo. “Soldado argentino solo conocido por Dios” es un drama bélico sobre la guerra de Malvinas que lleva por título la leyenda que se puede leer en las tumbas de los soldados no identificados que descansan en el cementerio argentino de la isla Soledad. El tema, ya transitado por el cine nacional en otras oportunidades como “Los chicos de la guerra” (1984) e “Iluminados por el fuego” (2005), sigue muy presente en la opinión pública argentina treinta y cinco años después de su finalización.
A casi dos siglos de la ocupación de las islas por parte de la corona británica, con el consiguiente destierro de las autoridades y población argentinas, la reivindicación por el territorio ocupado se escucha alto y fuerte en cualquier ámbito del país. La recuperación de las islas en el año 1982, durante un gobierno militar, divide las opiniones que fluctúan entre el orgullo por los héroes que la protagonizaron y el dolor generado por las muertes provocadas por la decisión de un gobierno de facto.
Lo que nunca queda en entredicho es la legitimidad de la reivindicación que durante casi doscientos años continúa efectuándose en cuanto foro diplomático está disponible.
El guión de Fernández Engler e Ivana Galdeano tiene como protagonistas a Juan Soria (Mariano Bertolini) y Ramón Molina (Sergio Surraco), dos jóvenes cordobeses que son convocados para combatir. Juan se encuentra realizando la conscripción (servicio militar) y Ramón recién comienza su carrera como militar profesional. Su amistad se ha visto un poco resentida desde que Juan comenzó un noviazgo con Ana (Florencia Torrente), la hermana de Ramón. En las islas volverán a reencontrarse brevemente y sus vidas tendrán destinos opuestos.
Durante su primera parte, el film relata los avatares de las batallas describiendo acciones de guerra basadas eh hechos reales para lo cual su realizador contó con el asesoramiento y apoyo de las tres fuerzas armadas. Esta colaboración se deja notar también en las imágenes de material bélico que dan a la cinta un punto de realismo notable.
Durante la segunda parte del film la historia sigue los pasos de Juan en la vida civil, tratando de encontrar su camino entre una sociedad que reniega de los excombatientes y sus propios demonios internos. Estudiante fracasado, trabajador inconstante y alejado de sus vínculos familiares sobrevive en Buenos Aires sin contacto con sus afectos.
La intención manifiesta del realizador de reivindicar a los combatientes de Malvinas dejando de lado la situación política se ve traicionada, tal vez por un deseo de minimizar el debate y evitar opiniones enfrentadas. Los soldados de este film no muestran actitudes heroicas y los oficiales no pasan de ser seres mediocres que revelan algún signo de cobardía.
“Soldado argentino solo conocido por Dios” ganó el premio a la mejor película en la sección Panorama Argentino de la última edición del Festival de Cine de Mar del Plata. Sin embargo, sus intenciones reivindicatorias naufragan en la tibieza de la corrección política y es probable que no logre satisfacer las expectativas de ninguna de las posiciones.
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