Carta abierta de las asociaciones de directores a documentalistas independientes
- por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
10-VIII-07
Por DAC (*)
Desde hace un tiempo los documentalistas nucleados en entidades como DAC (Directores Argentinos Cinematográficos), PCI (Proyecto de Cine Independiente), DIC (Directores Independientes de Cine) y la flamante ADN (Núcleo de Documentalistas de Argentina), así como otros que prefieren mantenerse prescindentes o independientes respecto del acto de asociarse, venimos soportando una campaña de Doca (Documentalistas Argentinos) que incurre en falsedades y desinformaciones. Cuando empezaron estas mentiras creímos que responderlas era darle una entidad inmerecida a quienes la llevan adelante.
Pero como es conocida la efectividad del dicho "miente que siempre algo queda" nos parece importante dar a conocer algunos datos, para que no se sigan aprovechando de la buena fe y de la falta de información de mucha gente que está alejada de la actividad cinematográfica local, como así también de la de muchos realizadores y estudiantes que a pesar de estar en la lista de socios de Doca no cuentan con la información necesaria para sacar conclusiones propias. Es muy fácil hacer circular mails que resulten seductores para los sectores progresistas interesados en la cultura, sobre todo si contienen un tono de denuncia virulenta y están escritos desde la victimización. Mucho más interesante, aunque también mucho más difícil, sería que esos discursos no estén basados en la desinformación y en la manipulación de la buena fe y que estuvieran sostenidos en datos reales que los avalen.
Doca está inscripta en la Inspección General de Justicia como "Asociación de Directores y Productores de Cine Documental Independiente". Sin embargo, para ser socio activo de esta asociación alcanza con haber trabajado en cualquier rol, en CUALQUIER documental que haya sido proyectado en CUALQUIER festival (para ver el estatuto de Doca registrado en la IGJ y su reglamento de admisión de socios, referirse a su propia web). Esto implica, por ejemplo, que alguien que hizo una entrevista en un pequeño corto documental de una materia del colegio secundario que fuera proyectado en algún festival barrial, ya puede ser miembro de Doca (como de hecho ocurre). Esto se traduce directamente en que esta asociación, legalmente de directores y productores, esté compuesta en su gran mayoría por personas que no han dirigido ni producido ninguna película.
Esta contradicción entre el registro legal de la asociación y su reglamento de socios no es ético. Y tampoco legal. Así es como Doca viene conformando con facilidad y rapidez un padrón que, según ellos, es de 140 socios. Al mismo tiempo, la comisión directiva de Doca hace envíos masivos de mails en los que "ilustran" con gráficos la representatividad de las otras asociaciones pero no pueden respaldarlos con NINGUNA cifra que corresponda a un dato de la realidad. Si las asociaciones DAC, PCI, ADN y DIC, conformadas por directores y productores, incluyeran entre sus socios a los técnicos y otros trabajadores que participaron en sus películas (como hace Doca), la cantidad total de socios implicaría una cifra de muchos cientos de personas.
Otra muestra de mala fe destinada a confundir a la opinión pública en su favor es que aducen que el nuevo plan de fomento para el cine documental se produce por su exclusiva gestión. Lejos de ser un logro de esta asociación, es el fruto de conversaciones y del trabajo que durante meses las entidades DAC, PCI y ADN nucleadas como Comisión de Documentalistas (CD) llevaron adelante con las autoridades. Con posterioridad al comienzo de ese trabajo, Doca comenzó también a hacer sus propuestas. Algunas de las características del Plan de Fomento aprobado por el INCAA son el resultado de exigencias comunes a todas las asociaciones, incluida Doca. Sin embargo esta última afirma que el plan de fomento es de su autoría, cuando en realidad, muy pocas de las exigencias elaboradas de manera exclusiva por Doca quedaron finalmente en el plan (existe en el INCAA toda la documentación probatoria de esto que se afirma y que da cuenta de todo lo actuado por la CD.).
Doca acusa a los miembros de todas las asociaciones de hacer un "cine industrial", con contenidos "guiados por las leyes del mercado", producidos de modo "obsoleto". Para desmentir esto alcanza con ver la diversidad de películas, directores y productores cuyos nombres se leen al pie de este texto, ninguno de ellos miembro de Doca.
Doca propone un modo de producción de bajísimo presupuesto, con equipos reducidos y sin ninguna de las formalidades que exige cualquier emprendimiento en el que se manejen considerables cifras de dinero provenientes del estado, como ser un registro contable, pago de impuestos, etc. Este esquema de producción militante es válido y se han hecho muchas películas muy valiosas de este modo, aquí y en otras partes del mundo. Pero no es ese el único tipo de producción de cine documental que existe y mucho menos la tendencia mundial. Nuestro Instituto de Cine puede apoyar ese tipo de producción pero sin descuidar que el cine es también un trabajo para miles de personas y lo será para muchos de los 16.000 estudiantes de cine que hay en nuestro país. Doca alude una y otra vez al éxito y al prestigio internacional que vienen obteniendo los documentales argentinos en el último tiempo y es interesante ver cómo fueron producidos y quienes fueron los autores de estos documentales: casi la totalidad de esas películas no pertenece a Doca.
