Los Premios Quirino recuerdan a Juan Padrón: Hablamos con su hija, Silvia
- por Jon Apaolaza (La Laguna)-NOTICINE.com
Los premios Quirino recordaron con un homenaje a Juan Padrón, el creador de dos hitos de la animación cubana y latinoamericana, Elpidio Valdés y "Vampiros en La Habana". Su hija, Silvia Padrón, dio a conocer el libro "Mi vida en Cuba", trabajo autobiográfico póstumo del dibujante residente en La Habana, y el centro cultural y recreativo que le estará dedicado, La Manigua, que empezará a levantarse este mismo año. NOTICINE.com habló en exclusiva con ella.
- Me gustaría que me hablara de su padre, pero desde su faceta humana. ¿Cómo era tener un padre así? ¿Estaba muy absorvido por su trabajo? ¿Les descuidaba en cuanto a cariño o tiempo para dedicarles?
No, la verdad es que todo lo contrario. Yo creo que el amor que suscita la obra de mi padre no puede ser ajeno al amor que sembraba esa persona. En mi caso particular, como hija, tuve una suerte tremenda, porque he tenido un padre divertidísimo, y que hacía todas las cosas divertidas. Jugaba contigo. Si había que bañarse, era un juego. Si había que hacer la tarea era un juego. Si había que esperar en una cola, que el Cuba son típicas, pues también eran divertidas. Él tenía esa mezcla de diversión con ternura. Era también un padre muy dedicado. Por ejemplo, cuando yo crecí aún no había computadoras ni nada, y los trabajos prácticos de la escuela se hacían a mano y mi padre me hacía todas las portadas. Si había que recolectar diferentes tipos de metales, él venía conmigo y si había que recolectar hojas también. Hubo una vez en la que él estaba operado de la columna y yo le pedí una cartulina, pero tenía que abrir una gaveta pesada y con poco rodamiento. Lo hizo de todas maneras y se lastimó de nuevo. Para él la paternidad y la vida cotidiana era lo primero. Con mi mamá, como teníamos un solo auto, él esperaba hasta dos tres horas a que terminara en un lugar para recogerla y llevarla. Su ego era uno de los más pequeños que he conocido. Era una persona dedicada también a los demás, con muchísima capacidad creativa, que lo hizo crear esa obra a pesar de que él le dedicaba tiempo a su familia.
- ¿Cree que, hasta cierto punto, les utilizaba para ver si sus chistes funcionaban con los niños y el efecto que tenían?
Sí, claro. Nos contaba a veces, antes de dormir, alguna historia en la que estaba trabajando y también le servía a él para construirla. Por ejemplo, mi hermano una vez le escribió el guión de una historieta y él la dibujó después. En ese momento mi padre estaba falto de inspiración, y mi hermano, que también es muy creativo, creó la historia. Mi hermano ahora es director de cine y conversaban mucho sobre las creaciones. Mi papá era como un niño grande, entonces él jugaba todo el tiempo.
- ¿Cómo era su vida, su familia?
Mi padre tuvo dos hijos, mi hermano y yo. Mi hermano tiene seis años más que yo, es realizador de cine. Tiene una obra importante a nivel documental y otra de ficción que fue muy conocida en Cuba, llamada "Habanastation". Él lleva unos años viviendo en EEUU. La vida de mi papá era muy tranquila y humilde, fuera del foco de la celebridad, en su casa creando. A él lo que le gustaba era estudiar, crear, y tomarse un whisky los sábados.
- Su padre hizo cosas muy diversas. ¿Piensa que, por ejemplo, en un momento dado hace "Vampiros en La Habana" para escapar un poco de la esclavitud de Elpidio Valdés?
Es cierto que llegó un momento en el que ya se cansó de Elpidio Valdés, porque además, no es lo mismo que su primer personaje. Antes de Elpidio Valdés tiene como diez personajes. Además se encontraba constantemente con "iluminados", funcionarios que le decían que esta obra no podía ser publicada. Por ejemplo, con los vampiros, le dijeron que cómo si Cuba había donado su sangre por Vietnam iban a haber historias de vampiros. Él había creado una serie de chistes negros que se llaman "Verdugos", y le dijeron que se notaba que no había sido torturado por la dictadura batistiana y que por eso era capaz de hacer esos chistes sobre la tortura. Hizo otra serie, "Los piojos" y le dijeron que cómo si Cuba quería ser un país lider en salud pública iba a tener unos chistes sobre piojos. Se encontró constantemente con barreras que, en otros casos son comerciales, pero siempre tuvo capacidad para reinventarse. En el caso de "Vampiros en La Habana", era una idea que hacía desde hacía mucho tiempo, incluso antes de Elpidio Valdés y que había llevado en pequeños cortos a la pantalla, hasta que un productor alemán le propuso hacer la película. Le dijo que ya la tenía escrita, cuando no era verdad, aunque la tenía en la cabeza y tuvo que escribir el guión en 28 días. Entonces, él no escapaba del personaje famoso, simplemente se divertía.
