Falleció Jean Claude-Carrière, mano derecha y cómplice de Buñuel
- por © Alvaro Juanas-NOTICINE.com
El guionista y actor francés Jean Claude-Carrière ("El discreto encanto de la burguesía / Le charme discret de la bourgeoisie") ha fallecido este pasado lunes por causas naturales a la edad de 89 años en su casa de París. El escritor, ganador del Premio Óscar Honorífico en 2014 por su intachable trayectoria, era considerado uno de los pilares básicos del surrealismo galo y uno de los impulsores de la industria audiovisual del país en todo el mundo. Sobre todo su fama se debe a la colaboración con el director español Luis Buñuel, desde los años 60 y "Belle de jour". Sin embargo, también hizo lo propio con otros cineastas de renombre como Milos Forman ("Valmont"), Louis Malle ("Viva María"), Philipp Kaufman ("La insoportable levedad del ser / The Unbearable Lightness of Being") o Fernando Trueba ("El artista y la modelo").
Si un director ha sido fundamental para su carrera, pese haber conseguido previamente el Oscar en 1962 junto a su compatriota Pierre Étaix por el cortometraje de acción en vivo "Heureux Anniversaire", ese es sin duda Luis Buñuel. Junto a él fue nominado dos veces, sin suerte, a la estatuilla dorada por los trabajos de guión de "El discreto encanto de la burguesía" y "Ese oscuro objeto del deseo / Cet obscur objet du désir". Del mismo había destacado que "trabajar con Buñuel era vivir con Buñuel. Pasábamos tiempo lejos de las ciudades, sin mujeres y sin amigos, encerrados en hoteles, solos los dos", sus numerosas películas fueron posible gracias a la amistad que había entre ambos, que se hacía patente en la pantalla.
No son las únicas veces que ha sido nominado por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas como guionista, también lo fue junto al estadounidense Philip Kaufman por "La insoportable levedad del ser / The Unbearable Lightness of Being" en 1988. Debido a su impecable currículum ha podido escribir para algunos de los nombres más importantes del cine mundial, ligando su imagen a un largometraje de calidad. Algunos de ellos han sido el checo-americano Milos Forman con el que colaboró en la producción de “Valmont” o "Los fantasmas de Goya / Goya's Ghosts", el prolífico francés Louis Malle con el que realizó "¡Viva María! / Viva Maria!", o el alemán Volker Schlöndorff en la obra maestra "El tambor de hojalata / El tambor / Die Blechtrommel".
Con autores de habla hispana ha colaborado con Luis García Berlanga en títulos como "Tamaño natural / Grandeur nature", con Carlos Saura en "Antonieta" y Fernando Trueba en "El artista y la modelo", por lo que su influencia se ha extendido alrededor de todo el globo. Siempre defendió que había que trabajar por el afán de hacer las cosas bien y no para lograr el éxito: "Hoy en día, la gente solo piensa en el éxito, ¿será un éxito o no? En general, cuando trabajas para erigir tu propia estatua, termina rompiéndose". Ese creía que fue una de las causas de haber alcanzado la cima a lo largo de más de 60 años al pie del cañón, algo que es indiscutible teniendo en cuenta el número y la calidad de sus obras.
Además siempre defendió el trabajo detrás de las cámaras, por el que realizó un alegato en la entrega del galardón honorífico de la Academia: “Muy a menudo los guionistas son olvidados o ignorados. Son como sombras que pasan por la historia del cine. Sus nombres no aparecen en las críticas, muy pocas veces. Pero aún así, son cineastas. Por eso esta noche me gustaría compartir esta estatua invaluable con todos mis compañeros, los que conozco, los que no conozco, de todo el mundo". Una labor que él realizaba en ocasiones desde la irracionalidad, porque como el propio guionista mismo afirmaba "el inconsciente siempre resulta fundamental, también al escribir. Para que un personaje sea completo, siempre hay que dotarlo de un subconsciente propio. Todo escritor debe conferir zonas oscuras a sus personajes. Y cuando hacen cosas absurdas o impropias de ellos hay que dejarles tomar ese camino imprevisto".
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Si un director ha sido fundamental para su carrera, pese haber conseguido previamente el Oscar en 1962 junto a su compatriota Pierre Étaix por el cortometraje de acción en vivo "Heureux Anniversaire", ese es sin duda Luis Buñuel. Junto a él fue nominado dos veces, sin suerte, a la estatuilla dorada por los trabajos de guión de "El discreto encanto de la burguesía" y "Ese oscuro objeto del deseo / Cet obscur objet du désir". Del mismo había destacado que "trabajar con Buñuel era vivir con Buñuel. Pasábamos tiempo lejos de las ciudades, sin mujeres y sin amigos, encerrados en hoteles, solos los dos", sus numerosas películas fueron posible gracias a la amistad que había entre ambos, que se hacía patente en la pantalla.
No son las únicas veces que ha sido nominado por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas como guionista, también lo fue junto al estadounidense Philip Kaufman por "La insoportable levedad del ser / The Unbearable Lightness of Being" en 1988. Debido a su impecable currículum ha podido escribir para algunos de los nombres más importantes del cine mundial, ligando su imagen a un largometraje de calidad. Algunos de ellos han sido el checo-americano Milos Forman con el que colaboró en la producción de “Valmont” o "Los fantasmas de Goya / Goya's Ghosts", el prolífico francés Louis Malle con el que realizó "¡Viva María! / Viva Maria!", o el alemán Volker Schlöndorff en la obra maestra "El tambor de hojalata / El tambor / Die Blechtrommel".
Con autores de habla hispana ha colaborado con Luis García Berlanga en títulos como "Tamaño natural / Grandeur nature", con Carlos Saura en "Antonieta" y Fernando Trueba en "El artista y la modelo", por lo que su influencia se ha extendido alrededor de todo el globo. Siempre defendió que había que trabajar por el afán de hacer las cosas bien y no para lograr el éxito: "Hoy en día, la gente solo piensa en el éxito, ¿será un éxito o no? En general, cuando trabajas para erigir tu propia estatua, termina rompiéndose". Ese creía que fue una de las causas de haber alcanzado la cima a lo largo de más de 60 años al pie del cañón, algo que es indiscutible teniendo en cuenta el número y la calidad de sus obras.
Además siempre defendió el trabajo detrás de las cámaras, por el que realizó un alegato en la entrega del galardón honorífico de la Academia: “Muy a menudo los guionistas son olvidados o ignorados. Son como sombras que pasan por la historia del cine. Sus nombres no aparecen en las críticas, muy pocas veces. Pero aún así, son cineastas. Por eso esta noche me gustaría compartir esta estatua invaluable con todos mis compañeros, los que conozco, los que no conozco, de todo el mundo". Una labor que él realizaba en ocasiones desde la irracionalidad, porque como el propio guionista mismo afirmaba "el inconsciente siempre resulta fundamental, también al escribir. Para que un personaje sea completo, siempre hay que dotarlo de un subconsciente propio. Todo escritor debe conferir zonas oscuras a sus personajes. Y cuando hacen cosas absurdas o impropias de ellos hay que dejarles tomar ese camino imprevisto".
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