Diego de Paula habla sobre su personaje en "El candidato", nuevo estreno de Daniel Hendler
- por © J.A.-NOTICINE.com
Con una dilatada carrera en teatro y televisión más que en cine, Diego de Paula ("El juego de la silla") es Martín Marchand, un exitoso empresario y ganadero de mediana edad que decide meterse en política, en la nueva película como director de su colega uruguayo Daniel Hendler. Recientemente vista en el Festival de Málaga, esta comedia satírica sobre los nuevos populismos unipersonales, llegará el próximo dñía 11 a los cines argentinos. NOTICINE.com habló en exclusiva con De Paula.
- ¿Cómo es Marchand?
Mi personaje es el candidato. Es un empresario de un hijo terrateniente -empresario también- que decide entrar en la política y convoca a un grupo de asesores para construir la campaña y para construir su imagen. Esa es la línea de acción que lleva adelante la película. Después eso va derivando en otras cuestiones, pero ese es mi personaje, un empresario rico que decide meterse en política y que en el fondo está tratando de construirse como persona, aunque esto es ya una interpretación personal. Tendrán que ver la película para ver lo que sucede.
- Un candidato para el que la ideología, o sea el fondo, es menos importante que la forma...
Sí, eso es. La ideología es buscar la ideología que mejor venda, porque finalmente lo que está denunciando o mostrando la película es cómo estamos acostumbrándonos a que la ideología sea la que mejor cuadre en el momento para poder acceder al poder, y entonces el mundo de las ideas se adapta casi publicitariamente, porque creo que lo que está pasando mayoritariamente en el mundo es eso, y es muy peligroso. La película también habla sobre ello. Si hay un momento de comedia en la cinta tiene que ver con esos momentos en los que se especula y se construye cómo va a ser el candidato, y cuál va a ser su ideología. Son momentos desopilantes, absurdos y muy reales.
- Su personaje es a la vez egocéntrico e inseguro, toda una contradicción. ¿Cree que esta combinación es frecuente en los líderes?
Yo creo que hay una relación entre los grandes egos y la inseguridad, no lo veo necesariamente contradictorio. Veo que uno necesita acrecentar el ego cuanto más débil se siente profundamente. Me parece que el ego ahí actúa como un reparador de algo que falta, y a este personaje está claro que le falta estructura, le falta capacidad de presencia, le falta comodidad con su vida...; y que él necesita entonces montarse para poder ser algo. Es interesante eso de cuánto más quiere mostrar uno algo, más muestra la falta. Cuanto más quiere uno disimular algo, más lo muestra. Esa contradicción que tenemos los humanos pero que me parece rica.
- ¿Fue su gran aportación humanizar al personaje?
Hay una parte mía que la construimos junto con Daniel (Hendler), pero por supuesto que cuando uno busca verdad busca en la propia vida y en la propia experiencia, y por supuesto que hay mucho mío, pero eso es una cantidad de factores, es la propia vida puesta en un contexto, puesta en un diálogo con un director, en un medio ambiente, en una locación con un equipo...; hay algo del cine que es precioso. Volviendo al tema del ego, el cine es un espacio donde el ego queda muy reducido, porque uno no es nada sin el otro. Todos funcionamos juntos, y el resultado es un resultado de todo el equipo, pero el material, el acervo profundo, sí está en la propia vida y en las propias experiencias vitales.
- ¿Cómo resultó la experiencia de presentar la película en el Festival de Málaga?
Maravillosa. Cuando volví a Argentina conté, primero, que es una ciudad que me tiene cautivado y que tengo muchas ganas de volver como turista a disfrutarla, segundo que recibimos un trato maravilloso de la gente, una organización fantástica...; y qué más se puede pedir: buena gente, buena organización y belleza por todos lados, así que estuvimos muy felices. Yo personalmente me sentí muy feliz y muy agradecido de estar acá.