- A diferencia de otros artistas e intelectuales cubanos, su padre, a pesar de haber sufrido la cara menos amiga del sistema del país, no se fue nunca y, aún así se mantuvo siempre fiel a los ideales de la Revolución. ¿Cómo vivía la contradicción entre creer en esa utopía que pudo haber sido a convertirse en víctima de algún tipo de censura?
Los creadores siempre se enfrentan a alguien que les dice que lo que están haciendo no es lo correcto, como funcionarios o productores. En el caso de mi papá, su obra rezuma una cubanía total y él se sentía cubano y bien en Cuba más que nada. Además, compartía gran parte de los ideales de la Revolución Cubana. Pero no se quedó en Cuba por una cuestión política o económica, sino porque era su sitio. Él sentía que donde podía aportar y crear, porque dentro de la Revolución también creó muchísimo. Hizo su propia obra, la que a él le gustaba y la que quería.
- ¿El centro cultural La Manigua, dedicado a la obra de Juan Padrón, se construirá definitivamente a pesar de lo mal que va la economía cubana por la pandemia?
Sí, estamos con los preparativos. Tenemos un apoyo importante del Fondo Cubano de Bienes Culturales, que está dentro del Ministerio de Cultura. Estará en el Vedado, si conoces La Habana, cerca de la plaza de la Revolución, por casualidad. Era el espacio que nos enseñaron en el Ministerio, ya que queríamos unas naves. Empieza a construirse este año y se espera que esté en marcha en 2022. Yo seré la persona que lo dirija.
- Además de acabar su autobiografía dibujada, ¿qué más cree que le habría gustado hacer?
El centro cultural creativo La Manigua, aunque ya estaba ideado de antes. Llevaba tiempo trabajando conmigo en la conceptualización. Hicimos el diseño arquitectónico y de contenido. También el proyecto de "El libro del Mambí", que es un libro sobre los diferentes ejércitos implicados en la Independencia cubana, el español, el estadounidense y el manbí, y que incluye texto, fotografía y dibujo. A veces encontraba parte de las historias aquí y allá, y constastaba las fuentes. Algunas historias de Elpidio Valdés estaban basadas en hechos reales, pero él tenía la capacidad de reconvertirlas en algo divertido. La obra en la que él se pone más histórico, "Más se perdió en Cuba" fue la que menos éxito tuvo, ya que faltaba humor.
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- Me gustaría que me hablara de su padre, pero desde su faceta humana. ¿Cómo era tener un padre así? ¿Estaba muy absorvido por su trabajo? ¿Les descuidaba en cuanto a cariño o tiempo para dedicarles?
No, la verdad es que todo lo contrario. Yo creo que el amor que suscita la obra de mi padre no puede ser ajeno al amor que sembraba esa persona. En mi caso particular, como hija, tuve una suerte tremenda, porque he tenido un padre divertidísimo, y que hacía todas las cosas divertidas. Jugaba contigo. Si había que bañarse, era un juego. Si había que hacer la tarea era un juego. Si había que esperar en una cola, que el Cuba son típicas, pues también eran divertidas. Él tenía esa mezcla de diversión con ternura. Era también un padre muy dedicado. Por ejemplo, cuando yo crecí aún no había computadoras ni nada, y los trabajos prácticos de la escuela se hacían a mano y mi padre me hacía todas las portadas. Si había que recolectar diferentes tipos de metales, él venía conmigo y si había que recolectar hojas también. Hubo una vez en la que él estaba operado de la columna y yo le pedí una cartulina, pero tenía que abrir una gaveta pesada y con poco rodamiento. Lo hizo de todas maneras y se lastimó de nuevo. Para él la paternidad y la vida cotidiana era lo primero. Con mi mamá, como teníamos un solo auto, él esperaba hasta dos tres horas a que terminara en un lugar para recogerla y llevarla. Su ego era uno de los más pequeños que he conocido. Era una persona dedicada también a los demás, con muchísima capacidad creativa, que lo hizo crear esa obra a pesar de que él le dedicaba tiempo a su familia.
- ¿Cree que, hasta cierto punto, les utilizaba para ver si sus chistes funcionaban con los niños y el efecto que tenían?
