Crítica: "Hermia & Helena", sensatez y sentimiento
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Ezequiel Obregón
El realizador de "Todos mienten" (2009) y "La princesa de Francia" (2014), tras participar en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, estrena "Hermia & Helena" (2016), su película más disfrutable.
Habitué del BAFICI, Matías Piñeiro ya presentó su largometraje cinco en varios festivales, entre ellos el de Toronto y Nueva York. "Hermia & Helena" lo enfrenta, ahora, al público argentino. Rodada mayormente en Estados Unidos y minoritariamente en Buenos Aires, la película continúa con la saga de cruces con la obra de William Shakespeare, lo que demuestra una (bienvenida) obsesión de Piñeiro por establecer cruces, líneas de diálogo entre el cine y la literatura.
En esta ocasión, el relato comienza con el regreso de Carmen (María Villar) desde Manhattan, en donde hizo una residencia. Su lugar es tomado por Camila (Agustina Muñoz, actriz de matices y fotogenia exquisitos), cuyos nexos amorosos sirven para hilar ambos territorios. Aunque, a decir verdad, su presencia está atravesada por los viajes, los encuentros, los desencuentros, y, claro, la traducción; rasgo distintivo de su labor en Estados Unidos (allí está traduciendo, precisamente) y de la propia película. Al tono lúdico que Piñeiro le impuso a sus anteriores creaciones, aquí se percibe una mayor naturalidad en los diálogos e, incluso, algunas “notas” nuevas que le aportan más sentimientos a un material que ya ostentaba una marcada sensatez (literatura mediante).
En varias oportunidades se ha vinculado a la filmografía del joven director con el cine de Eric Rohmer, sobre todo en cuanto a su afinidad por los diálogos extensos y las caminatas de sus personajes en espacios abiertos. Aquí no solamente hay mucho de eso; hay una serie de sobreimpresiones e intertextualidades (con la literatura y también con el cine) que ofician como una nueva apertura. Tal vez, una apertura en torno a cómo el lenguaje artístico opera como mediador entre la subjetividad y el medio social.; los momentos más emocionales y cotidianos del film se relacionan -directa o indirectamente- con un proceso de lectura o traducción.
Finalmente, si "Hermia & Helena" triunfa en todos los frentes (como comedia de situaciones, como reflexión sobre el arte en la vida, y la vida en el arte) lo hace en buena medida gracias al aporte de Fernando Lockett, el director de fotografía, quien retrata a los actores con encanto coreográfico.
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El realizador de "Todos mienten" (2009) y "La princesa de Francia" (2014), tras participar en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, estrena "Hermia & Helena" (2016), su película más disfrutable.
Habitué del BAFICI, Matías Piñeiro ya presentó su largometraje cinco en varios festivales, entre ellos el de Toronto y Nueva York. "Hermia & Helena" lo enfrenta, ahora, al público argentino. Rodada mayormente en Estados Unidos y minoritariamente en Buenos Aires, la película continúa con la saga de cruces con la obra de William Shakespeare, lo que demuestra una (bienvenida) obsesión de Piñeiro por establecer cruces, líneas de diálogo entre el cine y la literatura.
En esta ocasión, el relato comienza con el regreso de Carmen (María Villar) desde Manhattan, en donde hizo una residencia. Su lugar es tomado por Camila (Agustina Muñoz, actriz de matices y fotogenia exquisitos), cuyos nexos amorosos sirven para hilar ambos territorios. Aunque, a decir verdad, su presencia está atravesada por los viajes, los encuentros, los desencuentros, y, claro, la traducción; rasgo distintivo de su labor en Estados Unidos (allí está traduciendo, precisamente) y de la propia película. Al tono lúdico que Piñeiro le impuso a sus anteriores creaciones, aquí se percibe una mayor naturalidad en los diálogos e, incluso, algunas “notas” nuevas que le aportan más sentimientos a un material que ya ostentaba una marcada sensatez (literatura mediante).
En varias oportunidades se ha vinculado a la filmografía del joven director con el cine de Eric Rohmer, sobre todo en cuanto a su afinidad por los diálogos extensos y las caminatas de sus personajes en espacios abiertos. Aquí no solamente hay mucho de eso; hay una serie de sobreimpresiones e intertextualidades (con la literatura y también con el cine) que ofician como una nueva apertura. Tal vez, una apertura en torno a cómo el lenguaje artístico opera como mediador entre la subjetividad y el medio social.; los momentos más emocionales y cotidianos del film se relacionan -directa o indirectamente- con un proceso de lectura o traducción.
Finalmente, si "Hermia & Helena" triunfa en todos los frentes (como comedia de situaciones, como reflexión sobre el arte en la vida, y la vida en el arte) lo hace en buena medida gracias al aporte de Fernando Lockett, el director de fotografía, quien retrata a los actores con encanto coreográfico.
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