- El Festival de Málaga antes era sólo de cine español y en esta última edición se abrió también al cine latinoamericano. ¿Qué le pareció competir?
Me parece maravilloso, creo que nos viene muy bien a nosotros -a Latinoamérica- poder tener un espacio en Europa, un espacio tan prestigioso como Málaga, y sí, por supuesto, mucho agradecimiento. Muy lindo.
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- ¿Cómo es Marchand?
Mi personaje es el candidato. Es un empresario de un hijo terrateniente -empresario también- que decide entrar en la política y convoca a un grupo de asesores para construir la campaña y para construir su imagen. Esa es la línea de acción que lleva adelante la película. Después eso va derivando en otras cuestiones, pero ese es mi personaje, un empresario rico que decide meterse en política y que en el fondo está tratando de construirse como persona, aunque esto es ya una interpretación personal. Tendrán que ver la película para ver lo que sucede.
- Un candidato para el que la ideología, o sea el fondo, es menos importante que la forma...
Sí, eso es. La ideología es buscar la ideología que mejor venda, porque finalmente lo que está denunciando o mostrando la película es cómo estamos acostumbrándonos a que la ideología sea la que mejor cuadre en el momento para poder acceder al poder, y entonces el mundo de las ideas se adapta casi publicitariamente, porque creo que lo que está pasando mayoritariamente en el mundo es eso, y es muy peligroso. La película también habla sobre ello. Si hay un momento de comedia en la cinta tiene que ver con esos momentos en los que se especula y se construye cómo va a ser el candidato, y cuál va a ser su ideología. Son momentos desopilantes, absurdos y muy reales.
- Su personaje es a la vez egocéntrico e inseguro, toda una contradicción. ¿Cree que esta combinación es frecuente en los líderes?
Yo creo que hay una relación entre los grandes egos y la inseguridad, no lo veo necesariamente contradictorio. Veo que uno necesita acrecentar el ego cuanto más débil se siente profundamente. Me parece que el ego ahí actúa como un reparador de algo que falta, y a este personaje está claro que le falta estructura, le falta capacidad de presencia, le falta comodidad con su vida...; y que él necesita entonces montarse para poder ser algo. Es interesante eso de cuánto más quiere mostrar uno algo, más muestra la falta. Cuanto más quiere uno disimular algo, más lo muestra. Esa contradicción que tenemos los humanos pero que me parece rica.
- ¿Fue su gran aportación humanizar al personaje?
Hay una parte mía que la construimos junto con Daniel (Hendler), pero por supuesto que cuando uno busca verdad busca en la propia vida y en la propia experiencia, y por supuesto que hay mucho mío, pero eso es una cantidad de factores, es la propia vida puesta en un contexto, puesta en un diálogo con un director, en un medio ambiente, en una locación con un equipo...; hay algo del cine que es precioso. Volviendo al tema del ego, el cine es un espacio donde el ego queda muy reducido, porque uno no es nada sin el otro. Todos funcionamos juntos, y el resultado es un resultado de todo el equipo, pero el material, el acervo profundo, sí está en la propia vida y en las propias experiencias vitales.
- ¿Cómo resultó la experiencia de presentar la película en el Festival de Málaga?
Maravillosa. Cuando volví a Argentina conté, primero, que es una ciudad que me tiene cautivado y que tengo muchas ganas de volver como turista a disfrutarla, segundo que recibimos un trato maravilloso de la gente, una organización fantástica...; y qué más se puede pedir: buena gente, buena organización y belleza por todos lados, así que estuvimos muy felices. Yo personalmente me sentí muy feliz y muy agradecido de estar acá.
- El Festival de Málaga antes era sólo de cine español y en esta última edición se abrió también al cine latinoamericano. ¿Qué le pareció competir?
Me parece maravilloso, creo que nos viene muy bien a nosotros -a Latinoamérica- poder tener un espacio en Europa, un espacio tan prestigioso como Málaga, y sí, por supuesto, mucho agradecimiento. Muy lindo.
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