Sí, claro. Nos contaba a veces, antes de dormir, alguna historia en la que estaba trabajando y también le servía a él para construirla. Por ejemplo, mi hermano una vez le escribió el guión de una historieta y él la dibujó después. En ese momento mi padre estaba falto de inspiración, y mi hermano, que también es muy creativo, creó la historia. Mi hermano ahora es director de cine y conversaban mucho sobre las creaciones. Mi papá era como un niño grande, entonces él jugaba todo el tiempo.
- ¿Cómo era su vida, su familia?
Mi padre tuvo dos hijos, mi hermano y yo. Mi hermano tiene seis años más que yo, es realizador de cine. Tiene una obra importante a nivel documental y otra de ficción que fue muy conocida en Cuba, llamada "Habanastation". Él lleva unos años viviendo en EEUU. La vida de mi papá era muy tranquila y humilde, fuera del foco de la celebridad, en su casa creando. A él lo que le gustaba era estudiar, crear, y tomarse un whisky los sábados.
- Su padre hizo cosas muy diversas. ¿Piensa que, por ejemplo, en un momento dado hace "Vampiros en La Habana" para escapar un poco de la esclavitud de Elpidio Valdés?
Es cierto que llegó un momento en el que ya se cansó de Elpidio Valdés, porque además, no es lo mismo que su primer personaje. Antes de Elpidio Valdés tiene como diez personajes. Además se encontraba constantemente con "iluminados", funcionarios que le decían que esta obra no podía ser publicada. Por ejemplo, con los vampiros, le dijeron que cómo si Cuba había donado su sangre por Vietnam iban a haber historias de vampiros. Él había creado una serie de chistes negros que se llaman "Verdugos", y le dijeron que se notaba que no había sido torturado por la dictadura batistiana y que por eso era capaz de hacer esos chistes sobre la tortura. Hizo otra serie, "Los piojos" y le dijeron que cómo si Cuba quería ser un país lider en salud pública iba a tener unos chistes sobre piojos. Se encontró constantemente con barreras que, en otros casos son comerciales, pero siempre tuvo capacidad para reinventarse. En el caso de "Vampiros en La Habana", era una idea que hacía desde hacía mucho tiempo, incluso antes de Elpidio Valdés y que había llevado en pequeños cortos a la pantalla, hasta que un productor alemán le propuso hacer la película. Le dijo que ya la tenía escrita, cuando no era verdad, aunque la tenía en la cabeza y tuvo que escribir el guión en 28 días. Entonces, él no escapaba del personaje famoso, simplemente se divertía.
- A diferencia de otros artistas e intelectuales cubanos, su padre, a pesar de haber sufrido la cara menos amiga del sistema del país, no se fue nunca y, aún así se mantuvo siempre fiel a los ideales de la Revolución. ¿Cómo vivía la contradicción entre creer en esa utopía que pudo haber sido a convertirse en víctima de algún tipo de censura?
Los creadores siempre se enfrentan a alguien que les dice que lo que están haciendo no es lo correcto, como funcionarios o productores. En el caso de mi papá, su obra rezuma una cubanía total y él se sentía cubano y bien en Cuba más que nada. Además, compartía gran parte de los ideales de la Revolución Cubana. Pero no se quedó en Cuba por una cuestión política o económica, sino porque era su sitio. Él sentía que donde podía aportar y crear, porque dentro de la Revolución también creó muchísimo. Hizo su propia obra, la que a él le gustaba y la que quería.
- ¿El centro cultural La Manigua, dedicado a la obra de Juan Padrón, se construirá definitivamente a pesar de lo mal que va la economía cubana por la pandemia?
Sí, estamos con los preparativos. Tenemos un apoyo importante del Fondo Cubano de Bienes Culturales, que está dentro del Ministerio de Cultura. Estará en el Vedado, si conoces La Habana, cerca de la plaza de la Revolución, por casualidad. Era el espacio que nos enseñaron en el Ministerio, ya que queríamos unas naves. Empieza a construirse este año y se espera que esté en marcha en 2022. Yo seré la persona que lo dirija.
- Además de acabar su autobiografía dibujada, ¿qué más cree que le habría gustado hacer?
El centro cultural creativo La Manigua, aunque ya estaba ideado de antes. Llevaba tiempo trabajando conmigo en la conceptualización. Hicimos el diseño arquitectónico y de contenido. También el proyecto de "El libro del Mambí", que es un libro sobre los diferentes ejércitos implicados en la Independencia cubana, el español, el estadounidense y el manbí, y que incluye texto, fotografía y dibujo. A veces encontraba parte de las historias aquí y allá, y constastaba las fuentes. Algunas historias de Elpidio Valdés estaban basadas en hechos reales, pero él tenía la capacidad de reconvertirlas en algo divertido. La obra en la que él se pone más histórico, "Más se perdió en Cuba" fue la que menos éxito tuvo, ya que faltaba humor.
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