La denominación "cine documental" es amplia y puede referirse a muy distintos tipos de cine. Y es en esta amplitud donde reside una de las mayores riquezas de esta práctica cinematográfica que ocupa hoy, mundialmente, un lugar privilegiado en el ámbito de quienes exploran nuevos rumbos, nuevos temas y nuevos lenguajes para el cine. Los documentales deben su poder precisamente a la diversidad tanto de los temas como de las formas cinematográficas que involucran. El tipo de cine militante que la agrupación Doca propone es un tipo de cine documental entre muchos otros.
Por todo esto consideramos que no es ético ni pluralista ni democrático que Doca ataque de manera burda, sistemática y grotesca a todos los documentalistas que no son miembros de su asociación; ni es ético esgrimir una falsa representatividad de directores y productores de cine documental; ni es tampoco ético pretender tener mayoría propia en el comité que evaluará TODOS los proyectos de documentales que aspiren a recibir un subsidio del INCAA. Todas las entidades mencionadas propusieron nombres de miembros con sobrada experiencia y capacidad para la conformación del futuro Comité de Evaluación para los proyectos de films documentales, aprobando desde luego que un miembro de Doca formara parte del mismo para representar las demandas de ese sector. Como respuesta Doca boicoteó uno a uno todos los intentos por definir este Comité por el solo hecho de creer que le correspondía tener la mayoría de los miembros del mismo, desestimando a todos los otros posibles integrantes, acusando gratuitamente y sin pruebas, y negando la actuación profesional y artística de las personas propuestas y con ello también de los documentalistas que avalaron esos nombres propuestos para el Comité. Si, como la propia agrupación Doca argumenta, lo que se busca es que el futuro comité sea pluralista y que contemple a todos los documentalistas, ¿cómo es posible pensar en un comité donde Doca tenga 3 de los 5 miembros, es decir la absoluta mayoría?
Negar el trabajo de los realizadores que abajo se mencionan, atribuyéndose una ética y un sentido de lo político único y exclusivo, es no solo una posición infantil sino una falta de respeto al trabajo y a la trayectoria de muchos años de todos ellos.
(*) La directiva de DAC envió la carta reproducida, en representación de PCI, DIC y ADN, asociaciones que nuclean a directores como Tristán Bauer, David Blaustein, Andrés Di Tella, Carmen Guarini, Paula Hernández, Marcelo Céspedes y Jorge Gaggero, entre otros.
Por DAC (*)
Desde hace un tiempo los documentalistas nucleados en entidades como DAC (Directores Argentinos Cinematográficos), PCI (Proyecto de Cine Independiente), DIC (Directores Independientes de Cine) y la flamante ADN (Núcleo de Documentalistas de Argentina), así como otros que prefieren mantenerse prescindentes o independientes respecto del acto de asociarse, venimos soportando una campaña de Doca (Documentalistas Argentinos) que incurre en falsedades y desinformaciones. Cuando empezaron estas mentiras creímos que responderlas era darle una entidad inmerecida a quienes la llevan adelante.
Pero como es conocida la efectividad del dicho "miente que siempre algo queda" nos parece importante dar a conocer algunos datos, para que no se sigan aprovechando de la buena fe y de la falta de información de mucha gente que está alejada de la actividad cinematográfica local, como así también de la de muchos realizadores y estudiantes que a pesar de estar en la lista de socios de Doca no cuentan con la información necesaria para sacar conclusiones propias. Es muy fácil hacer circular mails que resulten seductores para los sectores progresistas interesados en la cultura, sobre todo si contienen un tono de denuncia virulenta y están escritos desde la victimización. Mucho más interesante, aunque también mucho más difícil, sería que esos discursos no estén basados en la desinformación y en la manipulación de la buena fe y que estuvieran sostenidos en datos reales que los avalen.
Doca está inscripta en la Inspección General de Justicia como "Asociación de Directores y Productores de Cine Documental Independiente". Sin embargo, para ser socio activo de esta asociación alcanza con haber trabajado en cualquier rol, en CUALQUIER documental que haya sido proyectado en CUALQUIER festival (para ver el estatuto de Doca registrado en la IGJ y su reglamento de admisión de socios, referirse a su propia web). Esto implica, por ejemplo, que alguien que hizo una entrevista en un pequeño corto documental de una materia del colegio secundario que fuera proyectado en algún festival barrial, ya puede ser miembro de Doca (como de hecho ocurre). Esto se traduce directamente en que esta asociación, legalmente de directores y productores, esté compuesta en su gran mayoría por personas que no han dirigido ni producido ninguna película.
