Cineasta Adrián Caetano habla sobre su primera experiencia teatral

por © Eduardo Prieto-NOTICINE.com
Caetano debuta en teatro
Caetano debuta en teatro
"Hay algo de volver a viejos valores, de que se acabó el recreo, como si acá hubiera habido una joda increíble". Estas han sido las palabras que el cineasta uruguayo Adrián Caetano en una reciente entrevista para El Observador por el estreno de "La Gayina", su primera experiencia como director de teatro. Se trata de un montaje de la Comedia Nacional, adaptación de uno de los cuentos más icónicos de Horacio Quiroga, que el cineaste intentó infructuosamente llevar primero al cine.

Si alguna vez, en la escuela o donde sea, se han cruzado con "La gallina degollada", el relato de Horacio Quiroga que forma parte de los "Cuentos de amor, de locura y de muerte", hay imágenes que seguro todavía tienen en mente: la baba cayendo de la boca de los hijos del matrimonio Mazzini Ferraz, la sensación de desolación absoluta, la crueldad abrumadora, el golpe al estómago al final y la bilis grasienta y amarga que sube por la tráquea junto con el desenlace fatal. Si algo de todo esto fue parte de su experiencia lectora, que sepan que no son los únicos. El cineasta uruguayo Israel Adrián Caetano, también leyó el cuento en la escuela, que le dejó un trauma para siempre, "Quiroga me traumó, como me traumó la escuela. También me iluminó como las piñas de la maestra. Me enseñó el terror para escapar del horror y la muerte del otro me dio vida", comenta.

Brutal y sórdida, la primera obra de teatro de Caetano no se sale de los carriles por los que ha transitado su carrera, desde aquel despunte de realismo sucio bonaerense en "Pizza, birra, faso", pasando por la salvaje "El otro hermano" y hasta la tremendamente exitosa serie "El marginal". "La Gayina" es una apuesta renovadora del director y la compañía por uno de los textos más abrumadores del autor salteño, y llega para consolidar un presente muy uruguayo para un hombre que se radicó hace décadas en Argentina, el país donde construyó el cuerpo de su obra, y que en los últimos años pegó temporalmente la vuelta.

La ópera prima teatral de Caetano, se estrenó el pasado 24 de junio en Teatro Comedia de Montevideo, pero no es la primera vez que el director ha intentado adaptar el cuento. En 2002 fue convocado por Canal 7 para su ciclo Visionario, una coproducción con el INCAA (entonces presidido por José Miguel Onaindia), con producción de Pablo Culell.



Sobre su experiencia dirigiendo teatro, Caetano comenta que dirigir cine y dirigir teatro son dos cosas completamente distintas, pues en teatro, una vez empieza la función, no puede dar indicaciones o cortar la obra: "Cada función que veo es diferente, pero estoy rezando y cruzando los dedos para que nadie se equivoque, para que todo salga bien. Es como estar todo el tiempo haciendo una película y montándola. Y no te podés meter al escenario. El teatro es vertiginoso, pero ya me estoy acostumbrando".

También afirma que la hora de dirigir la función, "tuve toda la libertad para dirigir. La Comedia incluso hizo un esfuerzo enorme y contrató a cuatro niños, porque no hay un elenco estable infantil. Eso fue una inversión de presupuesto, de tiempo y de gestión grandísima. Yo no me quería resignar con ese punto, yo quería niños, incluso quería trabajar con niños con discapacidad intelectual, pero eso ya era más difícil".

En cuanto a cómo fue el proceso de adaptación, afirma: "Yo ya tenía un guion de película con 'La gallina degollada' y otros cuentos de Quiroga que estaban incluidos dentro de la trama, como 'El almohadón de plumas'. Tenía casi cien páginas escritas, Quiroga siempre me atrajo para trabajar desde el audiovisual, tiene un imaginario propio que me parece súper alucinante. Pero bueno, había escrito ese guion, lo había presentado acá en todos los fondos que pude y nunca tuve suerte. Y cuando Gabriel Calderón (responsable de la Comedia Nacional) me llamó lo que hice fue adaptarlo a una obra de teatro".

Sobre las sensaciones que quería transmitir al espectador con la obra, Caetano cuenta que "me acuerdo de que Calderón al principio me decía: ‘salgo con la angustia, no es un terror que me asuste, sino que es algo angustiante'. La obra te entra por lo físico y trabajé en ese sentido. En un momento pensé que si provocaba eso no había que torcer el rumbo, o sea, estoy abierto a que lo que sucede conviene. Yo no soy un gran dramaturgo, no sé escribir teatro, pero quería provocar algo".

Para finalizar, Caetano afirma que dirigir teatro, es lo más cansado que ha hecho nunca. "Me cansó más que un rodaje. Fuero tres meses de ensayo casi todos los días, incluso los sábados, los domingos, me agoté. Eso me lo cobró la edad, no tengo 23 años como cuando hicimos "Pizza, birra, faso", no tengo esa fuerza. Pero está el mismo vértigo, eso es lo más lindo. El vértigo y la inseguridad que, por lo menos a mí, refuerza el trabajo", sostiene.

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