Esta contradicción entre el registro legal de la asociación y su reglamento de socios no es ético. Y tampoco legal. Así es como Doca viene conformando con facilidad y rapidez un padrón que, según ellos, es de 140 socios. Al mismo tiempo, la comisión directiva de Doca hace envíos masivos de mails en los que "ilustran" con gráficos la representatividad de las otras asociaciones pero no pueden respaldarlos con NINGUNA cifra que corresponda a un dato de la realidad. Si las asociaciones DAC, PCI, ADN y DIC, conformadas por directores y productores, incluyeran entre sus socios a los técnicos y otros trabajadores que participaron en sus películas (como hace Doca), la cantidad total de socios implicaría una cifra de muchos cientos de personas.
Otra muestra de mala fe destinada a confundir a la opinión pública en su favor es que aducen que el nuevo plan de fomento para el cine documental se produce por su exclusiva gestión. Lejos de ser un logro de esta asociación, es el fruto de conversaciones y del trabajo que durante meses las entidades DAC, PCI y ADN nucleadas como Comisión de Documentalistas (CD) llevaron adelante con las autoridades. Con posterioridad al comienzo de ese trabajo, Doca comenzó también a hacer sus propuestas. Algunas de las características del Plan de Fomento aprobado por el INCAA son el resultado de exigencias comunes a todas las asociaciones, incluida Doca. Sin embargo esta última afirma que el plan de fomento es de su autoría, cuando en realidad, muy pocas de las exigencias elaboradas de manera exclusiva por Doca quedaron finalmente en el plan (existe en el INCAA toda la documentación probatoria de esto que se afirma y que da cuenta de todo lo actuado por la CD.).
Doca acusa a los miembros de todas las asociaciones de hacer un "cine industrial", con contenidos "guiados por las leyes del mercado", producidos de modo "obsoleto". Para desmentir esto alcanza con ver la diversidad de películas, directores y productores cuyos nombres se leen al pie de este texto, ninguno de ellos miembro de Doca.
Doca propone un modo de producción de bajísimo presupuesto, con equipos reducidos y sin ninguna de las formalidades que exige cualquier emprendimiento en el que se manejen considerables cifras de dinero provenientes del estado, como ser un registro contable, pago de impuestos, etc. Este esquema de producción militante es válido y se han hecho muchas películas muy valiosas de este modo, aquí y en otras partes del mundo. Pero no es ese el único tipo de producción de cine documental que existe y mucho menos la tendencia mundial. Nuestro Instituto de Cine puede apoyar ese tipo de producción pero sin descuidar que el cine es también un trabajo para miles de personas y lo será para muchos de los 16.000 estudiantes de cine que hay en nuestro país. Doca alude una y otra vez al éxito y al prestigio internacional que vienen obteniendo los documentales argentinos en el último tiempo y es interesante ver cómo fueron producidos y quienes fueron los autores de estos documentales: casi la totalidad de esas películas no pertenece a Doca.
La denominación "cine documental" es amplia y puede referirse a muy distintos tipos de cine. Y es en esta amplitud donde reside una de las mayores riquezas de esta práctica cinematográfica que ocupa hoy, mundialmente, un lugar privilegiado en el ámbito de quienes exploran nuevos rumbos, nuevos temas y nuevos lenguajes para el cine. Los documentales deben su poder precisamente a la diversidad tanto de los temas como de las formas cinematográficas que involucran. El tipo de cine militante que la agrupación Doca propone es un tipo de cine documental entre muchos otros.
Por todo esto consideramos que no es ético ni pluralista ni democrático que Doca ataque de manera burda, sistemática y grotesca a todos los documentalistas que no son miembros de su asociación; ni es ético esgrimir una falsa representatividad de directores y productores de cine documental; ni es tampoco ético pretender tener mayoría propia en el comité que evaluará TODOS los proyectos de documentales que aspiren a recibir un subsidio del INCAA. Todas las entidades mencionadas propusieron nombres de miembros con sobrada experiencia y capacidad para la conformación del futuro Comité de Evaluación para los proyectos de films documentales, aprobando desde luego que un miembro de Doca formara parte del mismo para representar las demandas de ese sector. Como respuesta Doca boicoteó uno a uno todos los intentos por definir este Comité por el solo hecho de creer que le correspondía tener la mayoría de los miembros del mismo, desestimando a todos los otros posibles integrantes, acusando gratuitamente y sin pruebas, y negando la actuación profesional y artística de las personas propuestas y con ello también de los documentalistas que avalaron esos nombres propuestos para el Comité. Si, como la propia agrupación Doca argumenta, lo que se busca es que el futuro comité sea pluralista y que contemple a todos los documentalistas, ¿cómo es posible pensar en un comité donde Doca tenga 3 de los 5 miembros, es decir la absoluta mayoría?
Negar el trabajo de los realizadores que abajo se mencionan, atribuyéndose una ética y un sentido de lo político único y exclusivo, es no solo una posición infantil sino una falta de respeto al trabajo y a la trayectoria de muchos años de todos ellos.
(*) La directiva de DAC envió la carta reproducida, en representación de PCI, DIC y ADN, asociaciones que nuclean a directores como Tristán Bauer, David Blaustein, Andrés Di Tella, Carmen Guarini, Paula Hernández, Marcelo Céspedes y Jorge Gaggero, entre otros.